La doctora Shirley
Zussman recibió hace poco a una nueva paciente de 25 años en su consulta
del Upper East Side. “Había acudido a otros terapeutas en Nueva York, pero
sentía que sabía más de lo que ellos sabían”, ha explicado a New York Post.
“Así que estaba contenta de ver a alguien con más experiencia”. Porque, desde
luego, si de algo anda sobrada Zussman es de experiencia. Ha cumplido 100 años, pero sigue recibiendo
doce visitas semanales en su clínica. Es la sexóloga en activo más
veterana del mundo.
Durante los 50 años que ha ejercido como terapeuta, Zussman ha sido testigo de la legalización de
la píldora anticonceptiva (justo cuando empezó a trabajar, en los años
60), la epidemia de sida que asoló Nueva York en los 80 y el auge, en los
últimos años, del porno en internet y los sitios de citas.
No creo que del sexo casual de hoy en día sea más
frenético que en los 60La doctora fue discípula en los 60 del matrimonio Masters y Johnson –los pioneros del estudio de la sexología humana–y su marido, León, fue uno de los primeros ginecólogos que práctico abortos legales en la ciudad de los rascacielos. Durante sus 100 años de vida ha visto de todo. Quizás por eso, no se escandaliza demasiado por la aparente frivolidad de las relaciones sexuales de hoy en día –“no creo que del sexo casual de hoy en día sea más frenético que en los 60”, ha explicado en Time–. Pero sí anda más preocupada por el impacto que las nuevas tecnologías pueden tener en las relaciones de pareja.
Después de de pasar toda una (larga) vida, atendiendo a personas con problemas sexuales, y aprendido de los más grandes terapeutas de nuestro tiempo, estas son las principales lecciones que Zussman ha aprendido sobre el sexo, las relaciones de pareja y el amor.
1. El sexo no es sólo el coito
“Las parejas de hoy en día suelen tener el mismo
problema”, asegura Zussman en NYP. “Existe una necesidad de éxito en las
relaciones sexuales, de la forma en que se entiende el éxito en el trabajo
o los estudios. El sexo se ha convertido en una competición. Tienes que ser
bueno en la cama. Esta necesidad
provoca tensión y ansiedad, y no nos deja sentir. La gente ve el sexo
como un coito no como una amplia gama de experiencias. La gente orienta el sexo
a la consecución de un objetivo”.
2. Para ser un buen amante hay que ser buen compañero
En opinión de Zussman, la mayor aportación de sus maestros
Masters y Johnson al mundo de las relaciones humanas fue la idea de que lo más importante para que funcione el sexo
en una pareja es la complicidad y el cariño entre la misma. “Ellos
comprendieron que el sexo no es todo placer y glamor. Lo más importante
es aprender a ser un buen compañero. La importancia de la comunicación fue una
de sus mayores contribuciones, pero no sólo se referían a la charla, también a
las caricias, los mimos, los besos…”
3. El trabajo está dañando nuestra vida sexual
La doctora cree que uno de los principales cambios que
ha experimentado nuestra sociedad es el relativo al uso del tiempo. “La gente
está ocupada todo el tiempo”, asegura en Time. “Esto no era así cuando
yo crecí”. En opinión de la doctora, la actual organización del trabajo daña
irremediablemente nuestra vida sexual. “Existe
un límite en la cantidad de energía, deseo y tiempo que puedes darle a una
persona cuando estás presionado para ganar más dinero, convertirte en
CEO y comprar una casa de verano. La gente quiere más y más, pero el deseo
requiere energía”.“El problema más común que veo en la consulta es la falta de deseo, de interés”, asegura Zussman. “Tuve un paciente que me dijo, “quiero a mi marido y me encanta hacer el amor con él, pero cuando llego a casa de trabajar y he estado rodeada de gente todo el día, lo único que quiero es dormir”.
4. La trivialización del cuerpo de la mujer es cada vez mayor
“Siempre he creído que el sexo está fuertemente influenciado por la cultura”, asegura Zussman en la entrevista que concedió al NYP. La directora de su tesis en la Universidad de Columbia no fue otra que la antropóloga Margaret Mead, autora del seminal libro Adolescencia, sexo y cultura en Samoa, y de ella aprendió como las constricciones sociales son las que determinan, en última instancia, las prácticas sexuales. “Hoy en día siento que la mujer está siendo convertida en un objeto sexual. Hablamos de la libertad sexual, pero nuestros cuerpos están siendo usados para todo tipo de propósitos comerciales”, asegura la doctora.
5. El porno no tiene nada de malo, si no nos excedemos
“No hay nada nuevo en la pornografía”, asegura Zussman
en Time. “Ha estado aquí desde la prehistoria. Creo que es saludable que la
gente tenga la habilidad y la libertad de fantasear”. Dicho esto, la doctora
cree que la omnipresencia de la pornografía online está causando muchos
problemas entre los hombres. “Tengo
bastantes pacientes que se sientan en el ordenador a ver pornografía y han
perdido el interés por buscar pareja. Veo a muchísimos solteros que no
hacen el esfuerzo de conocer a gente para no enfrentarse al posible rechazo y
prefieren satisfacer sus necesidades sexuales masturbándose frente al
ordenador”.
6. Las nuevas tecnologías han dañado las relaciones
humanas
Aunque Zussman es una mujer muy avanzada para su edad,
cree, como la mayoría de sus contemporáneos, que las nuevas tecnologías han
dañado las relaciones interpersonales: “Estoy anonadada al ver la falta de
conexión entre personas por culpa de los iPhone. Hay mucho menos contacto físico. Hay menos tocamientos, menos
conversaciones, menos abrazos, menos miradas… La gente siente placer mirando a
otras personas, sonriéndolas, tocándolas… Necesitamos tocar para sentirnos
queridos. Este es el principal problema de la generación actual. No entiendo
por qué la gente no echa eso en falta”.
7. El sexo no lo es todo
Como sexóloga, Zussman está convencida de la
importancia del sexo en nuestra relaciones, pero cree que si algo nos ha
enseñado la revolución sexual que ha vivido la sociedad desde los 60 hasta
nuestro días es que, sin amor e intimidad, el sexo pierde su gracia: “A la larga, el placer sexual es sólo una
parte de lo que hombres y mujeres buscan entre ellos. Quieren intimidad,
cercanía, entendimiento, diversión, y alguien que realmente se preocupe por
ellos, no sólo en la cama”.
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