La abertura se extiende durante varios kilómetros por
el sur de Kenia. THOMA MUKOYA REUTERS THOMAS MUKOYA (REUTERS) / ATLAS
La tierra se abrió hace unos días en el suroeste de
Kenia (África). A lo largo de varios kilómetros, atravesando campos, agrietando
carreteras y agujereando la reserva Masai Mara, la abertura ha alarmado a los
lugareños y ha provocado cierto revuelo en algunos medios. Hay quienes dicen
que el continente africano se está partiendo en dos. Es cierto, pero aún quedan
unos cuantos millones de años para que eso ocurra.
La raja en la tierra es un recordatorio de que la Tierra es un planeta en
movimiento. La superficie terrestre está agrietada como un viejo cuadro en
varias placas tectónicas que, en su roce, desatan fenómenos como terremotos o erupciones volcánicas, levantan
montañas y abren valles. Ese mismo movimiento hace que cada placa sea también
inestable. En el caso de la región oriental de la placa africana, el
encontronazo constante con las placas arábiga e india, que empujan desde el
norte, está desgajando la porción este del continente africano. Su
manifestación más visible es el Gran Valle del Rift, una amplia franja de
terreno que va desde Mozambique, al sur, hasta el cuerno de África y más allá.
"Por debajo hay una
falla en el terreno que está separando África en dos", dice el catedrático
del departamento de geodinámica de la Universidad de Granada, Juan Ignacio Soto. Pero
el tiempo de la separación es geológico, llevará millones de años.
"Sabemos que pasará, pero no cuándo", añade. En cierta medida es el
proceso inverso al que produce cordilleras como el Himalaya o los Andes.
Mientras estas se elevan por el choque de dos placas que convergen, en este
valle se están separando.
Estos procesos geológicos son lentos para la
cronología humana. "A veces se separan unos milímetros y otras muchas la
fractura se produce en el interior sin que la veamos", explica el
catedrático. En otras, como esta vez, la raja es superficial y de metros de
ancho. "Lo llamativo es la longitud de esta", añade. Aunque habría
que confirmarlo, se apunta a que las lluvias habrían ensanchado la magnitud de
la brecha.
No será la última vez que suceda. Bajo la tierra hay
un proceso de división de la placa africana en dos nuevas, la nubia al oeste y
la etíope al este. Es ese mismo proceso el que está detrás de algunas de las
maravillas de esta parte de África. El Gran Valle del Rift está formado en
realidad bajo varias fracturas de la corteza terrestre. Por encima se
corresponden con el Rift Albertino el Rift de
África Oriental.
El conjunto de valles sobre las fallas tiene una
extensión de unos 5.000
kilómetros. A lo largo de las fracturas se encuentran
los principales volcanes africanos. Los grandes lagos, desde el Victoria al
Tanganica, pasando por el Turkana o el Natrón, se deben a la presencia de estas
fallas. Y gracias a ellas también esta zona es la región con la mayor porción
de biodiversidad que queda en el planeta. En algún momento, quizá dentro de 50
millones de años, habrá dos áfricas, pero aún no.
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