María Adánez y Chema León. LUIS MALIBRÁN
Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 1851-Madrid, 1921)
fue la primera mujer catedrática de la Universidad Central
de Madrid cuando el papel de las féminas se reducía a ser dulces flores de
invernadero. Le
hicieron boicot estudiantes y profesores: llegó un día y no
había más orejas para escucharla que las de madera de los pupitres. Le debió
doler, pero puede decirse que ella ya estaba acostumbrada. Su marido, José
Quiroga, le disparó el ultimátum en 1884: o la literatura o él; los
intelectuales, sus compañeros de oficio, la llamaban "La inevitable"
y su modo de vida (licencioso para la época) estaba en boca de todos.
Así que ella optó por separarse, por amancebarse en secreto con Benito Pérez
Galdós, por coleccionar amantes según le viniera en gana y, naturalmente, por
seguir escribiendo novelas y artículos en revistas y periódicos.
Parecidas cuitas son las que
sufre la protagonista de su novela Insolación, calificada en su día de
pornográfica por hablar del deseo sexual femenino, llevada al
teatro por Producciones Faraute (Celestino Aranda, el productor y viudo de
Miguel Narros), en versión de Pedro Víllora y bajo la dirección de Luis Luque.
La elección de María Adánez
como Asís Taboada, la marquesa viuda protagonista de la obra, es un símbolo de
que el espíritu de Narros (que confió en ella para papeles de esta índole en el
pasado: Salomé, La señorita Julia...) sigue presente entre
los que integraron su última compañía. Insolación recoge el testigo de
aquellas obras que repujaba como nadie el maestro Narros, en las que la mujer solía tener el
peso dramático.
El Teatro María Guerrero
acoge del 10 de diciembre al 24 de enero esta versión que Pedro Víllora ha
levantado "con emoción, después de la marcha de Narros y de Andrea
D'Odorico". "Ana María Matute me dijo
que tenía que leer a Pardo Bazán y me recomendó esta novela
hace 10 o 12 años, pero sólo hace 6 o 7 que imaginé llevarla al teatro",
explica el dramaturgo, que contó con la complicidad de Aranda, tras el éxito de
La dama duende.
'Insolación', de Emilia Pardo Bazán, en el CDN
"Al leer la novela hubo
una especie de enamoramiento con la autora. Emilia es pura vida y disfrute de
los placeres terrenales. Vivió una época lesiva para los derechos de las
mujeres y aquí retrata a una mujer que rompe con su contexto social y
decide amar libremente", resume Víllora.
Su principal escollo ha sido
reducir los personajes a seis y los actores a cuatro en una novela que, aunque
no es muy larga (unas 140 páginas), atesora una interesante riqueza de
figurantes. Adánez, dijimos, es Francisca de Asís Taboada, marquesa de Andrade,
gallega, viuda, madre de una hija, que vive con recato su viudedad, hasta que
conoce a Diego Pacheco (José Manuel Puga), joven y atractivo andaluz,
que la corteja hasta conquistarla. Gabriel Pardo (Chema León)
no ve con buenos ojos este romance puesto que, aunque presuntamente es un
intelectual de mente abierta, en realidad es un machista reconcentrado.
La dama que acoge la tertulia literaria en la que se producen estos encuentros
es la duquesa de Sahagún, a la que da vida Pepa Rus, así como a los personajes
de la criada Ángela y la ventera.
"La adaptación debía
tener las exigencias de una producción privada pero muy cuidada", informa
Víllora. En este sentido, se planteó si podría hacer la función con cuatro
actores. "Nos interesaba dar más puntos de vista femeninos. Por eso
tenemos a una actriz que da vida a tres personajes. Quería representar a varias
clases sociales: una marquesa, una criada, y una ventera, ideada con la misma
libertad de unas gitanas que están allí charlando. Este personaje es muy
importante para el cambio que Asís va a dar", añade.
"Somos un equipo que
cree en el amor, hacemos una llamada a los instintos, una bajada a la alegría,
al abrazo",
afirma el director, Luis Luque, como declaración de principios de toda la
compañía, volcada en la primera puesta en escena que se hace de Insolación,
en la que María Adánez reconoce que se ha perdido "mucho del universo y la psique
femeninos. Esta obra
podía haber sido perfectamente un monólogo".
"No hay una moral
distinta para hombres y mujeres", defendía Emilia Pardo Bazán en sus
escritos. "Sin embargo, lo verdaderamente revolucionario en Asís es que se
enamore de un hombre joven", asegura el director, "y lo terrible es
que lo sigue siendo".
De ahí la oportunidad y la
vigencia de Insolación: "Estoy totalmente convencido de que las
mujeres son iguales que nosotros legalmente, pero desde un punto real no lo
son. Eso ha afectado a la escritura de la obra", comenta Pedro Víllora.
"Nosotras nos cuestionamos si hemos avanzado tanto como nos creemos.
Estamos, de hecho, en un lugar mucho más estresante: nos exigimos y se nos
exige más", corrobora Adánez. "En esta obra subyace
el problema clásico del honor y la honra" que 125 años después de Insolación,
apostilla Luis Luque, "seguimos padeciendo".
Más que palabras
Emilia Pardo Bazán fue hija
única y su padre, conde pontificio y militante del Partido Liberal, se ocupó de
que tuviera una educación amplia. Ella, lectora empedernida desde niña,
habló varios idiomas y también escribió en ellos, puesto que se ganaba la vida
como columnista de prensa y como novelista. Su primer libro fue un ensayo sobre
Benito Jerónimo Feijoo, monje benedictino, pero las siguientes se alejaban del
tema religioso y comenzaron a crearle problemas con su marido. Un viaje de
novios y La dama joven acabaron por costarle su matrimonio,
pero le dieron alas para seguir escribiendo. En 1886 publica Los Pazos de
Ulloa y un año más tarde, La madre naturaleza. Su relación
sentimental con Benito Pérez Galdós duró más de 20 años, pero no se negó otras
relaciones más esporádicas, como el affaire con José Lázaro Galdiano,
mucho más joven que ella y a quien dedicó Insolación, o Narcís Oller.
A Pardo Bazán le costó mucho ser la primera mujer catedrática de Lenguas
Neolatinas, y su candidatura a la Real Academia de la Lengua fue rechazada tres veces.
Con su dinero creó en 1892 la
Biblioteca de la
Mujer y para ella pagó las traducciones de los grandes textos
de la literatura feminista del siglo XIX. Escribió ensayos y dio conferencias a
favor de la educación de la mujer y su integración social y cultural. Fue la
primera mujer presidenta de la
Sección de Literatura del Ateneo de Madrid y fue consejera de Instrucción Pública.
ESTHER ALVARADO
Madrid EstherAlvarado ESTHER ALVARADO
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