Por ejemplo, la sexualidad está de
rebajas. Puede que la suya se encuentre así en este momento
pues, al parecer, ahora todo está en venta. Incluso su sexualidad, se podría
utilizar como moneda de cambio.
Pagar con el sudor de su...entrepierna
¿Qué le parecería pagar una
serie de servicios con sexo? A más de una persona le encantaría la idea, sin
duda. Podríamos comprar en la carnicería o en la farmacia sin necesitar
efectivo o tarjeta de crédito pero, ¿lo consideraría prostitución?
Esto, que puede sonar a
inocentada navideña, no lo es. Hace poco menos de un mes, nos sorprendía una
noticia
holandesa sobre un hecho que parece ser que se lleva
practicando desde el 2014 y se ha estado investigando durante este tiempo.
Consistía en la oferta y demanda de clases de conducir a cambio de sexo,
y viceversa.
La noticia apareció porque el
ministro de Seguridad y Justicia de Países Bajos, Ard van der Steur (del
partido demócrata-liberal VVD) comentaba lo siguiente. "Ofrecer clases de
conducir a cambio de sexo no puede considerarse como prostitución".
"Al fin y al cabo, los actos sexuales en este caso no se estarían pagando
con dinero, sino con clases de conducir", escribía van der Steur. Alegaba
que la propuesta, al venir de la persona que deseaba pagar con sexo y al no
ofrecerse sexo a cambio de dinero, no se podría considerar prostitución. Como
la moneda es en sí el sexo, no sería un caso de prostitución. Si alguien lo
entiende que me lo explique, porque no veo muy bien la diferencia pues, al fin
y al cabo, sacarse el carné de conducir supone un gasto económico. Esto, por
tanto, se consideraría un trueque, sin más.
El caso es que, en Holanda,
se puede acudir a estas clases de conducir desde los 16 años y medio y parece
que estos adolescentes se ven involucrados en estas negociaciones sexuales
realizadas por Internet. Por esta razón, el ministro de justicia ha aclarado
que, "cuando profesores de autoescuela ofrecen clases a menores a cambio
de sexo, entonces sí que está prohibido", en alusión al artículo 248 del Código Penal
neerlandés, que castiga la incitación de menores a ejercer la prostitución.
Pero, ¿no hemos quedado que
no era prostitución por no haber dinero por medio? A mí algo se me escapa. Esto
me recuerda a la frase: "Hijo, cuando seas mayor comerás dos huevos".
El aprendizaje que ofrecemos a nuestros menores sobre lo que podemos conseguir
con nuestra sexualidad es evidente. Podemos conseguir todo en potencia.
Pero le aseguro que esta no
es la primera noticia que he escuchado relacionada con pagar con sexo.
¿Le desatasco la cañería, señora?
Encontré una curiosa noticia
aparecida en diciembre del 2011. Esta se hacía eco de un comentario de Mariela
Castro, la hija sexóloga de Raúl Castro, que visitando el Barrio Rojo de Ámsterdam
reconoció que, cuando a una mujer cubana le arreglan el baño y no tiene cómo
pagar al fontanero, " le paga con sexo, y eso no quiere decir que lo
vuelva a hacer, pero lo resuelven en ese momento". De esta manera, la
directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) admitía que la
prostitución está enraizada en la rutina diaria de la isla.
Parece que podemos pagar con
sexo al profesor de autoescuela o al fontanero que, por defecto, solemos pensar
que serán hombres, y lo tiene que aceptar, quedando encantado. El concepto del
hombre siempre dispuesto parece estar muy enraizado y algunos podrían sentirse
identificados, lo que no ocurrirá con el resto, sintiéndolo como un insulto,
inclusive. Por otro lado, ¿Cree que una profesora o fontanera aceptaría el
intercambio?
Sexo por Amor y Amor por Sexo
"Las mujeres ofrecen
sexo por amor y los hombres amor por sexo". Esta
frase la he escuchado bastante a lo largo de mi vida y, parece ser, que tenemos
bastante interiorizada nuestra "moneda sexual oficial" según el
género con el que nos identifiquemos.
Aunque no esté en absoluto de
acuerdo e, incluso, me repugne pensar que pueda ser así, he de reconocer que
esta idea ha calado culturalmente en nuestra sociedad y se ve bastante en cada
uno de los géneros.
Creo que está tan mal visto
aún que una mujer desee sexo por sexo, por eso lo adorna con amor, en
ocasiones, para que se acepte su pulsión sexual. Y qué me dicen del
hombre "blandengue" como dijo el Fary. El hombre es macho y sexual,
nada de ñoñerías, al grano y siempre dispuesto a demostrarlo. Este reparto
desigual y desfasado, impide a los varones expresar y vivenciar sus afectos y a
las mujeres disfrutar, sin culpa, de nuestra sexualidad más primaria.
Me apena pensar que, la
mayoría de nosotros, no valoramos nuestra sexualidad. Y, en estas fechas en
las que pedimos regalos y deseos, podría ser un buen momento para replantearnos
ciertas cuestiones.
¿Qué le han traído los Reyes Magos?
Nuestra cultura consumista,
las campañas publicitarias, el vecino que tiene aquello, la actriz que viste
con lo otro y nuestra idiosincrasia, hacen que nos convirtamos en compradores
compulsivos, deseemos lo indeseable y se generen deseos neuróticos,
artificiales, inútiles y desalmados.
¿Por qué no pedir algo
perenne, que le sea útil realmente, le genere alegrías y le haga sentir
placeres? Son magos, ¿verdad? Pues vamos a pedirles que hagan magia. Yo, como
dijo Wayne Dyer, "Soy realista, espero milagros".
Podría pedirles la paz
mundial, sí, pero para barrer el mundo, habrá que empezar por la casa de uno.
Empiece por usted, sienta qué necesita realmente en todas y cada una de las
áreas de su vida, sin olvidar su sexualidad.
¿Por qué no les pidió a sus
reyes conocer más sobre su sexualidad?
Por si se le olvidó en su
carta, está a tiempo aún. Los reyes, a veces, esperan a las rebajas. Como Reina
Maga oficial de la sexualidad, que está muy de moda, le ofreceré un
avance de lo que puede pedirles.
Por supuesto, antes de pedir
nada, habrá que conocer un poco lo que pedimos.
Qué es la sexualidad
Según la Organización Mundial
de la Salud
(OMS), la sexualidad humana es un aspecto central del ser humano y está
presente a lo largo de toda su vida. Abarcaría al sexo, las identidades y el
género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación
sexual. Se vivencia y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos,
creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones
interpersonales. Aunque la sexualidad incluya todas estas áreas, no todas ellas
se vivencian o se expresan siempre. Está influida por la interacción de
factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales,
éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales. Ahí está nuestra
sexualidad, tan presente en nuestras vidas y tan poco valorada en numerosas
ocasiones.
Por tanto, si desea iniciar
su año valorando más este aspecto, podría pedirles a los Reyes Magos que,
cuando vayan de rebajas, miren a ver si encuentran oro para recargar de autoestima su
sexualidad e incentivar la motivación para el autoconocimiento;
incienso para matizarla con un halo de alquimia sexual y espiritualidad y
mirra, para disfrutar la pasión y vivir el placer plenamente.
El regalo ya lo tiene, su
sexualidad está ahí esperando ser descubierta. Si la regala o intercambia como
moneda para poder rellenar sus carencias, podrá desvirtuar uno de los dones más
preciados que posee. Usted decide.
*Ana Sierra es psicóloga y sexóloga https://about.me/AnaSierra
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