miércoles, 3 de mayo de 2017

¡Finlandia toca fondo! Un jurado de adultos nombra “gay del año” a un niño de 15 años y el “premio” se lo entrega… ¡la obispo luterana de Helsinki!

Cuando creíamos que Finlandia había tocado fondo, los hechos por desgracia demuestran que no. La nación que hasta no hace mucho presumía de la conservación de sus tradiciones y de haberse construido, según resalta una de sus canciones más populares, sobre valores como “el hogar, la fe y la patria”, se ha convertido en uno de los laboratorios sociales donde el marxismo cultural persigue la transformación en letrinas de las patrias europeas.
El último ejemplo de esta siniestra pretensión ha tenido lugar en la capital de Finlandia, Helsinki, donde un niño de 15 años de edad ha sido nombrado “gay del año” por un jurado compuesto por personas adultas. Al dato escatológico hay que sumarle otro peor: la propio obispo evangélica-luterana de Helsinki, Irja Askola, fue la encargada de entregar el “premio” al menor.
El niño ya ha sido protagonista de algunas iniciativas para las que las autoridades finlandesas no parecen tener ojos. Así, en noviembre de 2016 publicó un video en youtube en el que proclamaba ser gay.
La obispo de Helsinki dando el “premio” al “gay del año”, un menor.
También apareció en un musical de dudoso gusto dirigido por un homosexualista tristemente célebre por producir los primeros dibujos animados gays y pretender convertirlo en material didáctico en los colegios.
La obispo Irja Askola asistió al estreno el 28 de enero y alabó el tono liberal del musical.
“Ser gay es un asunto personal, pero cuando empiezas a promocionarlo usando a los niños como figurantes, entonces se convierte en algo muy próximo a la promoción de la pedofilia”, ha denunciado Ilja Janitskin, redactor jefe de MV-lehti, el único medio que ha denunciado el aquelarre y por lo que está siendo objeto de severísimas críticas y denuncias en las redes sociales. “Los intolerantes no tienen sitio en nuestra sociedad”, escribió una afamada feminista en twitter.
Ilja Janitskin tiene que desarrollar su labor profesional fuera de Europa debido al cúmulo de amenazas recibidas por sus denuncias contra la destrucción moral y cultural de la sociedad finlandesa. “Las autoridades quieren llevarlo a la fuerza a Finlandia para despojarlo de sus derechos legales”, denuncia una fuente de la publicación. Incluso se ha emitido una orden de arresto contra él en toda la Unión Europea.
Esta es la Finlandia de 2017. La Iglesia evangélica-luterana participa con entusiasmo en el gran proyecto de ingeniería social para la aniquilación de la moral natural. Tanto Irja Askola como el arzobispo de Finlandia Kari Mäkinen, ambos acusados de apropiarse de grandes sumas de dinero provenientes de sus feligreses, participan con devoción en cualquier iniciativa moralmente transgresora.
En la Sodoma europea del siglo XXI, lo peor no es que los jerarcas de la iglesia evangélica-luterana participen en eventos donde se utiliza a los niños para exaltar el homosexualismo, sino que las leyes no protejan a los menores de su pública e impúdica exhibición. Recordemos que en el estercolero finlandés, la libertad sexual está establecida a los 16 años.
Tampoco parece que a los medios informativos de Finlandia la noticia les haya turbado lo más mínimo. La mayoría de las publicaciones, tanto impresas como en Internet, han publicado el nombre y  el rostro del menor con la misma naturalidad que si informaran de algún éxito deportivo de la esquiadora local Tanja Poutiainen. Ni siquiera han tenido la prudencia de pixelar el rostro  del niño. Nosotros, sí.
Este es uno de los más claros ejemplos de la acción corruptora del progresismo y del marxismo cultural en nuestras sociedades occidentales. Sólo desde la amnesia moral o desde la ciega conciencia se puede ya permanecer al margen de la repugnante crónica europea.

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