Que no tengamos claro cómo
son las vulvas es una de las causas que, en opinión de la artista Hilde Atalanta,
conlleva a que miles de chicas se sometan a labioplastias. Buscan la vulva
"perfecta": apretada, pequeña y con unos labios menores discretos que
la hagan particularmente mona, pero que no responde a la diversidad real que
existe.
"Desde una edad temprana,
aprendemos a esconder los genitales. Es algo de lo que no hablas, porque
asimilamos que es vergonzoso. Sería muy útil poder hablar de esto cuando entras
en la pubertad y el cuerpo comienza a cambiar, pero no se hace", explica a
Broadly esta artista afincada en Ámsterdam. En su opinión, ya que las
conversaciones sobre la sexualidad no son comunes en muchos hogares o grupos de
amigos, hablar sobre la apariencia de tu vulva puede resultar realmente
embarazoso. Incluso con tu mejor amiga.
Por eso creó "The Vulva
Gallery", una página Web y una cuenta de Instagram en las que postean
vulvas de todo tipo. Las hay oscuras y rosadas. Simétricas y asimétricas.
Depiladas y con vello púbico. Con labios mayores prominentes, más estrechos,
suspendidos sobre unos labios menores no tan pequeños o con un hilo de un
tampón que desciende entre ellos. "Quiero educar a la gente con las
ilustraciones que hago y los pies de foto que escribo, enseñándoles sobre
anatomía y diversidad. Espero que con mi galería logren sentirse más seguras,
más cómodas y que amen a sus cuerpos, entendiendo y apreciando la gran
diversidad natural de vulvas que existe", asegura.
Sus ilustraciones se utilizan
en institutos de Michigan o Berlín para demostrar que existe tanta diversidad
de vulvas como de narices o pies en este mundo
La cantidad de mensajes
positivos que recibe demuestran que la cuenta funciona y que habría que tener
una conversación abierta sobre la diversidad de cuerpos. "Mucha gente que
me contacta —mujeres y también personas con otras identidades de género— me
cuentan que antes de ver 'The Vulva Gallery' no sabían que había tanta
diversidad de vulvas. Aprendieron por primera vez que eran normales",
declara. Asegura que ver fotografías e ilustraciones de vulvas diferentes ayuda
a tener una imagen más positiva de tus propios genitales, tal y como indican
algunos estudios científicos.
Para ella, tanto la falta de
educación sexual como la influencia de los medios, unidos a "amantes
insensibles" que hacen comentarios despectivos a sus parejas sexuales por
no tener una vulva como las que ven en actrices porno, hacen que muchas
personas se sientan acomplejadas. Incluso llegan a disculparse por sus vulvas.
"Recibí algunos mensajes de doulas y matronas diciéndome que había mujeres
que se disculpaban por cómo eran ahí abajo. Eso me dejo estupefacta; por un
lado porque incluso en medio de un parto se preocupan por el aspecto de sus
vulvas y, por otro, por hacerlo ante profesionales que ven decenas de vulvas diferentes
al año", dice.
El ginecólogo Carles Catllà,
del Institut Marqués, lleva más de 25 años visitando a mujeres y, aunque
reconoce que ni él ni sus compañeras han atendido a ninguna paciente que se
haya disculpado, sí que han escuchado varias veces eso de "¿lo que tengo
ahí abajo es normal?".
El doctor Catllà no sabe si
la gran oferta que existe ahora de tratamientos de estética vulvar es una
respuesta a las necesidades de las mujeres o más bien son los centros los que
crean en ellas esa necesidad, aunque apunta ligeramente hacia lo segundo.
"A nivel de estética, lo
que más consultan nuestras pacientes es el tamaño de sus labios menores.
Mujeres que están acomplejadas porque los ven demasiado largos o por el tamaño
asimétrico", explica. Por eso algunas de ellas optan por la cirugía para
darle otra apariencia a sus vulvas. Pero, ¿es por una cuestión estética o de
salud? "Es por estética, aunque en algunos casos es porque producen
molestias en las relaciones sexuales. Los labios se introducen hacia dentro
durante la penetración y les molestan", afirma.
En su experiencia, la mayoría
de pacientes que se encuentran con estos complejos son chicas de entre 15 y 25
años que, al contrario que mujeres más adultas, no parecen tener tan claro cómo
es su cuerpo. "Falta mucha, mucha educación sexual", afirma. "En
esos casos les decimos que es completamente normal, que si no les molesta no
tienen por qué operarse", dice. De todas formas, aclara que la salud no es
solo la ausencia de enfermedad, así que si una mujer tiene complejos
psicológicos puede operarse. Por suerte, existen diversas técnicas que
consiguen disminuir el tamaño de los labios sin que pierdan sensibilidad.
Para el doctor, lo que no era
una necesidad se ha convertido en una moda que posiblemente en el futuro vaya a
más, a tenor de los simposios que se organizan alrededor de este tema. "En
un tiempo no se verá como un negocio; se verá como una demanda más de la
sociedad", considera. Para evitarlo, Hilde Atalanta seguirá haciendo
ilustraciones de vulvas que ya se utilizan en institutos de ciudades como
Michigan o Berlín para demostrar que existe tanta diversidad de vulvas como de
narices o pies en este mundo. Por mucho que los centros de estética nos vendan
lo contrario.
María G. San Narciso
Imágenes cortesía de Hilde Atalanta
La ilustradora Hilde Atalanta dibuja genitales para terminar
con los complejos y las labioplastias
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