Diversos estudios han generado confusión en relación a
los efectos negativos del consumo de cine para adultos o porno. La industria
pornográfica mueve cientos de millones solo en España y aunque se siga
consumiendo, cada vez son más las personas que me preguntan por estos supuestos
efectos nocivos y luchan a veces con su propio deseo, por temor a que les
afecte
neurológicamente o se puedan convertir en monstruos sexuales o adictos.
La mayoría asegura, en público, no verlo o se lo
ocultan a sus parejas, pero la realidad es que millones de personas de todo el
mundo lo hacen y la oferta no solo es extensa sino muy accesible. Es evidente
que existen riesgos, sobre todo si acceden niños o adolescentes, aún no maduros
emocionalmente para entender lo que ven.
Este ranking con las porno-mentiras o creencias
erróneas sobre la pornografía más habituales y compartidas en nuestra sociedad,
quizá le saquen de dudas.
1- El porno representa la realidad
Como ocurre con otros tipos de películas, las
pornográficas son creaciones más o menos artísticas, basadas en situaciones de
la vida cotidiana, pero no fieles a la realidad. Esto sirve para que nos
identifiquemos y nos hagan sentir protagonista, cumpliendo su objetivo
principal, excitarnos. Pero el componente estético y la fantasía juegan un
papel especialmente importante que las alejan de cumplir criterios de realidad.
Por ejemplo no son una muestra fiel de la sociedad en cuanto a tamaños y formas
de los genitales, ni tampoco a los tiempos ni a la respuesta sexual humana. Es
un espectáculo, no un documental.
2- No afecta a los comportamientos sexuales
Por supuesto sí afecta. Se ha descubierto que ver
porno habitualmente hace que las personas se sientan más cómodas y se muestren
más abiertas con respecto al sexo. Sin embargo, también podría perjudicar a
nuestra salud. Un estudio determinó que los hombres que veían más porno sin
protección, tendían a no protegerse y mantener mayores relaciones sexuales sin
preservativo. Por el contrario si se ven películas donde el condón está
presente, la tendencia es a utilizarlo. Hay que seleccionar el material, por
tanto.
3- Los que ven porno son más promiscuos
Los estudios apuntan que no es cierta esta asociación
salvo en el caso de las personas que son más infelices. En este grupo también
se apreció que eran los que más pagaban por sexo. Por lo que no parece que la
pornografía provocara estos efectos sino, más bien, que lo hacían factores
preexistentes en las personas.
4- Solo hay un tipo de porno
Hay muchas corrientes, tantas como prácticas,
orientaciones sexuales, público o directores. También hay porno amateur o
casero, no profesionalizado, y más o menos duro. Grabado, en directo o en
webcam.
Incluso hay dos tipos de porno cada vez más en auge,
el porno ético y el feminista, donde se muestra un trato sexual mucho más
realista e igualitario entre los participantes. Este se suele asociar al
público femenino aunque no necesariamente es así, pues gusta tanto a hombres
como a mujeres. Sí surgió en contraposición al llamado porno convencional, cuyo
público es mayoritariamente masculino, está pensado para su disfrute
principalmente y suele ser bastante machista y patriarcal.
5- Fomenta la violencia sexual
Aunque muchas investigaciones han asociado el consumo
de pornografía con actitudes y comportamientos violentos, una de las
investigaciones más reciente, concluyó que la evidencia causal entre violencia
y uso de pornografía es escasa, por lo que no se podría asociar esta al aumento
de la conducta de asalto. Curiosamente otros estudios determinaron que el uso
de pornografía era habitual entre agresores sexuales. Sin embargo, los estudios
de Neil Malamuth, de la
Universidad de California, concluyeron que, si una persona
sexualmente agresiva de base consumía una gran cantidad de porno convencional,
era más propenso a cometer actos sexualmente agresivos. Asemejó el uso de la
pornografía al del alcohol, alegando que estos nos son intrínsecamente peligrosos
salvo que la persona presente factores de riesgo. Vamos, que sería similar a lo
que sucede con las películas de acción del cine comercial.
6- Afecta negativamente el trato hacia la mujer
Siguiendo la línea del punto anterior, los
investigadores de las Universidades de Copenhague y California determinaron que
no era el consumo de pornografía lo que generaba el mal trato hacia las
mujeres, sino que si los consumidores presentaban niveles bajos en
"amabilidad", un factor de los cinco evaluados en el reconocido test
de personalidad 'big five', sí era probable que este ocurriese.
7- Lo ve gente sexualmente insatisfecha
Esto parece asociarse al tipo de pornografía
consumido. Una investigación descubrió que en los hombres así parecía, pero no
en el caso de las mujeres consumidoras de porno. Según los investigadores, esto
puede deberse a que las mujeres suelen ver más porno con su pareja que en
solitario.
Otros estudios concluyeron que los hombres
heterosexuales se sentían más dedicados y satisfechos cuando los veían con su
pareja, pues solían ver menos actos sexuales consentidos cuando los veían a
solas.
8- Si mi pareja ve porno no me quiere
Su pareja tiene derecho a su vida sexual individual, y
dentro de esta puede utilizar las herramientas que considere y más le gusten.
Esto no es un criterio para determinar si le quiere más o menos. Pero también
se puede compartir. El consumo de porno en pareja suele afectar en positivo a
sus vidas sexuales y afectivas, siempre que se desee por ambas partes. De hecho
se puede proponer en terapia, siempre seleccionando el tipo de porno más
adecuado, según el caso.
Sí hay estudios que indican que cuando una persona,
estando en pareja, comienza a mirar porno en solitario, podría predecir el
divorcio. En cualquier caso, la pornografía no sería la causa del mismo, sino
el mal estado de la pareja lo que le llevaría a ver porno en estos casos.
9- Es altamente adictivo
Aunque pueda ser un componente de la adicción al sexo,
aún no se ha demostrado que la pornografía cause adicción. Sí existirían
personalidades de mayor riesgo para las adicciones de cualquier tipo, incluida
la adicción al porno. Investigadores de la Université Laval
de Québec, encontraron tres perfiles de consumidores de porno. El 75% se
encontrarían dentro del perfil recreativo, donde se encontraban la mayoría de
mujeres, no se destina más de 24 minutos a la semana a esta actividad, presenta
los mayores niveles de satisfacción sexual y los menores en disfunciones.
El 25% restante, se distribuía de manera equitativa
entre los perfiles angustiado y compulsivo. Los primeros suelen ser personas
solteras, con gran sentimiento de culpa y vergüenza, y eran los que menos
tiempo le dedicaban, 17 minutos semanales. Los compulsivos destinan más de 110
minutos a la semana y en su mayoría son hombres, presentando una peor gestión
emocional, malas estrategias sexuales y propensión a ciclos compulsivos.
10- Reduce el tamaño del cerebro
El cerebro no se reduce por ver porno, o al menos aún
no se ha demostrado. En 2014 apareció un alarmante estudio que afirmaba que se
reducía el cuerpo estriado, una zona cerebral vinculada al placer. Pero las
causas quedaron difusas. En cualquier caso, y como ocurriría con cualquier tipo
de consumo, hacerlo de manera moderada, recreativa y eligiendo contenidos
adecuados, sería la clave para mantener su salud física, relacional y
psicoemocional.
Sexóloga
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