martes, 11 de abril de 2017

Hombres medicados por disfunción eréctil disfrutan planificando sus encuentros sexuales

v Cuatro de cada cinco individuos aseguran no sentirse mal por no poder disfrutar de un acto espontáneo

v La frecuencia promedio de relaciones coitales en este grupo es de seis al mes
La disfunción eréctil no impide que muchos hombres disfruten de su sexualidad. (Archivo)
La mayoría de los pacientes que tienen disfunción eréctil (dificultad para lograr o mantener la erección) y toman algún medicamento para controlar esta situación, no se sienten intimidados por no poder tener actos sexuales espontáneos. Tampoco los restringen y más bien disfrutan al planificar cada encuentro con su pareja.
Estas son las conclusiones de un estudio realizado con 1.458 hombres entre los 40 y los 70 años de siete países (Brasil, China, Italia, Japón, Rusia, Taiwán y Turquía) que tenían al menos tres meses de utilizar cualquier tipo de medicación para mejorar su erección (se investigaron varias marcas en general).
El reporte fue publicado en la revista The Journal of Urology y presentado este jueves en Costa Rica, durante un encuentro con periodistas centroamericanos para tratar distintos temas de salud. El laboratorio farmacéutico Pfizer financió la investigación.
Los investigadores, un inglés y un estadounidense, que lideraron este estudio encontraron que los pacientes, en promedio, tienen seis relaciones coitales cada mes, y cuatro de cada cinco encuestados ven como un hábito satisfactorio el planear sus veladas románticas.
Más erotismo
"Sí es cierto que para muchos es muy emocionante la espontaneidad de una relación sexual. Sin embargo, cuando estas personas ya no tienen que preocuparse por conseguir o mantener una erección o dejan de angustiarse por cuánto les va a durar, simplemente pueden dedicarse a la parte del erotismo y a disfrutar la compañía en pareja", explicó el sexólogo mexicano David Barrios.
Los datos también indican que el 71% de los encuestados planea el acto incluso días de antelación, el 55% establece un día de la semana, y el 60% elige hasta el momento u hora específica del día.
"Lo que sí observamos nosotros en nuestros consultorios es que cada vez hay más hombres (tanto heterosexuales u homosexuales) preocupados por diagnosticar su problema y tratarse. Muchos llegan en compañía de sus esposas o de sus parejas, porque es un asunto que impacta a ambos", manifestó Barrios.
Agregó: "También vemos pacientes muy jóvenes, de veintitantos años. En estos casos, no es tanto una disfunción eréctil como tal, sino que están tan preocupados por rendir bien y dar la talla. Entonces, todo ese estrés y preocupación se manifiesta por medio de un problema de erección, pero usualmente esas manifestaciones son esporádicas y se tratan con psicoterapia".
Prácticas sexuales con disfunción eréctil (Fiorella Mora e Irene Rodríguez/ La Nación)
El especialista aclaró que no todos los casos requieren medicación y que es un médico urólogo o sexólogo quien debe determinar si realmente se necesita un medicamento y recetarlo. La automedicación puede no funcionar.
Otros profesionales destacan que el usar fármacos para tratar la disfunción eréctil cuando en realidad no se necesitan puede generar otros problemas como dolores de cabeza, palpitaciones, comezón, debilidad, y, si se emplea de forma recurrente, problemas del corazón.
"Si usted no la necesita no tiene por qué usarla. Si usted se siente mal amante, estos medicamentos no van a resolver su problema, para ello más bien necesita terapia", aseveró el sexólogo español Max Ríos en una entrevista sobre el tema a periodistas de su país.
Más allá de un problema sexual
Barrios recordó que la disfunción eréctil va más allá de un problema de alcoba y es algo que puede ser un indicador del inicio de males cardiovasculares mayores.
"Lo malo es que muchos médicos se han vuelto 'recetistas' y nada más recetan una pastillita para corregir el problema de erección. Sin detenerse a ver cómo está el resto de la salud de la persona", subrayó Barrios.
En una entrevista anterior, el cardiólogo Luis Fernando Valerio explicó que, cuando una persona ha tenido un elevado consumo de grasas y colesterol, reducida ingesta de frutas y verduras, y escasa o nula actividad física regular, con el tiempo comienzan a acumularse placas de grasa y calcio en las arterias. Poco a poco, estas placas recubren las arterias, hasta que la sangre tiene dificultad para pasar.
Cuando esto ocurre, se hace cada vez más difícil conseguir o mantener una erección por el tiempo necesario para que la relación sexual sea satisfactoria.
Por Irene Rodríguez S. irodriguez@nacion.com
Periodista en la sección Aldea Global. Máster en Salud Pública con Énfasis en Gerencia de la Salud en la Universidad de Costa Rica. Escribe sobre salud, periodismo médico y educación. Ganó el Premio Nacional de Periodismo Científico del Conicit.

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