Cindy F., estudiante de la Universidad de las
Artes de Berlín, lleva toda la tarde reivindicando el feminismo en un discurso
improvisado en plena vía pública. La radicalidad de algunas de sus propuestas,
destinadas “a aniquilar el paradigma patriarcal que convierte a la mujer en
mercancía y objeto de consumo”, ha despertado el interés de numerosos
transeúntes, que se han congregado a su alrededor con la mirada atenta.
El entorno de la estudiante
considera que su iniciativa es “un éxito rotundo” principalmente porque su
feroz cruzada contra “las relaciones de poder forzadas y coactivas que alienan
la autopercepción de la mujer occidental” ha interesado mayoritariamente a la
audiencia masculina, que es la que debe tomar conciencia en mayor medida “de la
apuesta del feminismo y lo que ésta implica para la redefinición de las
relaciones transgenérica”.
Ni siquiera las autoridades
se atreven por el momento a interrumpir el discurso de la joven “porque no
queremos que se interprete como una reafirmación del androcentrismo”, explica
un agente de la Policía,
totalmente absorto ante las argumentaciones de Cindy F.
Tiene tanta razón que la
empotrarías contra un muro”
El poder de su retórica ha
hecho que empiecen a circular entre la población mensajes de móvil que
advierten de que “hay una tía en bolas en la calle Bühringstraße 20″. La
consigna está llevando a los curiosos a acercarse al lugar y a dejarse seducir
al instante por la fuerza de las tesis de la feminista. “Cuando llegas, lo
primero que ves es el par de tetas que tiene y lógicamente concluyes que esas
peras y ese culito no pueden caer en las dinámicas del capitalismo porque sería
una verdadera pena”, comenta uno de los asistentes a la improvisada
conferencia.
Mientras la estudiante habla
sin parar sobre el reto de refundar las relaciones entre hombres y mujeres “en
un nuevo entorno conceptual y afectivo”, el público de las primeras filas lucha
por acercarse más a la conferenciante. “Dan ganas de acercarte para tocarla y
decirle que los hombres también estamos de su lado y queremos formar parte de
su mundo”, sentencian sus más fervientes adeptos. “Tiene tanta razón con lo que
dice que la empotrarías contra un muro hasta quedarte seco. Supongo que es por
el poder de seducción de la retórica del que tanto hablaba Cicerón”, insisten.
por Xavi Puig
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