Escena de parranda navideña en 'Mad Men'. Foto: Cordon Press
A los que odiamos la Navidad nos sorprende leer
en algunos artículos que ésta es la etapa de mayor desenfreno sexual del año.
Nos resulta chocante creer que los oscuros días de invierno, tras capas y capas
de ropa, mantas y edredones, son los que registran más escenas subidas de tono,
más infidelidades, más sexo ocasional y más índices de concepción, como
confirma la aglomeración de nacimientos en los meses de septiembre y octubre.
Sí, las estresantes y materialistas navidades nos invitan al sexo. Las opíparas
celebraciones en familia, en las que inevitablemente se acabará declarando la
guerra a un nuevo pariente, hasta ahora del mismo bando, parecen ser que, lejos
de dejarnos fríos, avivan nuestros bajos instintos. Los cócteles de las barras
libres de las cenas de empresa tienen el extraño y mágico poder de convertir a
impresentables y trepas compañeros de trabajo en seres que destilan un
irresistible sex appeal. Y las fiestas de Nochevieja, en las que
muchos depositan sus mayores esperanzas eróticas y se equipan con todo tipo de
ropa interior roja para que la ocasión no les pille desprevenidos, al parecer,
se asemejan a orgías romanas y acaban con estas prendas hechas jirones.
En navidad se
‘encargan’ más niños
Vayamos por partes. Para
empezar, las estadísticas confirman que, en EEUU, el 16 de septiembre es el día
del año que más personas celebran su aniversario, lo que significa que fueron
concebidos en la época navideña. Hasta ahora se tendía a echarle la culpa de
esto al champán o al sentimiento fraternal y de unión entre los hombres y, por
supuesto, las mujeres. Pero algunos empiezan a pensar que pueden existir
también razones de mayor peso biológico. Helen Fisher, bióloga antropóloga e
investigadora del Center for Human Evolutionary Studies en la Rutgers University,
declaraba a Yahoo Parenting que, “desde el punto de vista evolutivo
tiene sentido”, ya que aunque los humanos no tengan época de celo, “si se
concibe un bebé en noviembre o diciembre, éste nacerá en agosto o septiembre,
la época donde hay abundantes frutas y vegetales, y cuándo la temperatura hace
posible sacar al niño al aire libre. Algo que cobra sentido desde una
perspectiva darwinista”. Fisher añade, además, que en los últimos meses del año
es cuando los hombres tienen unos mayores niveles de testosterona, un factor
que hace que “la expresión de la sexualidad sea más probable”.
Los datos del National Birth
Records, en el Reino Unido, confirman también que el mes del año en que nacen
más ingleses es el de septiembre, convirtiendo así al periodo navideño en una
fábrica de seres humanos. Mientras, en España, las estadísticas del Movimiento
Natural de la Población,
que el INE publica cada año, muestran que octubre es el momento donde se
registran más nacimientos en siete comunidades españolas, por lo que se deduce
que el mes de gestación es enero. Pero esto no siempre fue así. En los años 80
los datos daban que mayo era la época del año en que se celebraban más
cumpleaños, sin duda consecuencia de la relajación y el efecto erótico del
verano, el ansiado mes de agosto y las vacaciones. Pero el deseo sexual es una
cosa y la capacidad reproductiva otra, ya que se sabe que el calor puede
afectar a la calidad del esperma –ya de por sí bastante disminuida debido a la
contaminación y a otros factores de la vida moderna –. Como el experto en
fertilidad masculina, Erick Seaman, cuenta en su Web, “los testículos están a
una temperatura más baja que la del resto del cuerpo. Si la temperatura aumenta
y se mantiene, esto puede tener un efecto negativo en la cantidad y calidad del
esperma”, lo que explicaría, en parte, el baby boom otoñal.
Razones biológicas a parte,
los sexólogos y ginecólogos también apuntan a que las navidades, con sus
desplazamientos, fiestas y mayor consumo de alcohol, es un momento propicio
para que muchas mujeres se olviden de tomar sus anticonceptivos orales, lo que
también incrementaría la tasa de concepción por esas fechas. Sí, muchos de los
que hemos nacido en septiembre no estamos en este mundo por obra y gracia del
amor, de los besos bajo el muérdago y de las frías noches que invitan a
tumbarse frente a la chimenea e a ir entrando en calor; sino, me temo, debido a
los efectos colaterales de Freixenet o de la sidra champán El Gaitero.
No sabemos si también en este
punto debemos culpar a las burbujas, pero parece ser que las navidades son, de
nuevo, el momento del año más elegido para hacer propuestas matrimoniales y
declararse. Según una encuesta que realizó Facebook entre 2,6 millones de
usuarios, Nochevieja, seguida del día de Navidad y primero de año, encabezan la
lista de los momentos elegidos para hacer la temida pregunta, dejando al
romántico día de San Valentín en un cuatro puesto, por detrás de las presentes
festividades. Tal vez la crisis tenga algo que ver en el asunto y los hombres,
que generalmente son los que realizan este tipo de trabajos pesados, piensen
que eligiendo estas fechas se ahorran una cena y matan dos pájaros de un tiro.
Más sexo ocasional
Mientras las parejas deciden
reproducirse o relajarse en la aplicación de medidas anticonceptivas; los
solitarios y sin pareja se hacen con provisiones de preservativos para esa
temporada de vacas gordas, con innumerables fiestas que propician el sexo
ocasional. La proximidad del fin de año parece obrar un cierto efecto “fin del
mundo” en el que la consigna es “utilicemos nuestros órganos sexuales un poco
más, o por primera vez, antes de que llegue el 31”.
Las ventas en juguetería
sexual aumentan considerablemente en esta época, según Javier Cuenca, gerente
para España de la franquicia española de tiendas eróticas Sex Place, “el
negocio ha vivido, en nuestro país, un incremento del 40% con respecto a las
navidades pesadas. Generalmente las ventas se duplican en estas fechas y los
productos estrella son los vibradores de gran calidad para las mujeres, y los
masturbadores masculinos para ellos”. Aunque yo me atrevería a decir que las
ventas se incrementan en todos los sectores, incluidos el de las corbatas, los
pañuelos de las narices y las mantas eléctricas. Lo que también es verdad, es
que cada vez va siendo más probable que nuestra madre o, incluso nuestra
abuela, nos pida un patito vibrador o unas bolas chinas, en vez de una manta
para el sofá. O que el amigo invisible muestre, cada vez más, una cierta
inclinación erótico-festiva, al amparo de su anonimato.
Quién no haya tenido nunca
una “relación inadecuada” al estilo de Bill Clinton y Mónica Lewinsky con algún
compañero de trabajo, durante la cena de empresa, que levante la mano. The Independent publicaba
estas fechas un artículo con los resultados de una encuesta llevada a cabo en
el Reino Unido por la firma de ropa interior, Ann Summers, entre 2.000 adultos.
Por un momento olvidemos las cenas de empresa a la española, en un restaurante
que, casualmente, es propiedad de algún familiar del jefe, y visualicemos otras
mucho más salvajes, al estilo inglés, en la propia compañía, como la que tenía
lugar en la magistral película El apartamento (1960), de Billy Wilder.
Según revela este sondeo, el 39% de los ingleses tienen sexo en la
fiesta de empresa y, gran parte de los que no lo tienen, reconocen
haber besado o hecho manitas con algún colega. Los que más ligan son, al
parecer, los del departamento de informática, –¡quién lo diría!–, seguidos por
el legal y el de recursos humanos. En cuanto a cargos, el 65% de los que mojan
son seniors managers, comparados con el 28% de los directores y el 26% del
resto de los cargos. Pero estos datos no deberían extrañarnos, ya que no hacen
sino confirmar la teoría de la evolución de las especies y la del trepismo. Los
grandes y fuertes siempre son más atractivos, ya sea para la naturaleza o para
el aspirante a mejorar su posición en la empresa. En cuanto a los lugares donde
confraternizar con los compañeros de tareas, el aparcamiento y la sala de
juntas son los más socorridos. Aunque cualquier sitio apartado puede valer como
el almacén, la cantina y hasta, para los más atrevidos o con despacho
individual, el propio escritorio.
Foto Internet
La infidelidad se
vuelve más complicada
La parcela en la que los
encuentros eróticos disminuyen es la de las infidelidades, ya que una cosa es
echar una cana al aire y otra, muy distinta, es toda la melena. La multitud de
reuniones y celebraciones familiares hace difícil encontrar un momento para
poner los cuernos que, en esta temporada se reducen a los sombreros de renos,
con cornamenta incluida. Aún así, según un estudio que Gleenden, la Web de contactos
extramatrimoniales, llevo a cabo este año, entre más de sus 8.000 usuarios en
Europa; un porcentaje bastante alto, el 41%, logra hasta hacerse con alguna
coartada –curso de reciclaje en Navidad o urgencia de trabajo- para poder ver a
su amante. Mientras el 60% de los infieles, permanecen en contacto con sus
objetos de deseo en Navidad, para que la cosa no decaiga. El medio de
comunicación más utilizado entre los que engañan a sus parejas sigue siendo el
teléfono (32%), seguido de una aplicación móvil que Gleender pone a
disposición de sus clientes, y que resulta mucho más discreta.
Pero no todos creen que la
navidad es el periodo más excitante del año. Para la psicóloga y sexóloga Ana
Sierra, con consulta en la
Fundación Sauce, Madrid, “muchos de mis pacientes,
generalmente acusan lo contrario, un descenso del deseo, por eso yo les pongo
planes para erotizar estas fiestas. Tal vez la gente más joven viva estas
fechas con un incremento de la libido, pero no todos. Hay mucho estrés, muchos
compromisos y cenas que organizar, lo que no es precisamente muy excitante. Sin
contar con que muchos viven estos días con una cierta tristeza por recordar a
seres queridos que ya no están aquí. Las parejas con niños tienen menos
intimidad y más obligaciones y luego, el exceso de comida y bebida dificultan
las labores para un buen sexo”.
Sexualmente pertenezco más a
la especie de algunos plantígrados, que hibernan por estas fechas y despiertan
en primavera, pero para el resto de la humanidad les recuerdo que el fin de año
se acerca y que lo que no consiga la cuidada puesta en escena, sin duda lo
logrará el cotillón y la barra libre. Y por cierto, feliz y sexy 2016.
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