No respetar el espacio de la pareja. Tiene que comer el aire y que cada uno tenga su
espacio.
Falta de comunicación. Hablar las cosas pero sin llegar a lo que la sexóloga
Ana Fernández denomina “sincericidio”, que es decirle a la pareja las cosas que
le pueden llegar a hacer daño.
Expectativas.
Creer que la otra persona va a cumplir todas y cada una de las expectativas.
Decidir por la pareja. Poner en el pensamiento de la otra persona
pensamientos que no son suyos.
Deseo erótico propio. Creer que los dos viven la relación como lo hace uno,
cada uno es como es.
Hijos.
Convertir a los hijos en el centro de la relación porque se olvida que hay
espacios para la pareja.
Rutina. Hay
que cuidar a la pareja, en el sentido de conquistarla diariamente.
Cuidarse. Tanto
a nivel físico como emocional. Mimarse y hacer cosas que gusten. Cuanto mejor
se sienta uno consigo mismo más cosas positivas transmitirá al otro.
Formas de sorprender. Es muy importante buscar espacios poco habituales o
salir a cenar un par de veces por sitios diferentes.
Cama. Hay
que ir a disfrutar no a competir. No son los juegos olímpicos.
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