martes, 24 de marzo de 2015

El beso de Singapur, el olvidado truco que provoca superorgasmos

Si se nos pregunta qué podemos hacer para mejorar nuestra vida sexual, probablemente pensaremos en todos esos trucos que han terminado por convertirse en lugares comunes, como prolongar los preliminares, probar alternativas tan, ejem, arriesgadas como el sexo oral o el anal, disfrazarse de alguna cosa ridícula o, últimamente, darse unos cachetes gracias a 50 sombras de Grey. En lo que raramente repararemos es en algunas técnicas milenarias como la del pompoir y su variante árabe, el kabazza.
El sexo tiene que ver con la fricción, y de ahí la obsesión que muchas mujeres –y hombres– tienen por el tamaño de los penes. Se entiende que, a más tamaño (preferiblemente grosor a longitud), mayor será la satisfacción. Dicho pensamiento se encuentra en la base del conocido como pompoir o, más poéticamente, el beso de Singapur (o, de forma más elusiva, el toque de flauta).
© Proporcionado por El Confidencial
¿En qué consiste? Se trata, básicamente, de una técnica sexual en la que la mujer utiliza su vagina para estimular el pene del hombre como si lo estuviese succionando. De ahí su nombre, pompoir, que en francés sería algo así como “chupadora”: la vagina produce un efecto semejante al de la boca durante el sexo oral. En lugar de moverse cabalgando o embistiendo, la pareja permanece quieta y ella utiliza el músculo pubocoxígeo para estimular la erección masculina, lo que se traduce en orgasmos más intensos tanto para él como para ella……
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Héctor G. Barnés

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