Mujer entregándose al
placer. NAS CREATIVES | SHUTTERSTOCK
Quien más quien menos gusta
de darse un poco de amor a sí mismo de vez en cuando. Algo que muchos
sospechamos -y que distintos ensayos realizados han confirmado- es que, más
allá del placer evidente que provoca la masturbación, ésta puede ayudarnos no
sólo a mejorar nuestra sexualidad, sino también a prevenir varias
enfermedades.
Si algo parece estar fuera de
toda duda tras ser tratado por muchas investigaciones onanísticas es que en el arte de tocarse cada
persona es un mundo y que lo que a uno le excita a otros les
corta el rollo inmediatamente. O al menos eso ha recogido el famoso Informe
Hite, que también añade cómo ellas se tocan en un menor porcentaje y en una
menor frecuencia que sus pares masculinos. Pero esto ya era vox populi.
Lo que sigue siendo un
misterio para muchos hombres, y de lo que ahora sabemos un poquito más gracias
al último estudio elaborado por la empresa de juguetes eróticos Lovehoney, es en qué piensan las mujeres a la hora de masturbarse.
Después de analizar las
fantasías de 4.500 voluntarias queda comprobado que el 60% de las mujeres que
se masturba lo hace imaginando distintos escenarios en los que aparece junto a su actual
pareja. Pensamiento que se vuelve especialmente recurrente
cuando éstas se encuentran físicamente separadas del ser amado o cuando hace
mucho tiempo que no se ven.
La imaginación vence a la
pornografía
Más llamativo resulta que el
48% de las encuestadas confiese que fantasea regularmente con situaciones en
las que aparecen sus ex parejas. Ya en porcentajes más residuales se observa
que los otros escenarios que más se repiten en la imaginación de las féminas a
la hora de autosatisfacerse están relacionados con la dominación, la sumisión,
el sadismo y distintos juegos de roles.
Aunque también son muchas las
que aparcan la imaginación recurriendo a la pornografía a la hora de
masturbarse, éstas apenas se sitúan entre el 25% y el 35% del total. Datos muy
inferiores a los que presentan sus pares masculinos, donde son clara mayoría
los que recurren a este tipo de contenidos cuando de desahogarse se trata.
Además de recurrir al porno
en un porcentaje claramente inferior, varias publicaciones ponen el acento en
el distinto uso que ellos y ellas hacen al respecto. Así pues, mientras ellos
acuden asiduamente a estos vídeos sin premeditación, ellas lo hacen como una herramienta para
favorecer la excitación, a modo de prolegómeno de un encuentro
sexual o como vía para aprender nuevas técnicas, cuando no para satisfacer
alguna curiosidad latente.
Si nos fijamos en aquello que
más les pone a las mujeres cuando se disponen a consumir pornografía,
atendiendo a lo publicado por el Journal of Sex Research, vemos como
el porno no
explícito, el sexo lésbico, los tríos, el sexo en grupo o los
penes de grandes dimensiones son algunos de los asuntos que más les encienden.
No importan ni cómo ni dónde. Lo importante es hallar la felicidad... aunque
sólo sea un ratito.
DIEGO BERMEJO
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