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Una especie de gigantesco
velo blanco ondea sobre la hierba en un parque cercano a la Bahía de Plenty, en Nueva
Zelanda, formando olas como lo harían las aguas de un océano a causa de un
viento suave. La imagen bascula entre la poesía y el horror, porque se trata en
realidad de un conjunto de telarañas producidas por lo que parecen ser
miles de pequeñas arañas.
Según narra en su Web The New
Zealand Herald, Tracey Maris, una mujer que disfrutaba del parque junto a su
familia, capturó en vídeo las imágenes de la colosal seda, cuyas medidas son
asombrosas: unos 30 metros
de largo y entre dos y tres metros de ancho. Al principio, Maris pensó que las
telarañas estaban vacías, pero pronto se percató de la presencia de miles de
pequeñas arañas negras en la parte superior. Es fácil imaginar la impresión.
Las arañas estaban sobre un
montículo elevado, ya que posiblemente buscaban un terreno más alto después de
las recientes inundaciones del ciclón Cook. Según explica a la revista Live
Science Thomas Scheibel, jefe del Departamento de Biomateriales de la Universidad de
Bayreuth en Alemania, aunque en Nueva Zelanda vive un gran número de especies
de araña, es imposible decir cuál fue la autora de este campo de pesadilla.
Los expertos aseguran que
estos tipos de redes de telarañas no están hechos de un solo tipo de seda sino
de sedas con propiedades diferentes. Sin embargo, es probable que todas las
telas en el vídeo hayan sido realizadas por la misma especie, probablemente por
varios miles de individuos.
Este fenómeno no dura mucho
tiempo. Al parecer, el trabajo de las arañas fue destruido parcialmente por un
perro que corría por el campo y una tormenta eléctrica hizo desaparecer lo que
quedaba. No quedó ni rastro de ese paisaje propio de Halloween.
Fenómenos parecidos se han
producido antes en distintas partes del mundo. Por ejemplo, en Lezama,
Argentina, millones de arañas abandonaron su hogar en tierra y se dirigieron a
lugares más elevados, incluidos árboles, para instalarse allí a causa de las
lluvias.
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