Nuestro hogar es ese
espacio donde no le tenemos que rendir cuentas a nadie. Pasamos horas obligados
a aparentar ante los demás con nuestra ropa y nuestra imagen. Se entiende,
pues, que cuando llegamos a casa, lo que deseamos es estar cómodos, dejando de
lado cualquier preocupación por nuestro aspecto y dando pie a nuestros más oscuros anhelos de
relax y vaguería.
Otorgarse el privilegio del
descuido puede ser toda una dicha, e incluso una sana manera de limpiar la
mente de preocupaciones. Pero como todo en esta vida, estos caprichos hay
realizarlos con mesura y no caer así en el pecado capital de la
pereza.
Toda una segunda
piel. Foto Articulo
El pijama es el símbolo por
excelencia del descuido doméstico. La mayoría de las personas no disponen de
más de dos o tres en su armario, guardando, como máximo, un conjunto exclusivo
para estar aparentes cuando reciben una visita del médico. Sin embargo, incluso
cuando tenemos todo un catálogo para elegir, siempre está ahí ese pijama favorito
al que recurrimos como una segunda piel.
Todos tenemos microorganismos en nuestra piel y en nuestros intestinos.
Si llegan a ciertas partes de nuestro cuerpo pueden causar problemas
Tiramos a la lavadora todos
los días la ropa de calle que hemos llevado puesta durante la jornada, pero con
el pijama, esa norma no se cumple. La profesora Sally Bloomfeld, de la London School of
Hygiene & Tropical Medicine desvela qué se oculta tras esa omisión de la higiene
que cometemos y con la que en parte muchos disfrutan.
Amenazas de andar por casa
“De nuestra piel se desprenden muchas células
todo el tiempo”, afirma esta experta. “Todos portamos
microorganismos en nuestra piel y en nuestros intestinos que no suelen ser
perjudiciales, pero si llegan a ciertas partes de nuestro cuerpo pueden
causarnos problemas”.
Foto Internet
El pijama se transforma así
en la vía que permite su
desplazamiento por nuestro cuerpo, y la amenaza puede ser menos
baladí de lo que aparenta: “Muchos portamos la bacteria del estafilococo, que
puede generar infecciones si penetra en cortes y heridas. Todos tenemos también
la bacteria del E.Coli en nuestros intestinos”.
Los hombres metían el pijama en la lavadora solo una vez cada dos
semanas, mientras ellas lo podían utilizar hasta diecisiete días seguidos
Diversos problemas en la piel
pueden estar provocados por estos microorganismos. De entre ellos el más
preocupante es el SARM, una cepa del estafilococo particularmente peligrosa y
difícil de tratar ya que es resistente a la penicilina y la meticilina. Si bien una
colonia de SARM en individuos sanos no suelen tener consecuencias, ciertas
infecciones causadas por la bacteria pueden ser particularmente graves.
Según Bloomfeld, dichas
bacterias pueden entrar también en el tracto urinario causando cistitis,
una inflamación aguda de la vejiga que afecta sobre todo a las mujeres, y que
se manifiesta en síntomas como la necesidad urgente de orinar, quemazón en la
uretra y dolor al orinar o en las relaciones sexuales.
Usos y costumbres del pijama
La empresa de colchones
Ergoflex realizó un estudio entre la población del Reino Unido para indagar
sobre el verdadero uso que se le daba al pijama. Con una muestra de 2.410
parejas, con individuos comprendidos entre los 18 y los 30 años, los resultados
sobre el empleo este atuendo tan hogareño fueron sorprendentes. Vistos los
riesgos de los que hablamos, merece la pena replantearse ciertos hábitos.
Según dicho trabajo, los
hombres británicos metían el pijama en la lavadora solo una vez cada dos
semanas, y en el caso de ellas el número de jornadas que podían vestir un mismo
pijama llegaba hasta los diecisiete días.
Aunque lo laves, si lo has llevado puesto dos semanas,
la limpieza no será tan higiénica ya que los microbios se habrán acumulado
Las razones para lavar tan
pocas veces la indumentaria van desde la excusa de que solo se utilizaba para dormir
hasta echar la culpa a la pareja por no poner la lavadora, pasando por no tener
pijamas suficientes en el armario para cambiarlos, que el pijama no olía a
sucio o que la
pareja no se quejaba.
En el caso de las mujeres los
modelos más utilizados eran los pijamas de dos piezas (38%),
mientras que un 28% declaraba dormir solo en ropa interior. Entre los hombres
colocarse entre las sábanas en calzoncillos era la tónica (38%). El 35%
prefería utilizar exclusivamente el pantalón del pijama, o unos ‘shorts’,
mientras que el atuendo de dos piezas era el preferido por el 19%.
Foto: Articulo.
Bloomfeld es clara y recomienda meter el pijama en la lavadora por lo menos una vez a la
semana: “Con el lavado se deberían eliminar la mayor parte de
los microbios, pero si lo has llevado puesto durante quince días, la limpieza
no será tan higiénica ya que estos se habrán acumulado”. Elegir los programas
adecuados es también fundamental ya que “cuando metes tu pijama
en la lavadora, si está fuertemente contaminado por gérmenes, estos se pueden
transferir a otras prendas”. De esta manera los microbios se pueden incluso
difundir entre varios miembros de la familia, siendo especialmente peligroso
que acaben en piezas que están en íntimo contacto con la piel, como es el caso
de la lencería o de la ropa interior.
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