El problema que genera más frustración en las parejas es pensar que no
deberían tener problemas y tener que enfrentarse a la realidad
Todas las parejas tienen problemas. Pero el único
problema verdaderamente importante es, precisamente, la creencia errónea de que
no deberían tenerlos. Esta idea, heredada del ideal
romántico del amor que nos han inyectado en vena desde pequeños a través
del cine, provoca más frustraciones y desencantos que los problemas en sí. Para
terminar con esta dictadura de la “relación perfecta”, la periodista Wendy Rose
recoge en The Orange
Dot los cuatro problemas clásicos que enfrentan
prácticamente todas las parejas. Para que cuando aparezcan en la tuya los
afrontes con buena actitud y no desde el idealismo más destructivo.
1. Lucha ideológica
La fase de enamoramiento, con todo su boom químico
distorsionando tu percepción, hace que pases más por alto las diferencias
ideológicas. Pero una vez superada, los conflictos por política, religión,
filosofía vital o formas de ocio afloran por doquier. Lejos de predecir una
ruptura, el terapeuta de parejas Paul
Hokemeyer considera que estas diferencias pueden fortalecer la
relación al sacarte de tu zona de confort siempre que que las afrontes con
curiosidad y evites “degradar y humillar a tu pareja por sus creencias”.
2. Bajonazo sexual
El paso del tiempo pasa factura a la vida sexual de
las parejas. Pero según Hokemeyer, “no es el sexo lo que se vuelve aburrido”
sino que la vida interviene y “presiona la dicha del sexo”. Para mantener el
sexo a salvo de las garras del estrés y los compromisos, el experto recomienda
diseñar un horario sexual semanal: “Esto evita que pase demasiado tiempo entre
las interacciones sexuales. Puede que no sea el ideal más
romántico, pero mantiene su vida sexual lubricada”.
Menos romanticismo y más amor de verdad.
3. Desconexión emocional
Aunque en muchas ocasiones lo olvidemos, hay vida más
allá de la pareja. Y todo eso que ocurre fuera puede afectar a la relación,
justificando puntuales momentos de desconexión. Esto, para la psicoterapeuta Jennifer Howard, “es una oportunidad de unión, una oportunidad para hablar sobre lo que
está sucediendo”. “Es un momento para ser real el uno con el otro”, aunque es
imprescindible “ser curioso y escuchar realmente lo que la otra persona está
diciendo”, sin ponerse a la defensiva como un erizo.
4. El monstruo de las dudas
Aunque es verdad que las personas vamos evolucionando
dentro de la relación, el factor más importante que motiva las dudas es, según
la terapeuta de relaciones Linda Carroll, el final del enamoramiento: “Los desbordamientos químicos nos hacen ver
lo mejor del otro. Yo me enamoré de mi esposo porque era confiable y él se
enamoró de mi naturaleza espontánea. Cuando aterrizamos en tierra le dije que
era rígido y él me dijo que yo era impulsiva. Mismas cualidades, diferentes
lentes”. Pero como todo lo demás, solo es un problema sí permites que lo sea y
no trabajas en ello con paciencia y amor.
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