Solemos asumir que a medida
que las mujeres envejecen, se convierten automáticamente en sexualmente
inactivas y no le dan tanta importancia al asunto. Pero no es cierto
Aunque te creas que lo mejor se vive a los 30 y 40, esta
madurita se lo pasa mucho mejor que tú.
Pues sí, juventud divino tesoro, pero cuando uno sabe lo
que se hace de verdad es a partir de la mediana edad, por lo menos en lo que a
sexo se refiere y en el caso de las mujeres. Exacto, aunque en tu mente ellas
llevan una vida tranquila y sin alteraciones –admítelo, incluso has pensado que
es 'aburrida'–, tienen muchas más relaciones sexuales de las que pensabas,
Al menos así lo asegura un
nuevo estudio publicado en la revista Annals
of Family Medicine según el cual casi seis de cada 10 mujeres mayores de 60
años que están en relaciones duraderas disfrutan de una vida sexual plena y activa: “La gente asume que a
medida que las mujeres envejecen, se convierten automáticamente en entes
sexualmente inactivos y el sexo no es tan importante para ellas, pero esto no
es necesariamente cierto”, explica el doctor y autor principal del estudio Holly Thomas.
Las chicas de oro
Cuando el escritor irlandés y
ganador del Premio Nobel de literatura George
Bernard Shaw dijo que “la
juventud es una enfermedad que se cura con los años” no se equivocaba. Con
el paso de los años aprendemos a corregir y asumir nuestros errores y nos
desenvolvemos mucho mejor en las diferentes situaciones de la vida por muy
complicadas que sean. Y, cómo no, el sexo es una de ellas, quizás de las más
importantes.
Según explican los autores
del mencionado estudio, disfrutar de una vida sexual sana no es algo reservado
para las personas jóvenes. De hecho, pese a las creencias generalizadas de que
tengan tapujos y estén reprimidas
en determinadas cuestiones de cama, parece ser que las mujeres mayores
practican mucho más sexo de lo que la gente se piensa.
Para llegar a estas
conclusiones contaron con la participación de más de 2.100 mujeres
estadounidenses en edades comprendidas entre
los 28 y los 84 años a las que se les hicieron una serie de preguntas
relacionadas con su estado físico y mental, posibles problemas médicos, consumo
de medicamentos, relaciones sentimentales, actividad sexual y, he ahí la clave,
su grado de satisfacción cuando practican sexo.
Dada la situación global de
envejecimiento de la población en la que vivimos, cabía esperar que la mayoría
de las mujeres encuestadas tuviesen entre 50 y 60 años, lo que se conoce como
la edad de oro, lo que aumentó las convirtió en la parte más representativa del
estudio. Para sorpresa de los investigadores, éstas declararon tener una vida
sexual activa y placentera en
mayor porcentaje que las que tenían 15 y 20 años menos. Pero más allá de este
grupo, lo curioso es que los resultados mostraron que las mujeres de 60 y 70
años disfrutaban de una satisfacción sexual comparable a la de mujeres de entre
30 y 40 años.
Queda claro que no sólo sonreían porque fuese una comedia...
Maridos y mujeres
El estudio también señaló que
ellas son sexualmente activas en mayor medida cuando se encuentran en una
relación estable. “Parece que para muchas mujeres en este grupo de edad, tener
una pareja sentimental influye mucho en que sean sexualmente activas”, explica
Thomas, aunque las encuestadas insistieron en que quedase claro que “no hay que
dar por hecho que una mujer de 60 años que no está casada no es sexualmente activa”. Saben lo que les gusta y
con qué tipo de hombre les gusta, pero eso no quiere decir que necesiten tener
un marido para practicar sexo, explicaban.
Los investigadores esperan
que los resultados del estudio sean útiles para que los médicos con pacientes
de mediana e incluso tercera edad, no obvien el tema del sexo y cubran sus
posibles necesidades médicas en torno a la actividad sexual: “Muchas mujeres
realmente quiere hablar de sexo con su médico, pero sienten que no deberían. Si
los propios doctores son conscientes de que muchas de ellas son sexualmente
activas y están interesadas en mantener una vida sexual sana, podrían plantear
dudas o problemas sin tapujos”,
concluye Thomas.
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