"Lo que más me sorprendió es que todas sabíamos instintivamente qué teníamos que hacer". Este es el relato en primera persona de una invitada a uno de estos encuentros solo aptos para mujeres
Según una reciente encuesta, el
91% de las mujeres asegura que ha tenido pensamientos sexuales con otras
mujeres y el 62% reconoce haber disfrutado de una experiencia sexual con
otra fémina. Los tapujos sociales y las costumbres sexuales aprendidas hacen
que muchas oculten y repriman estos deseos. Pero existen lugares donde es
posible probar, tocar y sentir en primera persona el sexo con otras mujeres.
Un Skirt Club es un club de
sexo sólo para mujeres que se consideran más o menos heterosexuales, algunas
incluso están casadas y acuden con el conocimiento y consentimiento de sus parejas,
pero sienten curiosidad y quieren probar. “Se trata de un lugar donde
las mujeres pueden sentirse lo suficientemente liberadas para explorar su
sexualidad”, explica Genevieve LeJeune, pseudónimo que utiliza la organizadora
de uno de estos clubes instalado en Londres.
“Ya había fantaseado con
mujeres antes. A veces me encuentro hablando con algunas que me parecen tan hermosas que
no puedo quitar la vista de ellas. Pero hay una gran diferencia entre la
fantasía y la realidad”, confiesa una de las asistentes a la última fiesta
sexual femenina montada por LeJeune, quien relata en Metro su primera
experiencia dentro un Skirt Club.
¿Quién puede ir? La lista de invitadas
“He besado mujeres antes.
Besos tontos de borrachas pero no sé qué hay qué hacer después”, explica una de
las asistentes, que confiesa haber sentido atracción por otras mujeres durante
toda su vida pese a tener pareja y sentirse heterosexual: “Nunca había pasado
de la primera
base y no tenía ni idea de cómo funciona el sexo entre
mujeres”, pero el miedo y la indecisión no pudieron con ella y se atrevió a
acercarse a un Skirt Club.
La propia LeJeune controla
quiénes asistirán al evento a través de un formulario online, y se
preocupa de que todas las invitadas sean claramente atractivas. “Ninguna de
estas mujeres se considera lesbiana o bisexual”, explica la organizadora,
“suelen ser trabajadoras con importantes cargos que no tienen tiempo para
andarse con flirteos
y que saben lo que son y lo que quieren”.
La escogida, nerviosa pero emocionada, se adelantó
obediente y se recostó desnuda sobre la alfombra
Hay un dress code o
código de vestimenta para poder participar y no hace falta que vayan preparadas
desde casa. En la entrada se les proporcionan corsés, ligueros, medias, tacones
y vestidos de fiesta al estilo cabaret de 1920 en Berlín: “Al
ponerte esta ropa empiezas a sentirte realmente sexy”, relata la asistente.
En estas fiestas se suele exigir un 'dress code' de lo más
sexy.
Un local oculto lleno de sorpresas
El encuentro se celebra
en una casa de cinco pisos situada en una zona difícil de encontrar en el
céntrico barrio de Notting Hill. En la primera planta, una barra llena de copas
de champán o cócteles al estilo cabaret (por poco más de
80 euros tienen barra libre) y aperitivos afrodisíacos como
bombones de chocolate colocados en elegantes recipientes de color oro dan la
bienvenida a las invitadas.
Los afectuosos saludos entre
la clientas habituales se mezclan con las miradas nerviosas de las
primerizas que recorren con su vista el local para familiarizarse. Cinco pisos
cuyo suelo está lleno de suaves y cálidas alfombras de piel de oveja faux
–“porque a nadie le gusta hacerse una quemadura por el roce”, aclara LeJeune– y
habitaciones
ataviadas incluso con un columpio sexual preparadas para acoger
una fiesta que no tarda en empezar.
Desde la azotea del último
piso se puede admirar una bella vista del centro de Londres iluminado por las
luces propias de un sábado noche. “Si supieran”, recuerda haber pensado la invitada primeriza al imaginar los
planes del resto de mortales aquel día.
El ambiente se rodeó de un calor que dificultaba la
respiración y se escuchaban gemidos de placer desde todos los rincones
En pocos minutos el número de
mujeres pasó de 20 a
50. Una ninfa –como comúnmente se denomina a los ganchos de este tipo de eventos
apartó la mesa que había en medio de la sala dejando espacio libre y comenzó a
buscar voluntarias para que alguna fuese la primera en quitarse el vestido: “La
escogida, nerviosa pero emocionada, se adelantó obediente y se recostó
desnuda sobre la alfombra”, relata: “Ahora empezaba la fiesta”.
Instintos básicos
El ambiente de la noche empezó
a caldearse y las invitadas empezaron a sentirse con muchas ganas de empezar a
jugar “Ni siquiera estoy segura de cómo empezó. Era un interruptor. Alguien me
encendió, se aceleró mi ritmo y me fui con ella”, explica la invitada.
“De pronto su lengua se movía
por mi torso desnudo,
lamió con habilidad la sal de los chupitos de tequila que había puesto en mis
muslos y subió hasta mis pechos envolviendo mis pezones con la calidez de su
boca”, relata: “Antes de darme cuenta me encontraba en el sofá con dos mujeres.
Resulta que pasar de la primera base es muy fácil y me sorprendió que todas
sabíamos instintivamente qué teníamos que hacer a las demás”.
Las tres habitaciones se
fueron llenando de mujeres que practicaban sexo entre ellas. El ambiente se
rodeó de un calor que dificultaba la respiración y se escuchaban gemidos
de placer desde todos los rincones. “No estoy segura de cuánto tiempo había
pasado, si cinco o 50 minutos, pero la mayoría de las invitadas estaban
dispersadas por distintos espacios de la casa”.
El Skirt Club duró hasta las
3 de la madrugada,
y en medio del frío de la madrugada londinense, tras despedirse cariñosamente,
las invitadas comenzaron a marcharse a sus casas, en las que a muchas de ellas
seguramente les esperaban sus maridos.
'La mayoría se ramifican en tríos o grupos más grandes',
asegura la organizadora.
Skirt Club: placer y liberación para ellas
“Aunque me siento atraída por
las mujeres atractivas, no tengo ninguna duda de que me gustan los hombres y
sigo siendo heterosexual, pero siento que esta noche me ha ayudado a probar
algo diferente y a sentirme mucho más libre en la cama con mi pareja”,
explica la primeriza en las fiestas sexuales femeninas.
LeJeune tiene claro que su
objetivo es que estos encuentros dejen un recuerdo imborrable “de puro
placer y liberación” en las asistentas: “Aquí las mujeres pueden sentirse lo
suficientemente relajadas para explorar su sexualidad de acuerdo a lo que les
apetezca”.
“Eres libre de venir a hacer
lo que quieras”, comenta la organizadora. “En las fiestas algunas mujeres
prefieren estar en pareja, pero la mayoría se ramifican en tríos o grupos más
grandes”, continúa y añade que aunque el ambiente está cargado de sexualidad
también hay mucha ternura en las relaciones entre las féminas.
“He luchado contra estos
sentimientos durante años preocupada por lo que los demás pensarían sobre mi
sexualidad”, resume la participante que ha hecho pública su historia, “pero
ahora me doy cuenta de que no tiene importancia y que no hay una categoría para
encuadrarnos, ni es necesario que exista”.
Alba Ramos Sanz
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