El sexo tiene que ver con la
fricción, y de ahí la obsesión que muchas mujeres –y hombres– tienen por el
tamaño de los penes. Se entiende que, a más tamaño (preferiblemente grosor a
longitud), mayor será la satisfacción. Dicho pensamiento se encuentra en la
base del conocido como pompoir o, más poéticamente, el beso de Singapur (o, de
forma más elusiva, el toque de flauta).
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¿En qué consiste? Se trata,
básicamente, de una técnica sexual en la que la mujer utiliza su vagina para
estimular el pene del hombre como si lo estuviese succionando.
De ahí su nombre, pompoir, que en francés sería algo así como “chupadora”: la
vagina produce un efecto semejante al de la boca durante el sexo oral. En lugar
de moverse cabalgando o embistiendo, la pareja permanece quieta y ella utiliza
el músculo
pubocoxígeo para estimular la erección masculina, lo que se
traduce en orgasmos más intensos tanto para él como para ella……
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Héctor G. Barnés
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