Una mezcla de adrenalina y
amor, que no tiene límites. Ni siquiera los 15 minutos de espera antes del
salto, con la ropa interior como única vestimenta. Sin duda, un plan distinto
para los más aventureros que quieran rehuir de las típicas flores, la cena romántica
o los bombones para celebrar el día de San Valentín.
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