jueves, 6 de septiembre de 2018

Si no eres feliz, no gustas ni a las cabras

·      Descubren que estos animales, al igual que perros o caballos, son capaces de distinguir las emociones en los rostros humanos y sí, prefieren a la gente contenta
Esta cabra parece encantada junto al investigador Alan McElligott - Alan McElligott
A no ser que viva en el campo uno no suele encontrarse con cabras muy a menudo, pero si se da el caso, sonría. Puede convertirse en su persona favorita. Investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres con ganas de saber lo que piensan las cabras aseguran que estos animales pueden diferenciar entre las expresiones faciales humanas, de forma similar a como lo hacen los perros o los caballos, y prefieren, cómo no, interactuar con aquellas personas que parecen felices. ¿Ningunea el estudio? ¿Cree que es una broma? Seguro que usted no es pastor.
La cabra Bernard prefiere la cara sonriente- Christian Nawroth
La investigación, publicada en la revista Royal Society Open Science, implica que no solo los animales con una larga historia de domesticación como acompañantes pueden percibir las emociones en nuestro rostro. Si su perro sabe cuándo está contento, una cabra también. En su experimento, el equipo mostró a 20 cabras del santuario británico Buttercups en Kent pares de imágenes de los mismos individuos con expresiones positivas (felices) y negativas (enojadas) en una escala de grises.
El equipo descubrió que las cabras preferían mirar e interactuar con las caras felices de las fotografías, de forma que se acercaban a ellas con confianza y las exploraban con sus hocicos. Este fue particularmente el caso cuando las caras felices se colocaron a la derecha del campo de pruebas, lo que sugiere que las cabras usan el hemisferio izquierdo de sus cerebros para procesar las emociones positivas.
Cabras en el Santuario de Buttercups - Christian Nawroth
«El estudio tiene implicaciones importantes sobre cómo interactuamos con el ganado y otras especies, porque las habilidades de los animales para percibir las emociones humanas podrían estar extendidas y no limitarse solo a las mascotas», apunta Alan McElligott, autor principal de la investigación.
«Ya sabíamos que las cabras están muy en sintonía con el lenguaje corporal humano, pero no sabíamos cómo reaccionan a las diferentes expresiones emocionales humanas, como la ira y la felicidad. Aquí, mostramos por primera vez que las cabras no solo distinguen entre estas expresiones, sino que también prefieren interactuar con las felices», subraya el también autor Christian Nawroth.
En la misma línea, para la coautora Natalia Albuquerque, de la Universidad de Sao Paulo, «nuestros resultados abren nuevos caminos para comprender la vida emocional de todos los animales domésticos». Así que no sea un amargado y sonría a las cabras.

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