Los selfies extremos causan
más muertes en el mundo que los tiburones. Los ataques de este rey de los
océanos son en realidad raros: matan a unas cinco personas cada
año. En comparación, en 2015 ya ha habido doce casos confirmados de personas
que han perdido la vida accidentalmente al tratar de hacerse un autorretrato,
según los datos que maneja The Telegraph. Las “muertes por selfie” se deben,
como cabe imaginar, a caídas desde lugares peligrosos (acantilados,
rascacielos) o a atropellos en la calle, mientras presumiblemente el retratista
prestaba más atención al móvil que a los coches. El problema ha pasado de
anécdota a categoría en algunos lugares, como en Rusia, donde el gobierno
ha publicado una guía (sobre estas líneas, una de las imágenes que se
utilizan) que detalla cómo no morir en el intento de selfie, en la que se
aconseja no frecuentar las superficies peligrosas. No es una precaución baladí:
en Rusia, como sabemos, abundan los fotógrafos temerarios. Y ya que estamos,
¿sabes quién inventó el “palo selfie”? Esta es su historia.
Por J. F. Alonso
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