jueves, 8 de julio de 2021

Un puerto marítimo colgado de un acantilado, obra maestra de la ingeniería

Porto Flavia, una rareza de la ingeniería, se construyó en 1924 en el sur de Cerdeña incrustado en la montaña

Flavia, al sur de Cerdeña
¿Alguien ha visto algún puerto marítimo incrustado de alguna manera en la pared de un acantilado? Es difícil de imaginar, pero existe uno en el suroeste de Cerdeña, en el municipio de Iglesias, y se llama Porto Flavia. Los italianos lo consideran una de las maravillas de esta isla mediterránea porque este monumento arqueológico industrial no sólo recuerda la dura historia de los mineros que trabajaron en su interior, sino que brinda también una espectacular vista de esta encantadora costa bañada por el Mar de Masua que preside el 'Pan de Azúcar' sardo, un espolón rocoso que emerge del mar con sus 133 metros de altura.
Este enclave natural, que es uno de los farallones más grandes de Cerdeña, se sitúa junto al antiguo cargadero de Porto Flavia y fue utilizado como un insólito puerto incrustado en la montaña horadada que revolucionó el transporte en las minas de plomo, plata y zinc, entre otros muchos metales, y dio durante mucho tiempo trabajo a los habitantes de este hermoso rincón de la isla. Esta obra maestra de la ingeniería mejoró las condiciones laborales de los mineros y redujo el tiempo y los costes de transporte del mineral. Su aparición fue absolutamente revolucionaria porque antes de la construcción de este puerto, suspendido entre el cielo y el mar, los minerales se cargaban a mano en pequeños veleros y se transportaban al puerto de Carloforte desde donde los grandes barcos partían para distribuirlos en todo el mundo.
El ingenioso diseñador quiso ponerle el nombre de su hija Flavia y lo mantuvo a pesar de que la actividad del puerto concluyó en la década de los 60 del pasado siglo
Porto Flavia fue inaugurado en 1924 después de dos años de trabajo para excavar la roca y abrir un boquete en el final de la galería con una explosión. A partir de ese momento, los minerales de Masua eran llevados en un ferrocarril de vía estrecha dentro del acantilado y se cargaban en vagonetas hasta unos gigantescos silos que almacenaban más de mil toneladas de mineral. Posteriormente se descargaban con unas compuertas al fondo sobre una línea de producción que arrastraba la carga hasta la fachada del acantilado. En la última fase del proceso los minerales eran transportados directamente a las bodegas de los barcos gracias a un sistema de cintas transportadoras de unos 16 metros que diseñó el ingeniero Cesare Vicilli junto a un brazo mecánico que permitía desde el mismo acantilado trasladar la producción hasta las embarcaciones ancladas a los pies de la montaña. El ingenioso diseñador de la obra quiso ponerle el nombre de su hija Flavia y lo mantuvo a pesar de que la actividad del puerto concluyó en la década de los 60 del pasado siglo.

Zona de playas en Porto Flavia
Hoy Porto Flavia se ha convertido en una atracción turística del sur sardo, protegida por la Unesco, pues se puede visitar gran parte de su interior con la protección de un casco (el precio de la entrada es de 10 euros). Durante la visita guiada se atraviesa la galería superior para llegar a la terraza desde la que se divisa una panorámica presidida por el 'Pan de Azúcar', un farallón muy vistoso especialmente al atardecer, que cuenta con dos arcos muy atractivos. Se accede a esta gran roca en lancha desde las cercanas playas de Masua.
Partiendo de Porto Flavia queda muy cerca la isla de Sant’Antioco, la cuarta en tamaño de Italia tras Sicilia, Cerdeña y Elba. La isla destaca, sobre todo, porque en su pueblo más importante se halla la Basílica de Sant’Antioco, dedicada a patrón de Cerdeña. En su interior pueden visitarse las catacumbas formadas por varias cámaras funerarias que fueron utilizadas por los cristianos entre los siglos II y VII. En una de ellas fue encontrada la de San Antioco, condenado por los romanos a trabajar en las minas de plomo cercanas por no renunciar a su fe. En este pueblo situado a 87 kilómetros de Cagliari existen otras cuevas de origen púnico, que sirvieron de refugio a sus ciudadanos durante las invasiones árabes y de humilde vivienda para los más pobres durante el siglo XX. Hablamos de una isla de pescadores del atún y del pulpo y todavía hoy faenan unos 800 barcos en sus costas. Alguno de ellos organiza excursiones rodeando la isla con lección de pesca y comida preparada con las capturas del tour por 60 euros.
Javier Carrión
https://www.abc.es/viajar/destinos/europa/abci-cerdena-puerto-maritimo-colgado-acantilado-obra-maestra-ingenieria-202106141600_noticia.html

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