Por fin existe el lugar que
tantos hombres estaban esperando y se llama, ejem, Café Fellatio. Porque cuando
tienes claro eso que los expertos en marketing llaman el “valor añadido” de tu
negocio, no
es necesario trabajar demasiado el 'naming'. Y puedes ahorrar
mucho en publicidad. Con el letrero en la puerta y la atención de los
medios, ya tienes mucho ganado.
La iniciativa es suiza y ha
aparecido en el periódico 'Le Matin'. Bradley Charvet, de la empresa de
'escorts' FaceGirl, ha explicado que llevan unos meses madurando —es un decir—
la idea, tomada de Tailandia, ese salvaje oeste del turismo sexual.
Más seguro que intentar
ligar en una cafetería.
La auténtica 'relaxing cup de
café con leche'
Con tantos altos ejecutivos y
políticos internacionales reuniéndose lejos de sus familias, tanto tiempo
muerto entre el 'check in' y 'check out' del hotel de lujo y tantos miles de
euros en dietas —en Ginebra está la sede de la ONU, la
OIT, el Comité Internacional de la Cruz Roja, el Foro
Económico Mundial o la
Comisión Económica para Europa— parece el lugar idóneo para
este modelo de negocio. Se acabó el verse obligado a cerrar acuerdos
decisivos en países asiáticos a desmano y donde el café es mucho peor.
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Un café fuertecito
Los clientes entrarán,
pedirán un café y en vez de llevarles una pastita o una previsible chocolatina suiza
el servicio les dará una 'tablet' donde podrán visualizar cómodamente la otra
parte del menú. Es un negocio redondo porque no se pierde tiempo en quitarse y
ponerse prendas y en unos minutos el cliente sale renovado y más despierto que
de un burdel al uso, gracias a la cafeína. Esto sí es una 'relaxing cup de café
con leche' y no las de Ana Botella en la Plaza Mayor de Madrid.
La iniciativa es suiza, de una empresa de 'escorts' inspirada por
establecimientos en Tailandia
Será, eso sí, un café más
caro de lo normal. Unos 60 francos suizos, que son unos 65 euros.
Alguien acostumbrado a ver
los problemas de una trabajadora sexual media podría llegar a considerar esta
variación como mejor, más segura y físicamente menos, pero ya se sabe que lo
repetitivo puede ser psicológicamente muy duro. Además está la sensación
de ser aún
más accesoria que en la prostitución propiamente dicha,
un añadido tan poco valioso como la taza en la que viene el café. Desde el
punto de vista de la 'masajista', este lugar puede tener lo peor de la
hostelería tradicional y lo peor de una cadena de montaje.
¿Es legal?
Es posible que sí, si se
inscribe como “salón erótico” de la forma correcta. En Suiza la
prostitución es legal desde los años 40, pero está muy regulada y hay que pagar
tasas y tener permisos aunque se ejerza de forma independiente. Hasta hace
poco, incluso era legal contratar a chicas para servicios sexuales desde los 16
años, pero esto cambió gracias a acuerdos para evitar la explotación de menores
en armonía con el criterio muy mayoritario al respecto en la Unión Europea, donde
la frontera está en los 18.
Grégoire Théry, de la Coalición Internacional
para la Abolición
de la Prostitución,
lo considera una forma más de esclavitud
Sin embargo, lo que no está
permitido en Suiza es el proxenetismo, y lógicamente las voces que abogan por
evitar la mercantilización del sexo, como Grégoire Théry, director
ejecutivo de la
Coalición Internacional para la Abolición de la Prostitución, lo han
considerado una forma más de esclavitud. Antes de que la apertura sea efectiva
el Departamento Suizo para la
Seguridad y la
Economía tendrá que pronunciarse.
Si eres liberal, heterosexual
y vas a viajar a Ginebra próximamente, quizá te encuentres con un 'mamading' de lujo,
profesional y sin rodeos. El sexo como moneda de cambio,
siempre mejor en la próspera Europa.
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