Esta es la conclusión a que han llegado las autoridades municipales de Shangai tras constatar que en marzo de este año 17.286 parejas se han vuelto a casar entre sí tras haberse divorciado. Una cifra que duplica la del año anterior y que las autoridades de la capital económica del gigante asiático atribuyen a una triquiñuela de los cónyuges para evitar el pago de un nuevo impuesto sobre ventas inmobiliarias
© Image LaVanguardia.com Miles de chinos se separan y se vuelven a casar para
eludir a Hacienda
El origen de las súbitas
rupturas matrimoniales y los repentinos enamoramientos de los mismos cónyuges
un año más tarde se remonta a la ley fiscal adoptada por el Gobierno
chino en marzo del 2013. En esta fecha, las autoridades de Pekín anunciaron una
nueva ley que gravaba con un 20% las plusvalías de la venta de un segundo
apartamento. Una medida con la que pretendían contener la especulación
inmobiliaria.
Pero hecha la ley, hecha la trampa. Los expertos hallaron una fisura en la nueva legislación. Descubrieron que, en ciertas condiciones, las parejas con dos propiedades podían divorciarse, dividirse los bienes y desprenderse de una de las viviendas sin pagar impuestos. Sólo se necesitaba presentar el "certificado de soltería". Después, una vez concluida la operación, ya no había impedimento alguno para que renaciera el amor y pudieran volver a contraer matrimonio, sin ningún contratiempo.
El rumor de tal posibilidad se extendió con gran rapidez. "La nueva norma ha provocado una avalancha de divorcios en numerosas metrópolis chinas", subrayó el periódico China Daily. Iniciativa que fue seguida por una oleada igual de espectacular de segundas nupcias. En Shangai, el número de parejas divorciadas que se volvieron a casar se elevó a 17.286, más del doble de las 8.068 registradas en el 2012, el año anterior a la reforma fiscal.
Pero si la cifra de Shangai sorprendió, mucho más llamativa fue la de Nankín. En la capital de la provincia de Jiangsu, el número de parejas que hasta el momento se han vuelto a casar este año se sitúa en 25.000, un 30% del total de los matrimonios registrados.
Para las autoridades chinas, el repentino aumento de segundas nupcias celebradas este año no deja lugar a dudas. "Este extraordinario incremento de cifras ilustra la magnitud de los matrimonios de complacencia", señaló a China Daily Ming Li, director adjunto del Centro de Asesoramiento Matrimonial y Familiar de China.
Para este funcionario, la prueba de que muchos divorcios fueron falsos la constituía la presencia de hijos y padres de la pareja en el acto de la firma de los papeles de la separación. "Como si toda la familia celebrara un feliz acontecimiento", subrayó Ming. No descartó que en algunos casos las segundas nupcias fueran verdaderas y que el exmarido o la exmujer se dieran cuenta de que su antigua pareja "es su verdadero amor".
Los abogados consideran, sin embargo, que no se puede hablar de falsos divorcios, porque legalmente no existen, según Song Jian, del bufete King Beijing & Bond Law. "Una vez que una pareja se divorcia, su relación no está protegida por la ley. Algunos pueden utilizar un falso divorcio como una forma de deshacerse de su cónyuge para poder estar con su nueva pareja", añadió.
Song ha sugerido que las autoridades deberían estudiar todos los posibles efectos secundarios antes de lanzar nuevas políticas. "Si una política impulsa a la gente a cometer algo ilegal o que va en contra de los valores de la sociedad, es que no es una buena idea", señaló.
Pero muchas parejas chinas quizá ni siquiera se han parado a reflexionar si era o no buena idea. Simplemente han optado por substituir el romántico voto del matrimonio del "hasta que la muerte nos separe", por el más pragmático "hasta que Hacienda nos separe".
Pero hecha la ley, hecha la trampa. Los expertos hallaron una fisura en la nueva legislación. Descubrieron que, en ciertas condiciones, las parejas con dos propiedades podían divorciarse, dividirse los bienes y desprenderse de una de las viviendas sin pagar impuestos. Sólo se necesitaba presentar el "certificado de soltería". Después, una vez concluida la operación, ya no había impedimento alguno para que renaciera el amor y pudieran volver a contraer matrimonio, sin ningún contratiempo.
El rumor de tal posibilidad se extendió con gran rapidez. "La nueva norma ha provocado una avalancha de divorcios en numerosas metrópolis chinas", subrayó el periódico China Daily. Iniciativa que fue seguida por una oleada igual de espectacular de segundas nupcias. En Shangai, el número de parejas divorciadas que se volvieron a casar se elevó a 17.286, más del doble de las 8.068 registradas en el 2012, el año anterior a la reforma fiscal.
Pero si la cifra de Shangai sorprendió, mucho más llamativa fue la de Nankín. En la capital de la provincia de Jiangsu, el número de parejas que hasta el momento se han vuelto a casar este año se sitúa en 25.000, un 30% del total de los matrimonios registrados.
Para las autoridades chinas, el repentino aumento de segundas nupcias celebradas este año no deja lugar a dudas. "Este extraordinario incremento de cifras ilustra la magnitud de los matrimonios de complacencia", señaló a China Daily Ming Li, director adjunto del Centro de Asesoramiento Matrimonial y Familiar de China.
Para este funcionario, la prueba de que muchos divorcios fueron falsos la constituía la presencia de hijos y padres de la pareja en el acto de la firma de los papeles de la separación. "Como si toda la familia celebrara un feliz acontecimiento", subrayó Ming. No descartó que en algunos casos las segundas nupcias fueran verdaderas y que el exmarido o la exmujer se dieran cuenta de que su antigua pareja "es su verdadero amor".
Los abogados consideran, sin embargo, que no se puede hablar de falsos divorcios, porque legalmente no existen, según Song Jian, del bufete King Beijing & Bond Law. "Una vez que una pareja se divorcia, su relación no está protegida por la ley. Algunos pueden utilizar un falso divorcio como una forma de deshacerse de su cónyuge para poder estar con su nueva pareja", añadió.
Song ha sugerido que las autoridades deberían estudiar todos los posibles efectos secundarios antes de lanzar nuevas políticas. "Si una política impulsa a la gente a cometer algo ilegal o que va en contra de los valores de la sociedad, es que no es una buena idea", señaló.
Pero muchas parejas chinas quizá ni siquiera se han parado a reflexionar si era o no buena idea. Simplemente han optado por substituir el romántico voto del matrimonio del "hasta que la muerte nos separe", por el más pragmático "hasta que Hacienda nos separe".
http://www.msn.com/es-es/noticias/virales/miles-de-chinos-se-separan-y-se-vuelven-a-casar-para-eludir-a-hacienda/ar-BBiKRmV?ocid=U207DHP
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