El juez Asghar Jan ha dicho
tras los procedimientos que «un individuo así no puede ser perdonado, después
de asesinar a su hija a sangre fría por una disputa menor».
El condenado asesinó a golpes
a su hija de doce años de edad al considerar que no había cocinado bien el
plato, tras lo que dejó su cuerpo frente a un hospital y denunció su secuestro.
Fuentes policiales afirmaron
tras el suceso que tanto el padre como su hijo «mantenían sus lágrimas de
cocodrilo», agregando que la madre ya había denunciado el asesinato a golpes de
su hija.
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