Muchas lo esconden en el tercer cajón de la mesilla de noche. Pensar que alguien las descubre las ruboriza. En pleno siglo XXI, la masturbación femenina - ya sea con manos o con dildo- sigue siendo tabú. Y eso que el primer consolador nació antes que Cristo (el más antiguo data del 27.000 a.C)
Para acabar con los
prejuicios, y porque las mujeres también tienen derecho a presumir de su
sexualidad, surgió hace siete años BS Atelier, una empresa que fabrica juguetes
eróticos orgánicos, artesanos y sostenibles. "Buscamos que los
consoladores formen parte de la vida cotidiana, que dejen de ser objetos de
usar y tirar", dice Beatriz Higón, una de las
creadoras de la firma. "No queremos dildos que se
limiten a imitar a la industria del porno", añade.
“Los Placeres de Lola”, un 'sex-shop' madrileño ubicado en el barrio de
Lavapiés, fue el origen de un negocio que crece a la velocidad de la luz.
"Empezamos de cero y ahora comercializamos con países como Canadá, Australia, Japón,
China o Estados Unidos. Nos duplicamos cada año", explica
esta responsable de BS Atelier.
Dildos salidos de la mente de Agatha Ruiz de la Prada, anillos, dilatadores
vaginales... algunos de los productos del catalogo de BS Atelier
Aunque el vender a otros
lugares y el crecer vino más tarde, fue en el marco internacional dónde empezó
todo. Beatriz Higón y Sabela Dopazo, fundadoras de BS Atelier, estudiaban
Bellas Artes cuando se embarcaron en esta aventura. Echando un ojo a las leyes
encargadas de regular el negocio de los juguetes eróticos, estas chicas
observaron que España estaba muy a la cola en el asunto. Aquí ni siquiera existía
una normativa que controlase la fabricación de estos objetos.
"Nos dimos cuenta de que en un nuestro país, un 80% de los juguetes
sexuales llevan phalato, una sustancia química cancerígena
prohibida en muchos ámbitos", cuenta Higón que elige Alemania como lugar
de referencia: " Vimos que en otras zonas de Europa la legislación estaba
muy avanzada".
Sus productos 'sexpositive',
hechos con cariño y a mano -en algunos casos pueden tardar hasta dos días en el
elaborarlos-, son de silicona, un material atóxico certificado para el uso
médico. "Si de vez en cuando se hierven durante 15 minutos, nuestros
consoladores pueden duran toda la vida" cuenta Higón: "Pensamos en
todos los cuerpos y usos posibles".
Todos los objetos están hechos a mano y en algunos casos
tardan en elaborarlos dos días.
El diseño es
también uno de sus puntos fuertes. Aunque depende del país -la responsable
asegura que en Estados Unidos prefieren los dildos realistas-, BS Atelier
ofrece consoladores para todos los gustos, de distintos colores,
formas y tamaños. Cada persona es un mundo y nuestro objetivo
es ser aptas para cualquier público. "Se nos resiste el público masculino.
Prefieren materiales más grandes y duros", comenta la propietaria.
Consoladores dignos de la
imaginación de Agatha Ruiz de la Prada
para alcanzar el punto G, tapones para el sexo anal, dilatadores vaginales, arnés
destinados a las chicas a las que les guste penetrar o esposas y cuerdas
pensados para el juego, son algunos de los objetos sexuales que se pueden
encontrar en el catálogo. "El mercado al que nos dirigimos es muy amplio y
sólo hay siete como nosotras en todo el mundo", defiende Higón que no cree
que el vibrador esté entre la competencia: "Los dildos tienen otra utilidad.
Con ellos es la persona la marca el ritmo".
BS Atelier es mucho más que
un negocio. Las diseñadoras quieren hacer de esta fábrica de juguetes eróticos
toda una filosofía. Nunca han pedido un préstamo bancario y
aseguran no inflar precios. "Empezamos desde cero, liquidando nuestros
ahorros y con ayuda de nuestros familiares", asegura Higón.
El futuro es otro de los
puntos fuertes de esta marca de juguetes. Poco a poco, la masturbación y el sexo
están dejando de ser temas tabú. "Aunque se nota mucho los
años en los que la educación sexual ha desaparecido de las aulas, la cosa está
mejorando y, poco a poco, el tema se está normalizando, sobre todo entre las
generaciones más jóvenes", sentencia Higón.
ÁNGELA CASTIILO
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