Un ejemplar del escarabajo 'Nicrophorus vespilloides'. Matthieu Paquet
Los
resultados, publicados en la revista PNAS, indicaron que las
larvas de hembras que depositaron los huevos cuando los padres estaban
presentes eran 3,4% más pequeñas que las demás, lo que sugiere que las madres
invertían menos energía en el proceso prenatal para condicionar una mayor
participación de los machos en el cuidado de la descendencia.
Los biólogos observaron, sin
embargo, y en contra de sus expectativas, que los machos son indiferentes al
subterfugio de las hembras y ofrecen el mismo nivel de atención a la
descendencia bajo ambas condiciones. No obstante, esa manipulación fue efectiva
en reducir el consumo de los padres de una fuente de alimento compartida por la
familia. "Esa especie de escarabajos construye su nido en la carcasa de un
vertebrado. Las larvas se alimentan solas de esa carcasa, pero también a través
de los progenitores, que realizan la predigestión del alimento",
explica Paquet en un correo electrónico. El experimento indica que las larvas
más pequeñas que recibieron cuidado paterno crecieron más porque los machos
consumían menos nutrientes para dejarlos a sus crías. Por otra parte, los
machos que cuidaron a larvas de tamaño normal ganaron peso, porque tenían más
acceso a la fuente de alimentos.
"No conocemos el
mecanismo detrás de esto todavía", señala Paquet. "Sospechamos que
las hembras pueden manipular la capacidad competitiva de la prole al depositar
hormonas de crecimiento en los huevos para hacer que las larvas sea más capaces
de obtener alimento, dejando así menos nutrientes para los machos",
explica. El próximo paso de la investigación es comprobar esa hipótesis, afirma
el biólogo.
El experimento de Paquet y
Smiseth hace eco de investigaciones anteriores con aves de las especies pinzón
cebra y pájaro-moscón europeo. En el caso de las primeras, cuando el número de
crías por pareja, y consecuentemente la carga de trabajo, se mantiene
constante, la descendencia recibe una mayor inversión familiar per cápita de las hembras que de ambos padres
trabajando juntos. La situación del pájaro-moscón es más "extrema",
según comenta Paquet: en esa especie, ambos padres tratan de abandonar el
nido lo antes posible para obligar al otro a cuidar de las crías. Debido a ese
conflicto, el 27% de la prole es abandonada por ambos progenitores. "Dado
que los machos probablemente ven la presencia de los huevos como una señal para
huir de la responsabilidad, las hembras los ocultan como única manera de
abandonar la familia antes de que ellos lo hagan", dice Paquet.
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