Un manifiesto reivindica
como símbolo a las mujeres que quemaron en la hoguera por ser libres
El manifiesto destaca que las brujas han sido protagonistas de la lucha por
la igualdad y los derechos de las mujeres (NurPhoto / Getty)
Más de mil brujas vuelan en estos momentos por el cielo europeo. Subidas en
la escoba “emblema de la domesticación de las mujeres transformada en ingenio
fálico sobre el que tienen todo el poder y con el que cabalgan para escalar
hasta el cielo” gritan “unámonos” a las brujas de todos los países.
Doscientas mujeres, principalmente francesas
–artistas, intelectuales, políticas…–, reivindicaban esta semana en un
manifiesto en el Journal de Dimanche y en Le Soir (Bélgica) la
figura de la bruja como símbolo feminista por su fuerza, su capacidad indómita
de desafiar todas las reglas. Y por la persecución y la masacre que sufrieron
durante siglos por el hecho de ser mujeres fuera de las normas establecidas.
Entre las firmantes están la secretaria de Estado por
la Igualdad del Gobierno francés, Marlène Schiappa; la cantante Charlotte
Gainsbourg; la actriz Muriel Robin; la dramaturga estadounidense Eva Ensler, o
la cofundadora de Femen, Inna Schvchenko, que declaran reconocer en las brujas
a las protagonistas a veces de forma involuntaria de una de las luchas más
largas de la historia: la de la igualdad y los derechos de las mujeres,
Brujas entendidas, desde ayer hasta hoy, como
“aquellas que no se someten al poder de los hombres”. Mujeres sin hijos,
viudas, sin maridos, mujeres cargadas de sexualidad, mujeres viejas cuyos años
acumulan sabiduría e independencia… mujeres en definitiva que desafían y
desafiaron las normas de los hombres. La iniciativa ha sido lanzada por la
guionista Coralie Miller y la política y economista Sandrine Rousseau, quienes
recuerdan que las cazas de brujas han sido un ejercicio de pura misoginia y que
hoy tienen desgraciadamente su continuación en los feminicidios.
La cantante Charlotte Gainsbourg y la secretaria de
Igualdad Marlène Schiappa se adhieren a la iniciativa
Las hogueras con altas llamas, relatan las firmantes,
transmitían el mensaje del miedo a todas, el mensaje de que quien osase romper
con lo establecido acabaría quemada. Un mensaje que con diferentes formas se ha
ido repitiendo a lo largo del tiempo.
Esta reivindicación de las brujas como símbolo
feminista no es nueva, aunque sí su puesta en escena. En las manifestaciones
feministas, en el 8-M, se han visto carteles reivindicando la herencia de estas
brujas “que quemaron”. Tal como recoge el manifiesto publicado, el feminismo de
los años setenta y la creación del movimiento Witch –bruja, con el acrónimo Women’s
International Conspiracy from Hell– recuperó su legado como símbolo de la mujer
liberada de las dominaciones patriarcales.
El libro de la feminista Silvia Federici Calibán y
la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria , publicado en el 2004,
es uno de los grandes referentes en la historia y la narración de los motivos
–económicos, políticos– de la caza de brujas. Testimonio que retomó en el 2018
la ensayista Mona Chollet, también editora de Le Monde Diplomatique ,
que en su libro Brujas, la potencia indómita de las mujeres revisita la
persecución de estas mujeres iniciada en el siglo XV
Hoy, decía en una entrevista en este diario el pasado
marzo, siguen vigentes prejuicios culturales que castigan la libertad profunda
de las mujeres. Y se castiga sobre todo, decía, a la mujer que envejece, a la
que, al contrario del hombre, se le intenta desapropiar de la sabiduría.
La tribuna lanzada por las 200 firmas de mujeres cita
a Chollet, haciendo referencia a la necesidad de no olvidar el sufrimiento y el
asesinato de miles y miles de mujeres bajo la “justicia de los hombres”. Es
hoy, dicen, lo que sucede con la violencia machista.
Aunque sea a modo anecdótico, el llamamiento a que las
brujas de todos los países se unan se ha llevado a la plataforma Change.org.
Más de 1.200 personas han firmado esta reivindicación que ensancha las
fronteras, las rompe, de lo que la sociedad entiende sobre el papel de las
mujeres.
La mujer malvada entra en juego.
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