Efe. Una chica se ducha en los instantes previos a darse un chapuzón en la
piscina municipal de Casa de Campo
Ante las altas temperaturas a las que están expuestos
los madrileños por la asfixiante tercera ola de calor, cualquier «charco» es
bueno para combatir el calor
extremo de la región.
Uno de los rincones a los que se suele acudir con más
asiduidad está situado en la Casa de Campo, en concreto, en la piscina
municipal de Lago. Un lugar de ensueño, espacioso, con mucho verde alrededor,
donde la práctica de topless es habitual además de ser conocido por frecuentarlo mucho la comunidad
LGTB.
Sin embargo, en los últimos años se ha convertido en
un punto habitual de «ligoteo» gay. Una piscina en la que los cuerpos muy
trabajados físicamente, la insinuación y las miradas se conjugan para tener
como resultado un cóctel explosivo sexual.
«Las miradas son vitales para romper el hielo y entablar conversación»
«Es un punto de encuentro al que van con la intención
de conocer gente con la que mantener relaciones sexuales; el coqueteo es uno de
los ingredientes más comunes», explica uno de sus visitantes. «No es habitual
ver a familias con niños. Más bien, suelen ir hombres o parejas gays; pese a no
conocerse, las miradas son importantes para romper el hielo y entablar
conversación», detalla.
«Ver y dejarse ver»
«No se cortan. Te entrarán si vas con esas mismas
intenciones. Cualquier excusa es buena para empezar a hablar. Es evidente el
intercambio sexual ante todos los que acudimos a esta piscina».
Es sabido que la comunidad gay plantó bandera hace ya
varios años en este oasis. Según varios testimonios, se aplica a la perfección
la máxima «ver y dejarse ver» entre el público LGTB. Una piscina en la que los
prejuicios se aparcan en la entrada.
s. l.abc_madrid / madrid
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