hotel Book and Bed de Tokio, sin duda alguna, se podría erigir
como nuestro favorito.
Nos encantan todos los hoteles temáticos relacionados con la
literatura, pero el
Y es que aquí, los libros no forman parte
de un atrezzo,
ni las habitaciones se limitan a poner fotos de escritores por aquí y por allá,
sino que se trata de una experiencia en la que lectura y alojamiento realmente
se funden.
Porque en este hotel
no ofrecen cómodos colchones, sábanas suaves, una fantástica iluminación o la
mejor climatización, ofrecen algo mucho mejor: 1.700 libros y cómics (en
japonés, pero también en inglés, para que los extranjeros puedan disfrutar del
hotel). Los libros son los verdaderos protagonistas del hotel, y solo
detrás de una gran librería de madera, donde reposan los diferentes volúmenes,
se pueden hallar, semiescondidas, las 30 camas que están disponibles en el lugar,
cada una con su enchufe, lámpara y cortina para poder tener cierta privacidad.
El propio hotel se define como una “librería-alojamiento“,
aunque los libros, eso sí, no
están a la venta. El objetivo es que los huéspedes lean antes de dormir y que además, compartan ese
momento mágico en el que los ojos se cierran, pero la voluntad lo único que
desea es leer una página más. Un espacio mucho más interesante que cualquier hotel convencional,
aunque también más caro: cuesta unos 50 euros la noche (tal y como se puede
comprobar en Booking, donde tiene un 8,7 de nota). A uno puede traerle ciertas
reminiscencias del estilo de la librería parisina Shakespeare
& co, pero
aquí no hace faltar fingir ser un escritor novel para encontrar un sitio.
Desde su apertura, en
noviembre del pasado año, el lleno es habitual, y los huéspedes son tanto
extranjeros y japoneses de otras ciudades como los propios habitantes de Tokio
que quieren saber cómo se siente uno al dormir en un hotel-librería (cosa
que podemos entender perfectamente). Además, entre las obras disponibles en
inglés se encuentran muchos clásicos japoneses y también literatura actual
nipona, por lo que es una estupenda manera de aproximarse a la literatura del país in situ.
Sin duda un hotel a exportar,
porque lo único que se le puede echar en cara a este alojamiento es que ir
hasta Tokio solo para probarlo ¡resulta un poco caro!
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