Muchas prácticas anglosajonas tardan tiempo en instaurarse en nuestras fronteras. Los festivales de música llevan años siendo parte de la vida de ingleses o estadounidenses (solo hay que acordarse del festival de Woodstock y las cientos de imágenes que nos dejó), aunque en España estamos más acostumbrados a conciertos con tres o cuatro grupos y en locales cerrados.
Pero como cantaba Bob Dylan, los tiempos están cambiando
y también las prácticas juveniles, y por ese motivo, cada vez son más los
chavales que no acuden a estos festivales por la música si no por lo que se
pueda encontrar fuera del escenario.
Lo de «sexo, drogas y rock and roll» es ya todo un clásico, pero también
es una auténtica realidad. Con el Primavera Sound en Barcelona, queda
inaugurada la carrera festivalera que se extiende por muchos puntos del país.
La música ya no es lo
más importante en los festivales
Madrid en concreto tiene
varias citas musicales donde muchos jóvenes aprovechan para mantener encuentros sexuales al ritmo
de sus artistas favoritos. Según el portal británico MSN, en Reino Unido un 25%
de los jóvenes que asisten a estos festivales pasan el tiempo bebiendo o
teniendo sexo con desconocidos en lugar de asistir a los conciertos.
Y de hecho, muchos de estos
jóvenes admiten que son prácticas que nunca
llevarían a cabo fuera de esos ambientes, es decir, que son mucho más
propensos por la atmósfera que se crea.
«A mí me parece que es porque
bebes más de la cuenta», cuenta Marta, una madrileña de 24 años, asidua a estos
festivales. «Estás en un ambiente distendido y conoces a muchísima gente joven.
Además en los que puedes acampar tienes la facilidad de poder hacerlo en la
tienda, no en la calle o en el coche, porque un hotel en Madrid cuesta una
pasta», explica.
La «extrema excitación» de
los conciertos
En Madrid hay pocos
festivales con estas características ya que casi todos los que celebra la capital
solo duran un día y son urbanos. Aunque esos pueden ser más sugerentes porque
significa que la velada puede acabar en el piso de algún otro fan con el
que congenies en lugar de en una tienda de campaña plantada en medio de una
pradera.
Uno de los lugares más
prometedores para los festivales es la
Complutense. Eventos como el Dcode y otros conciertos menores, son
especialmente sugerentes porque son sobre el césped y cualquier excusa es
válida para alejarse entre la protección que ofrecen las distintas facultades.
Pero hay muchos más, por
ejemplo los festivales de música
electrónica como A Summer Story o el Mulafest, que junta música y arte,
y donde muchos jóvenes disfrutan del evento... y de algo más. Jim Morrison, el
legendario cantante de The Doors,
explicaba en una entrevista que la «histeria colectiva», la «gente mezclándose»
y la «electricidad» que existía entre el público de un concierto producía una
«extrema excitación». Y si lo ve así el cantante, mucho más el auditorio.
Eso sí, no hay que emocionarse
demasiado. Según la periodista americana Karley Sciortino, que escribe para medios como Vogue o Vice sobre
sexo y relaciones, no hay que tomarse muy en serio estos encuentros ya que la
música y el entorno pueden hacer que te encariñes demasiado de algo que solo
funciona con un escenario de fondo.
http://www.abc.es/madrid/20150531/abci-sexo-festivales-musica-201505291636.html
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