Por los caminos de tierra que
se adentran en la espesura comunicando unas aldeas con otras no es infrecuente
encontrarse divertidos carromatos de tracción animal que se cruzan con
camionetas abarrotadas de gente que viaja sentada en la parte trasera del
vehículo, la destinada normalmente a las mercancías. Los llaman PMV (Public
Motor Vehicule) y es el único (y barato) medio de transporte público de que
dispone la isla, al margen de las avionetas que cruzan constantemente los
cielos desde un pequeño aeropuerto a otro.
Aunque el sistema social de
las tribus de PNG es muy complejo, la vida transcurre hoy apaciblemente en las aldeas de la costa,
auténticas comunas donde la tierra es de todos y las casas y los cerdos de cada
uno. Cada familia tiene su huerta, que las mujeres atienden al amanecer, antes
de que el calor apriete. Por eso no es infrecuente, cuando se visitan las
aldeas, encontrar a la gente ociosa, sentada a la sombra, mientras los niños
corretean por las praderas de espléndido césped que se extienden entre unas
chozas y otras.
A las afueras de Bil Bil,
Busy Bee me lleva a visitar a Johnny, famoso entre los suyos por su habilidad
con las mariposas. Johnny pasa horas observándolas hasta descubrir qué flores
le gustan a cada especie. Entonces, las planta en su jardín y pronto tiene una
nueva colonia de coleópteros revoloteando entre ellas. No muy lejos, la pequeña
aldea de Balek se asienta al pie de una impresionante pared de coral que
emergió del mar al mismo tiempo que la cordillera central de la isla, en algún
remoto momento geológico. Está cubierta de una tupida vegetación que no permite
adivinar su naturaleza hasta no adentrarse en alguna de las numerosas cuevas que
hay en la base y descubrir los restos de coral muerto y fósiles marinos que
abundan por doquier. De una de las cuevas más próximas a la aldea mana una fuente de aguas sulfurosas,
tan azules y transparentes que parecen mágicas.
Esta bellísima poza, de aguas
inexplicablemente azules, es la que se utilizó para rodar algunas escenas de la
película ‘Robison Crusoe’
Los alrededores de Madang
están salpicados de aldeas escondidas y casas diseminadas entre una espesa
vegetación tropical. Cada una tiene sus características e idiosincrasia
peculiares, pero ninguna puede compararse a Haya. Apartada, en lo alto de una
colina, se extiende en pequeños barrios a lo largo de un camino ondulante de
tierra. La esponjosa y cuidada pradera en la que se asientan las viviendas de
paja trenzada no envidiaría al jardín del mejor palacio europeo. Cada familia
tiene su choza de palma, su huerta, de la que se nutre, y su piara de cerdos,
algo esencial para la economía familiar. Los vegetales se cultivan para comer,
pero los cerdos sirven también como moneda de cambio para adquirir bienes,
comprar esposas para los hijos o, incluso, adquirir créditos (moka) para
enfrentar deudas o llevar a cabo proyectos familiares. Entre las tribus de PNG
hay grandes diferencias sociales, pero si algo en común comparten todas es la
trilogía universal de Tierra, Cerdo y Mujer, que constituyen (por ese orden)
los pilares de su organización social.
Diversas escenas de la relajada y apacible vida comunal/
Fotos: F. López-Seivane
Haya es, como digo, una aldea
de cuento de hadas, donde la vida transcurre al margen de la ambición y de las
miserias mundanas. Hombres y mujeres llevan con naturalidad los torsos desnudos
y los niños, que cascabelean entre risas incesantes por la pradera,
parecen de todos. El porche de la casa del big man (el jefe), emplazada
en ese lugar prominente, en plena plaza, que los pueblos de occidente reservan
al Ayuntamiento, sirve tanto de lugar de encuentro social como de foro para
discutir los asuntos que afectan a la comunidad.
El ‘biga man’ (jefe) de Haya,
con unas gafas que le distinguen como hombre muy especial dentro de su tribu. En
fin, como te decía la principio, no se si esto es el paraíso. Júzgalo tu mismo.
Foto: F. López-Seivane
Publicado por Francisco López-Seivane
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