sábado, 20 de mayo de 2017

No la dejaron desfilar para Louis Vuitton por estar "demasiado gorda"

Foto: Instagram @Ulrikkehoyer
El de Ulrikke Hoyer ha sido el último caso en el que se expulsa a una modelo de la pasarela por no estar lo suficientemente delgada. La modelo danesa ha publicado un post en sus redes sociales en el que cuenta que fue seleccionada para desfilar en la presentación de la colección crucero de Louis Vuitton en Japón. Voló a París para la 'fitting' y le dieron el visto bueno para participar en el 'show'.
"Estaba encantada con ir a Japón y con que, pese a no estar tan delgada como otras veces, Louis Vuitton me quisiera en su desfile", explica la modelo. Tomó un desayuno ligero, té y agua antes del primer 'fitting' en Francia y tras probarse las prendas recibió una llamada de Alexia Cheval, la mujer que llevaba el cásting advirtiéndole de que había habido "serios problemas durante el 'fitting'". Hoyer asegura que le dijeron que tenía "la cara y el estómago hinchados, que estaba demasiado gorda" pese a usar una talla 34-36 y que le recomendaron que bebiera únicamente agua durante las próximas 24 horas antes de su próxima prueba en Kyoto.
Así, al aterrizar se quedó en su habitación en lugar de acudir a la cena que la firma había organizado para todas las modelos. "Me metí en la cama porque no quería sentarme y cenar delante de unas mujeres que me había dicho que yo no necesitaba comer", cuenta la danesa.
"Me levanté a las 2 de la madrugada con un hambre tremenda. El desayuno empezaba a las 6:30 y tomé lo mínimo. Tenía miedo de encontrarme con Alexia pero tuve suerte y no bajó hasta las 8:30 cuando ya me habían retirado el plato", relata en su publicación de Facebook, "dio los buenos días y se quedó mirándome y después bajo los ojos hacia mi inexistente plato porque quería comprobar que no hubiera estado comiendo".
Foto: Instagram @Ulrikkehoyer
Unas horas después supo que su 'fitting' había sido pospuesto. Recibió una llamada de su agencia de Dinamarca en la que le comunicaron que su participación en la presentación de la colección crucero había sido anulada y que le mandarían de vuelta a casa. "No solo tenía tripa, sino que ahora mi cara regordeta también era un problema y dijeron que me había probado el vestido de manera diferente que en París; no sabía si reír o llorar", escribe en su carta de denuncia.
"Una experiencia que podría haber sido maravillosa terminó siendo muy humillante", dice la modelo y aclara que no piensa volver a trabajar nunca en esas condiciones. Hoyer no quiere aceptar como "normales" este tipo de situaciones que, explica, pueden acabar desembocando en un desorden alimenticio: "Sé que soy un producto, pero he visto a chicas tan delgadas que no sé cómo pueden ni siquiera andar".
Asimismo, se alegra de tener la madurez suficiente para que este tipo de situaciones no le hagan sentir insegura ni caer en la anorexia.

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