Existen múltiples aplicaciones para móvil que pretender revelar afinidades y la posible atracción entre personas al instante. Son las celestinas del siglo XXI, decididas a saltarse todas las etapas del cortejo tradicional. A través de Tinder, por ejemplo, se puede ver fotos de Facebook de gente socialmente cercana. El usuario selecciona la imagen de la persona con la que esta interesado y, si esta tiene la aplicación y hace lo propio, los pondrá en contacto. En cambio, para aquellos que vivan una cita cara a cara como un mal trago, existe Grouper, una app que organiza reuniones entre usuarios afines en grupos de seis.
También utiliza Facebook que gente es similar en cuanto a edad, educación o intereses. Lovoo, por su parte, utiliza las coordenadas GPS para conectar a personas cercanas geográficamente. La afinidad también se mide con fotos y, si hay interés mutuo, se habilita un chal a dos entre los interesados. Una función muy similar cumple Grindr, en este caso destinada al público homosexual, colectivo en el que ha tenido una enorme aceptación. Por supuesto, todas las aplicaciones ponen énfasis en un aspecto: máxima discreción. Porque, al fin y al cabo, los protocolos sociales aun no se han extinguido del todo.
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