· Así que el mensaje también tiene que incluirles a ellos...
· Si ella no quiere enviarte fotos desnuda, deja de insistir
Un chico presiona a una chica para que le envíe una
foto desnuda y ella, aunque al principio no quiere, acaba haciéndolo. Unos días
más tarde la foto está en los teléfonos de todo su instituto, incluyendo
profesores y padres. Por los pasillos corren las acusaciones contra ella, ha
sido una irresponsable al hacer esto, pero nadie dice nada de él.
No son pocas las veces que
nos han aconsejado no enviar desnudos
a nadie, porque no se sabe qué puede pasar. Aunque hay a quien
pueda parecerle divertido, la mayoría de las jóvenes que las envían suelen
hacerlo presionadas por los chicos,
según un estudio realizado por Sarah E. Thomas y publicado hace unos días en The
New York Times.
El estudio ha analizado a
unas 500 jóvenes que participaron entre 2010 y 2016 en A Thin Line, una
campaña de MTV contra el cyber bullying,el sexting y el acoso
sexual en Internet donde los jóvenes podían hacer consultas de manera anónima.
Dos terceras partes de las chicas analizadas, que tenían entre 12 y 18 años,
habían sido víctimas de estas
presiones por parte de algún hombre con el que mantenían
una relación de carácter romántico/sexual.
En la mayoría de los casos
los chicos acaban convenciendo a las chicas con promesas de amor y discreción.
Ellas, aun sabiendo lo “peligroso” que es, acaban cediendo por miedo a que las dejen o
a que difundan otras imágenes. En algunos casos, posteriormente las
peticiones se vuelven constantes y agresivas, las jóvenes empiezan a sufrir
acoso y amenazas si no las envían.
El estudio revela cómo las
mujeres no actúan en el terreno sexual de acuerdo a lo que ellas quieren, sino
que se dejan guiar por los comportamientos y deseos masculinos. Los chicos de las historias analizadas “tienen el
poder de negociar los términos de la relación y definir cómo debe ser“.
Igualmente, la autora señala que casi todas las jóvenes no creen que el
comportamiento amenazante de los chicos sea un problema, ni les denuncian ni
critican por compartir las fotos que les envían, mientras que se refieren a
ellas mismas y al resto de chicas como “asquerosas”, “estúpidas” u “horribles”.
Es decir, acaban culpándose a sí mismas.
La conclusión es que ellas
saben que no “pueden” hacerlo y que en muchos casos ni siquiera quieren enviar
las fotos, sin embargo lo hacen obligadas al tener interiorizado que es la
mujer la que debe complacer al hombre. Ellos, por el contrario, lo hacen porque
no les han enseñado que las relaciones requieren “respeto, consentimiento y
aceptación de límites”. Por eso el mensaje debería cambiar. No solo hay que
decirle a las chicas que no las envíen, también hay que decirles a los chicos que no las pidan, concluye
sobre este estudio Lisa Damour, psicóloga y escritora.
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