El desfile de
Otoño/Invierno de 2007 de Alexander McQueen, dedicado a las brujas de Salem,
con Pentagrama rojo incluido.Foto: Tumblr
“¡Acepta!, ¡acepta!”. Una sola palabra
bastó para que Christian Dior, supersticioso confeso, abriese su propia
firma en 1944. La pronunció su pitonisa favorita, Madame Delahaye. El diseñador
jamás tomaba una decisión sin consultar a su tarotista predilecta. Su vida
estuvo marcada por las adivinas. Fue otra, muchos años antes y cuando sólo
tenía 14 años, la que le aventuró aquello que marcó su existencia y tanto se ha
repetido al hablar del creador del New Look: “sufrirás la pobreza pero
alegrarás la vida de las mujeres. Gracias a ellas, encontrarás el éxito”.
Influenciado por su abuela, Dior combinaba sus visitas a la iglesia (era un
católico recalcitrante) con una pasión por las maestras del ocultismo. Vivía
rodeado de amuletos. En el bolsillo de su chaqueta llevaba un relicario
envuelto con una flor seca (que también puso en el dobladillo de todos sus
modelos de Alta Costura). Siempre tenía cerca un trébol de cuatro hojas. El 8
era su número mágico.
Todas esas manías siguen
influyendo en la maison. La casa francesa no quiere despegarse de ese
ánimo de “provocar una suerte infinita“. La estrella centelleante que corona el
edificio Dior en Ginza (Tokio), el reloj Dior VIII (8) o la camiseta con el
infinito (el 8 en posición horizontal) que Maria Grazia Chiuri imprimió en su
primera colección para la casa francesa hace unas pocas semanas son algunos de
los ejemplos de esa búsqueda eterna de lo mágico. La exdiseñadora de Valentino,
y primera mujer al frente de la dirección creativa de la firma, se estrenó con
una serie de prendas repleta de guiños a ese pasado supersticioso de su
creador: referencias al tarot o los corazones y tréboles que siempre procuraba
tener cerca.
Arriba, Christian
Dior, rodeado de símbolos de astrología junto a Madame Delahaye. Abajo, tres de
las referencias que Maria Grazia Chiuri quiso hacer sobre los talismanes
(corazones) y adicción al tarot de Christian Dior.
“Lo de Christian Dior es el
ejemplo de diseñador de moda que creía en lo esotérico pero no lo trasladaba a
sus diseños”, cuenta Victoria Braojos, responsable de La influencia del
esoterismo en la moda, exposición que se inaugura hoy en Madrid y que, mediante
30 piezas aglutinadas por varios coleccionistas, trata de analizar esta curiosa
relación entre el mundo del ocultismo y los creadores de tendencias. “Dior era
creyente, pero luego están los diseñadores que no creen pero recurren a
referencias esotéricas en sus diseños por pura estética, como Karl Lagerfeld;
el que cree y que además lo lleva a su terreno, como Jean Paul Gaultier o Dolce
& Gabbana –la
iconogrofía religiosa está presente desde sus inicios y el más extremo de
todos, con una visión futurista y de creencia en lo paranormal y los extraterrestres,
Paco Rabanne (que predijo, erróneamente, que la estación
espacial MIR se abatiría sobre París el 11 de agosto de 2009)”.
La exposición madrileña sólo
se podrá ver durante la jornada de hoy en el número 61 de la calle Ortega y
Gasset. Una muestra efímera debido a que, según Braojos, las prendas son “muy
delicadas” y, además, ocupan el espacio del plató de la futura escuela de
Esoterismo y del programa online que ella misma produce, Ventana al más allá.
Los visitantes que puedan pasarse hoy podrán encontrarse con un diseño mini de
Courrèges en el que se ve el damero masónico (“lo encontré yo en París justo
cuando Courrèges murió, él se regía en sus diseños por la geometría sagrada”,
asegura Braojos), un sombrero de Philip Treacy con la carta del loco del Tarot,
un cuerpo de Alexander McQueen de su colección dedicada a las brujas de Salem
(otoño/invierno 2007), un libro firmado por Jean Paul Gaultier (otro que
también se vio influenciado por el espiritismo de su abuela –peluquera que
tiraba las cartas a sus clientas en el salón de belleza), un reloj de
inspiración gótica de Dior, zapatos inspirados en el Mago de Oz y
diversas ilustraciones de diseños de alta moda esotéricos de varios diseñadores
de Gonzalo López.
Jessica Stam como una
virgen en la colección primavera verano de 2007 de Jean Paul Gaultier y
colección primavera verano 20015 de Gareth Pugh, inspirada en el ocultismo
pagano. Foto:Cordon Press/ Gareth Pugh
Ya sea por estética o por
pura inspiración, la moda recrea cíclicamente un diálogo creativo con la
simbología esotérica. Uno de los eventos más reseñables fue el desfile de
Alexander
McQueen de su colección de otoño-invierno en 2007. Sobre un
espectacular pentagrama rojo pasearon modelos con maquillaje a lo Nefertiti
bajo una pirámide invertida en la que se podía ver, tal y como describió Vogue en su crónica por aquel entonces, “un
macabro vídeo de mujeres desnudas, descomposición de cráneos y sangre y fuego
que jugaba sobre sus cabezas”. El show y las prendas respondían a una
revelación familiar del diseñador: su madre descubrió que su árbol genealógico estaba
relacionado con una de las víctimas de los juicios de Salem y fue ahorcada por
los puritanos en 1692. Brujería reflejada en los diseños de un
creador que nunca renunció a su lado más oscuro. Gareth Pugh
también tiró de esta simbología en su colección primavera verano de 2015, con
pentagramas y reminiscencias al ocultismo en sus diseños. Diseños con calaveras
y triángulos a lo illuminati. Para invasión calavérica, la que supuso ver cómo
las cadenas low cost copiaban hasta el exceso el diseño que popularizó McQueen.
Braojos destaca que no solo
la moda pronta ha copiado toda esta simbología de los grandes diseñadores,
hasta la equipación
del FC Barcelona tiene elementos esotéricos.”Joan Gamper era
masón y la escudería de masonería que le pertenecía era blaugrana“. El fact
checking le da la razón (en parte): entre las probabilides del porqué del
rojo y azul, además de los colores del Basilea –equipo en el que jugó–, o que
con esos colores se llevaba la contabilidad del equipo, está la teoría de que
Gamper o bien se hizo masón en su Suiza natal o bien entró en una logia de un
suizo afincado en Barcelona cuyo mandil tenía esos colores. “Aunque
no creamos en el ocultismo, es innegable negar que sus símbolos nos rodean y
nos influyen. Hasta en la forma de vestir. Hay muchísima gente que lleva
prendas con mensajes de este tipo y ni se dan cuenta”, apunta. Que se lo digan
a los 3.637.000 compradores que se hicieron con la camiseta del Barça la
temporada pasada.
Por Noelia Ramírez
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