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Felipe posee un piso de estas características en Profuturo
(Valladolid) Carlota Fominaya - carlotafominaya
El concepto de «cohousing»
empieza a ganar adeptos en España. Este modelo de vida, basado en comunidades
de personas mayores con necesidades similares, resulta muy atractivo para
aquellos que quieren envejecer, gestionando sus recursos y necesidades en un
entorno adecuado y pensado por y para ellos. «Lo normal es que cuando pensamos
en jubilación, pensemos en ahorrar, pero no en cómo gestionar esta etapa. En el cohousing, son los
residentes quienes dedican cómo, con quién y de qué forma quieren vivir su
jubilación, de una forma digna, activa, independiente y saludable»,
explica José Luís Suárez, Ceo de Cohousing.
Esto es lo pensó en 2000
Felipe Martín, propietario de un piso de estas características en Valladolid y
presidente del consejo rector de Profuturo: «quería una alternativa a la
residencia y la encontré aquí, una opción que me permite vivir rodeado de mi
mujer, de mis amigos, y otras personas cercanas. Se trata de ser independiente
pero no estar solo. El cohousing permite poder estar, hablar y participar del
día a día con otros y evitar la soledad, que es lo más terrible que le puede
pasar a alguien en sociedad. Este modelo de vida favorece además que sigamos en
nuestro entorno y no tengamos que sufrir un desarraigo. Para mi, es ideal»,
explica.
Servicios a medida
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Las razones para la elección
de este formato son múltiples. «Normalmente las personas quieren envejecer en
su casa, lo que supone un gran esfuerzo tanto físico como económico debido a la
probable necesidad de obras de adaptación y mantenimiento del piso. Sin embargo
la fórmula proporciona a quienes la eligen un entorno seguro, que les permite
mantener su independencia y autonomía. Es un lugar que favorece las relaciones
sociales entre usuarios, y el contacto con el barrio donde se implantan»,
aclara Suárez. ¿De qué forma? Estas cooperativas facilitan e integran en el
mismo edificio los servicios que este
tipo de colectivo suele demandar: atención médica, fisioterapia, servicio de
limpieza (opcional)... lavandería, cafetería, o cualquier otro servicio con
precios razonables. «En mi caso suelo utilizar el gimnasio por
la mañana y la biblioteca por la tarde pero en nuestra cooperativa por ejemplo
la sala de juegos está siempre abarrotada», relata Felipe Martín.
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