El ideal del amor romántico
está en crisis, y cada vez son más quienes se apuntan a abrir su corazón a
varias personas
Ocho mitos y realidades sobre
las relaciones amorosas entre más de dos personas
Hace un año, Emilio hablaba
con una amiga sobre su última ruptura. Ella se iba de erasmus y él no quería
esperar seis meses a que volviera. A pesar de que finalmente a ella no le
dieron la beca, pero el daño estaba hecho y rompieron. "Mi amiga me habló
del poliamor, me puse a investigar y, cuanto más aprendía sobre
ello, más cambiaba mi forma de ver cómo me gustaría que fueran mis futuras
relaciones de pareja", cuenta.
No lo busque en la RAE porque la palabra poliamor
no está (aún) en el diccionario de referencia de la lengua española. En cambio,
la urgencia de la duda sí ha motivado una definición en la Fundéu: "Relación afectiva, sexual
e íntima establecida entre tres o más personas con el conocimiento y
consentimiento de todos los implicados". El gran hito,
tanto para el término como para sus adeptos, llegó precisamente el 14 de
septiembre de 2006, cuando el Oxford English Dictionary añadió la entrada polyamory a su glosario de términos.
En el imaginario colectivo,
sin embargo, el poliamor nació años antes, de mano de Morning Glory
Zell-Ravenheart, líder neopagana del movimiento hippy californiano de
los 70. En un artículo titulado Un ramo de
amantes, aparecido en 1992 en
Green Egg Magazine, una revista neopagana, Morning G'Zell citaba la letra de Triad,
una
oda al ménage à
trois de David Crosby: Queréis saber cómo será / Yo y ella o tú
y yo / Vosotras dos sentadas ahí con vuestra larga cabellera / Vuestros ojos
vivos, vuestras mentes aún creciendo / Diciéndome: ¿Qué podemos hacer / ahora
que las dos te amamos? / Yo también os amo. No veo / por qué no podemos seguir
como tres?
Sí, querido lector, en España
también proliferan las trirejas (esto no lo busque ni en la Fundéu), relaciones de tres
(o más) integrantes, en una de esas cosas que habrán estado ahí siempre pero no
existen hasta que no salen por la tele (o son trending topic). Salieron del armario con
la traducción de Ética
promiscua, su particular Biblia, en 2013, y reivindican una vuelta de tuerca al
"amor romántico" contra mitos y prejuicios.
Luis Parejo
1. "No se puede querer a más de una persona"
Giazú Enciso, investigadora
en Psicología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona, tiene siempre
a mano la misma respuesta para responder a los incrédulos: "Todos
conocemos el
típico caso del hombre casado que tiene una aventura con su secretaria, pero no
deja a su mujer porque aún la quiere. Las quiere a ambas.
¿Cuántas historias hay por ahí de gente que ama a dos?".
La primera batalla de los
defensores del poliamor tiene como contrincante al amor romántico. "Nos
hemos criado con modelos monógamos: Disney, Hollywood... Pero el amor no es un
bien escaso, hay modelos más allá del tradicional", explica.
2. "Eso es una relación abierta de toda la
vida"
El poliamor es una de las
formas de relación no monógama consensuada, pero no la única. Aunque reconoce
que poliamor y relación abierta se utilizan como "términos paraguas"
en muchas ocasiones, Miguel Vagalume, portavoz del colectivo Golfxs con
principios, apunta que la diferencia está en la implicación.
"Las relaciones abiertas
se centran más bien en el aspecto sexual, en las swinger, de
intercambio de parejas, en las casi monógamas (parejas que tienen aventuras
siempre en pareja) o en las parejas no monógamas, cuyos miembros tienen
aventuras cada uno por su lado, pero sin dejar que lo afectivo tome el
protagonismo", explica Vagalume. El poliamor pone precisamente eso, el amor, en el
centro del vínculo.
3. "¿Y si no soy bisexual, qué pinto yo en un
trío?"
Una relación a tres no es
igual a trío, o no necesariamente. "A la hora del sexo nos turnamos", contaba en 2008 a Magazine Juliette Siegfried, poco después de
erigirse en profeta del movimiento poliamoroso en España por medio de
un grupo de discusión en Yahoo. Ella misma posaba en el salón de la casa
familiar con su marido y la novia de éste.
"Una trireja es
un amor a tres", aclara Enciso, "pero no necesariamente implica que
los tres estén enamorados de los otros dos". Normalmente, se trata de aprender a
compartir.
4. "Es para hombres, ellos encantados"
La palabra poliamor suena, a
priori, a paraíso para el hombre heterosexual y cárcel para la mujer. Sin
embargo, al ahondar en la filosofía del término, la cosa cambia. Lo resume
Enciso con un sencillo lema: "Ellos llevan mejor que ellas tengan un
amigo, para evitar comparaciones; ellas prefieren que ellos tengan una amante,
para evitar un vínculo sentimental".
Según su experiencia (investigadora
y personal), los
hombres suelen llevar fatal que haya otro pene en la relación,
mientras que las mujeres, que han sido educadas como "seres de amor",
se adaptan mucho mejor a la presencia de otra compañera.
5. "¿Y los celos? Esto no es para mí"
Un pilar básico en el
poliamor es la comunicación. La gestión de los propios sentimientos y, sobre
todo, de los celos, es objeto de talleres y reuniones entre poliamorosos cada
mes, que se suelen gestar en redes sociales.
Y dirá: "Pero esto vale para cualquier
relación, ¿no?".
"Por regla general, al comenzar una relación tradicional se dan por hechas
muchas cosas. Es como ser heterosexual. ¿A qué edad te planteas que eres
heterosexual? A ninguna, lo eres y punto, nadie se pregunta si estarás
equivocado, o si sólo será una fase", plantea Vagalume. "La monogamia
es un libro que ya está escrito, el poliamor está aún en blanco", subraya
Enciso.
El proceso de desvinculación
de la monogamia, de lo convencional, abre la posibilidad de replantearse las
relaciones. Al final, la psicóloga ha llegado a a conclusión de que lo más
complicado de gestionar, en las trirejas, no son los celos sino el horario. "El amor es infinito,
pero el tiempo no".
6. "¿Es una identidad, una orientación sexual, o
qué?"
El psicólogo francés
Yves-Alexandre Thalmann, autor de Las virtudes del poliamor, describe el momento de
toma de conciencia como comparable al descubrimiento de la orientación sexual.
Pero en el fondo, no tiene nada que ver. "Es una alternativa más, una
elección libre, no debe verse como un corsé que sustituye a otro",
argumenta Vagalume.
"La monogamia no es para
todo el mundo, pero el poliamor tampoco es la panacea", añade Enciso.
"Está empezando a ponerse de moda la no monogamia y, en cierto modo, se está desenfrenando.
Hay gente infeliz e insatisfecha porque siguen buscando al príncipe azul en un
entorno en el que los mitos del amor romántico han sido desterrados",
advierte.
7. "Yo quiero tener familia, esto no me va"
"Existen cientos de
familias con más de dos padres. En los países donde el divorcio es legal,
muchos niños crecen con padres separados que rehacen sus vidas. Aunque se trate
de relaciones monógamas sucesivas, el núcleo funciona como una única familia
que debe lidiar con los celos y la competitividad en beneficio del niño".
Dossie Easton, autora de Ética promiscua, tiene fe en un futuro en el
que el modelo familiar dos papás
o dos mamás sea
aceptado como uno más.
"Esto lleva existiendo
muchísimo tiempo, solo que con un proselitismo mucho menos fuerte que el del colectivo gay",
reflexiona Enciso. De hecho, a lo largo de su investigación, la psicóloga ha
conocido a numerosas familias poliamorosas, con hijos de todas las edades.
"Los niños asumen la normalidad desde pequeños, suelen ser muy maduros
emocionalmente porque tienen no dos, sino tres modelos como referente",
cuenta.
8. "Bah, eso está
condenado al fracaso"
Para Easton, hay que estar
preparado para encontrar en la pareja sentimientos diferentes sobre cómo debe
ser la relación. "Lo importante es tener la oportunidad de negociar cómo queremos
querernos, sin corsés", afirma.
"Tenemos mucho miedo a
quedarnos solos", añade Emilio. "Al fin y al cabo, a la gente lo que
más le importa es la mortalidad de las cosas, su durabilidad, sin mirar si son
auténticas". Y lanza una pregunta: "¿Cuántas parejas que viven
bajo el mismo techo están meses sin hacer el amor?"
SARA POLO