v Desde entonces se han dispensado más de 65
millones de recetas en todo el mundo
Dos técnicos en una factoría de Viagra en Egipto.
GTRES
Su nombre
genérico es sildenafilo (compuesto UK-92,480), pero es su nombre comercial,
Viagra, el que desde hace 20 años se asocia en todo el mundo con uno de los
avances médicos más revolucionarios en el campo de las relaciones sexuales: el
remedio a la disfunción eréctil. La famosa pastilla azul que ha hecho posible
que millones de hombres impotentes (o con otros problemas de erección debidos,
por ejemplo, a la edad) puedan mantener relaciones sexuales, y que introdujo en
las conversaciones un tema hasta entonces tabú, fue autorizada en el mercado
estadounidense el 27 de marzo de 1998, hace ahora dos décadas, y comenzó a
venderse en ese país tan solo unas semanas después. La Unión Europea
autorizó su comercialización en septiembre del mismo año y a principios de
noviembre llegó a las farmacias españolas La salida al mercado de la Viagra, el primer fármaco
oral contra la impotencia, dio lugar a un fenómeno social que llenó las
consultas de los urólogos, provocó colas en las farmacias e hizo que las
acciones de los laboratorios Pfizer, la compañía farmacéutica que lo
desarrolló, subieran como la espuma. Solo en los primeros quince días se
emitieron en EE UU unas 150.000 recetas y la farmacéutica copaba ya el 79% del
mercado de medicinas para combatir la impotencia. Cuatro años después habían
tomado Viagra unos 20 millones de hombres. A día de hoy, la cifra de recetas
médicas dispensadas para su consumo legal supera los 65 millones. En noviembre
del año pasado, el Reino Unido anunció que a partir de esta primavera sus
farmacias serán las primeras del mundo en las que podrá adquirirse Viagra sin
receta médica (se comercializará bajo el nombre Viagra Connect y podrá ser
expendida por un farmacéutico para su uso en varones mayores de 18 años). Antes,
en octubre de 2015, salió al mercado en Estados Unidos Addyi, nombre comercial
de la flibanserina, un polémico fármaco para incrementar la libido en las
mujeres y su deseo sexual, que pronto fue bautizado como la "viagra
femenina". A pesar de su apodo, ni su funcionamiento y ni sus efectos son
comparables a los del medicamento para hombres, y los médicos alertaron de
efectos secundarios como desmayos o disminución de la presión arterial.
El 'boom'
La Viagra no es un afrodisiaco, pero sus
efectos, evidentes entre media hora y una hora después de ingerirla, fueron
descritos a menudo en los medios como "milagrosos". En Europa,
durante los meses en que aún no estaba autorizada, las farmacias de Andorra,
Gibraltar y San Marino, las únicas que podían venderla, se vieron desbordadas.
Ni siquiera el elevado precio del producto (en torno a las 70.000 pesetas de
entonces por un envase de 30 tabletas) disuadió a los numerosos compradores
ávidos por probarlo. Internet pronto se convirtió en la mayor vía para obtener
información sobre la Viagra
o adquirirla, y diversas empresas se lanzaron a la venta del fármaco a través
de la red. Al amparo del boom surgió además un floreciente mercado negro con
numerosos "puntos de venta" en los países en los que todavía no estaba
autorizada la pastilla, y que incluían desde 'consultas' en las que médicos o
pseudo médicos la suministraban a sus pacientes, hasta locales de alterne.
Tampoco faltaron los casos de falsificaciones de la popular píldora azul, robos
de cajas del fármaco o timos relacionados con él. A principios de los años
2000, Pfizer se había consolidado como líder absoluto en el mercado de los
tratamientos contra la disfunción eréctil, con unas ventas a nivel mundial de
más de 1.600 millones de dólares al año, una situación de dominio que empezaría
a cambiar con la salida al mercado dos pastillas competidoras: Levitra, de
Bayer, en agosto de 2003, y Cialis, de los laboratorios Lilly e Icos, en
noviembre de ese mismo año. En 2003, los ingresos derivados de la comercialización
de la Viagra
de Pfizer a nivel mundial ascendían a 1.879 millones de dólares. Un año después
habían caído a 1.678 millones. Finalmente, en junio de 2013, Pfizer vio
seriamente diezmada su gallina de los huevos de oro, al caducar la patente que
tenía sobre el fármaco. Desde entonces, el medicamento puede ser creado por
otras farmacéuticas y comercializado con el nombre de genérico de
"viagra" y con la misma composición activa (sildenafilo).
Actualmente, por tanto, todo medicamento genérico basado en el citrato de
sildenafilo puede ser llamado "viagra" sin tener que responder ante
las autoridades. En 2012, antes de perder la patente, Pfizer, que se había ido
recuperando poco a poco desde la salida al mercado de fármacos competidores,
ingresó por las ventas de Viagra un total de 2.051 millones de dólares. En 2017
la cifra había caído hasta en torno a los 800 millones.
Disfunción eréctil Un remedio para
la hipertensión
El
nacimiento de la Viagra
se produjo de una forma curiosa. Pfizer estaba realizando un ensayo de un
medicamento contra la hipertensión y decidió suspenderlo, pero cuando pidió a
los participantes en el estudio que devolvieran las pastillas que les habían
sobrado, muchos se negaron a hacerlo. La explicación no era que hubieran
solucionado sus problemas de hipertensión, sino algo bien distinto: gracias al
preparado, esos hombres estaban experimentando erecciones que muchos casi ni
recordaban. La reacción de Pfizer no se hizo esperar. Inmediatamente aparcó la
idea de utilizar el fármaco contra la hipertensión y empezó a trabajar para
hacer de él un remedio contra la impotencia. Para ello, había que conseguir que
lo que hasta entonces era un efecto secundario pasara a ser el efecto
principal, y al contrario. Unas inversiones millonarias y casi cinco años de
trabajo dieron su fruto, y el 27 de marzo de 1998 Pfizer obtuvo la aprobación
de la Agencia
de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA) para su producto, el citrato de
sildenafil, que se comercializó como una pastilla de color azul en forma de
rombo y con el nombre de Viagra (en referencia a "vigor" y
"Niágara"). Viagra no era el primer remedio eficaz contra la
impotencia, pero ofrecía dos grandes ventajas sobre otros: era cómodo de usar y
solo provocaba la erección cuando existía una estimulación sexual. Viagra
El fin de los pinchazos
Hasta entonces, el tratamiento contra la
impotencia consistía fundamentalmente en aplicar un vasodilatador en el pene,
mediante un pinchazo con una pequeña jeringa similar a las que emplean los
diabéticos, o bien introduciendo un supositorio a través de la uretra. Si esto
no surtía efecto se solía recomendar el empleo de medios mecánicos como las
bombas de vacío, en las que el paciente introduce el pene para, bombeando el
aire, crear un vacío que hace que la sangre fluya y surja la erección, o las
prótesis, que se insertan dentro del pene mediante cirugía y proporcionan una
semierección continua, suficiente para la penetración. Estos remedios llevaban
años demostrando su utilidad, pero resultan mucho más engorrosos y
desagradables que el tomar una simple píldora. Además, las erecciones que
provocan son puramente mecánicas, independientemente de que el hombre sienta
deseo o no, algo que no ocurre con la
Viagra, una de cuyas ventajas es, precisamente, que actúa
restaurando la respuesta natural del organismo ante un estímulo sexual, de
manera que si este no existe, la erección no llega a producirse. Ello es
posible gracias a que el sildenafil no provoca directamente la erección sino
que potencia la acción del óxido nítrico (ON), la molécula encargada de
transmitir las órdenes de dilatación vascular al pene cuando se produce una
excitación sexual. Viagra Efectos secundarios La Viagra comienza a hacer
efecto aproximadamente una hora después de tomarla y éste se prolonga durante
cuatro o cinco horas. La dosis recomendada por la FDA es de 50 miligramos al
día, aunque en ciertos casos se pueden administrar dosis de 100 miligramos; y
se aconseja tomar como máximo una pastilla en días alternos.
Sus efectos secundarios
Aunque generalmente leves, incluyen dolores de
cabeza, molestias digestivas, enrojecimiento facial o alteraciones de la
visión, que van desde visión borrosa a percibir las cosas con un tono azulado y
dificultad para distinguir el color verde del azul, molestias que pueden durar
varias horas. Puede producir además caídas de tensión, por lo que su uso está
especialmente contraindicado para quienes toman compuestos con nitroglicerina
para tratar dolencias cardiacas. De hecho, la asociación del sildenafil con
medicinas para el corazón ha provocado numerosos sustos e incluso
fallecimientos. Las primeras muertes se conocieron cuando la famosa píldora
azul llevaba menos de un mes en el mercado, y provocaron cierta desconfianza en
medio de la euforia. La compañía Pfizer y la FDA abrieron entonces sendas investigaciones que
pusieron de manifiesto que los fallecidos eran hombres de mas de 40 años,
diabéticos, hipertensos, con altos niveles de colesterol y que padecían
enfermedades cardiacas. A la vista de estos datos, la FDA no consideró necesario
modificar el perfil de seguridad del fármaco, aunque sí se redoblaron las
advertencias sobre su uso, empezando por recordar que se trata de un fármaco
para tratar la impotencia, no para aumentar el rendimiento sexual, y haciendo
hincapié en los riesgos de combinar Viagra con tratamientos a base de nitratos
como los que se prescriben para combatir las enfermedades de corazón. (Con documentación
de la agencia Efe)
https://www.20minutos.es/noticia/3299877/0/viagra-20-anos-disfuncion-erectil/#xtor=AD-15&xts=467263
https://www.20minutos.es/noticia/3299877/0/viagra-20-anos-disfuncion-erectil/#xtor=AD-15&xts=467263
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