Pablo M. Díez - PabloDiez_ABC
El trabajo dignifica. Pero,
como todo en exceso, también puede llegar a ser perjudicial para la salud e
incluso matar. Por exagerado que suene, eso es lo que está ocurriendo en Japón,
donde se está propagando una epidemia de «karoshi». En japonés, así se define a
las «muertes por exceso de trabajo» detectadas en los últimos años, que han
alarmado a la opinión pública por las durísimas condiciones laborales y los
turnos interminables que sufren algunos empleados.
El último caso en conmocionar
a la sociedad nipona es el de Miwa Sado, una periodista de 31 años que falleció
hace tres veranos, pero cuya muerte se ha conocido ahora. Según acaba de
confirmar la cadena pública NHK, donde trabajaba, la reportera sufrió un ataque
al corazón después de hacer 159 horas extra y tras trabajar un mes seguido en
el que solo descansó un par de días. Sado, que empezó a trabajar en 2005 en la
redacción de la NHK
en la prefectura meridional de Kagoshima, ascendió al cuartel
general de Tokio cinco años después, donde pasó a cubrir las noticias del
gobierno local. Entre junio y julio de 2013 se encargó de las elecciones a la Asamblea Metropolitana
de Tokio y a la Cámara
Alta del Parlamento, que tuvieron lugar el 21 de julio. Tres
días después, su corazón reventó pese a su joven edad.
Aunque su muerte fue achacada
al exceso de trabajo en mayo de 2014 por una oficina local dedicada a vigilar
las condiciones laborales, sus padres han querido que salga ahora a la luz para
que algo así no vuelva a ocurrir jamás. «Incluso hoy, cuatro años después, no podemos aceptar que el
fallecimiento de nuestra hija es una realidad. Esperamos que la
pena de esta desconsolada familia no sea en vano», lamentaron sus padres en un
comunicado difundido por la NHK,
según informa la agencia de noticias nipona Kyodo.
Pablo M. Díez - PabloDiez_ABC
Para esta cadena de
televisión estatal, se trata de una delicada situación que está cuestionando
sus prácticas laborales. Más que una cuestión personal, «es un problema para
nuestra organización en su conjunto, incluyendo el sistema de trabajo y cómo se
cubrieron esas elecciones», reconoció uno de los responsables del Departamento
de Noticias de la NHK,
Masahiko Yamauchi.
La muerte de su reportera se
suma al suicidio de Matsuri Takahashi, un empleado del gigante de la publicidad
Dentsu que se quitó la vida en abril de 2015. Hace un año, los inspectores de trabajo
concluyeron que su fallecimiento se había debido a las durísimas condiciones
laborales de su compañía, definida como la «empresa más malvada de Japón» por
sus turnos interminables y la presión que aguantan sus empleados.
En Japón, un país que ensalza
la cultura del esfuerzo colectivo y donde las huelgas consisten en trabajar más
horas, más de un cuarto de los asalariados exceden el límite de 80 horas extra
fijado por la ley. A tenor de las cifras del Ministerio de Trabajo, al menos
2.159 empleados se suicidaron en 2015 por cuestiones laborales, 675 de ellos
debido a la fatiga. Aunque el trabajo dignifica al ser humano, en exceso no
solo le priva de su vida personal y familiar, sino que puede llegar a matarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario