La creadora con los juguetes eróticos que ella misma fabrica en su taller.
A. MUÑOZ / CRÓNICA
Colgados por el cuello de un burro de metal, cuatro
muñecos cuyas formas dan cuerpo a cuatro mujeres muy distintas entre sí,
esperan a ser despachados junto a alguna de las cabezas extraíbles que se
exponen en una estantería. Cuerpos y cabezas están, todavía, separados. Ya
queda poco. «Estas son las genéricas, no están personalizadas para ningún
cliente. Escucha, para mí todo lo que ves no es más que mercancía. Podría estar
vendiendo rollos de papel higiénico y sería exactamente lo mismo. Al final se
trata de esto...», dice su dueña mientras se frota con el pulgar las yemas de
sus dedos índice y corazón. La mujer tiene 35 años y cuatro hijos a su cargo.
Se llama Jade Stanley y todos en el barrio conocen el éxito mundial de su negocio
de muñecos sexuales.
Halesowen (Birmingham) tiene todos los elementos de
una clásica ciudad del centro de Inglaterra. En apenas 200 metros se concentran
el colegio de primaria, el pub, el banco y la iglesia anglicana de San Juan
Baptista. Pero justo enfrente del templo sagrado, escondido en el ático de un
centro de bronceado, se encuentra la casa de Jade, uno de los talleres de
muñecos sexuales más importante del país.
«Todo el mundo en esta ciudad lo sabe, he tenido mucha
repercusión y por eso mismo, por el hecho de ser una mujer que no encaja en el
prototipo de persona que vende este tipo de cosas, ha sido todo muy positivo.
Quien piense lo contrario es que tiene una mente muy cerrada. Yo no hago esto
[muñecos sexuales] por placer personal, es simplemente oferta y demanda»,
recalca la empresaria. «Mi marido es parte del proceso, me ayuda muchísimo, y
mis hijos lo ven tal y como te lo acabo de explicar, porque soy una madre
normal a la que le encanta jugar al escondite y que no, no tiene muñecas
sexuales colgadas por la casa. Ellos saben que me voy a trabajar y cuando
vuelvo soy su mami otra vez».
RED DE ALQUILER
Jade, que posee cuatro tiendas de bronceado y asegura
haber tenido siempre un «espíritu empresarial», estableció la primera red de
alquiler de muñecos sexuales puerta a puerta del mundo. «Vi que en Barcelona
habían abierto un burdel de este tipo y me dio una idea. Investigué sobre el
tema y me di cuenta de que nadie hacía lo que yo tenía pensado. Ha sido un
auténtico éxito», analiza durante su conversación con este suplemento.
Su empresa, Sex Doll Official, ofrece el alquiler de
estos muñecos durante una semana a cambio de cerca de 400 euros dentro del
territorio de Reino Unido. Sin embargo, el negocio evolucionará durante los
próximos meses. «Ha sido genial esta etapa pero hemos decidido ir más allá,
piensa en todo lo que implicaba en temas de cuidado y limpieza. Muchas muñecas
no volvían precisamente en las mejores condiciones y desde un punto de vista
empresarial no tenía sentido seguir con eso si podíamos lanzarnos a nuevas
oportunidades que fueran financieramente más rentables», analiza.
Tarda entre seis y ocho semanas producirlos. Los tatuamos, maquillamos...
Jade tiene 35 años y 4 hijos
«Seguimos alquilando pero ahora mismo nos estamos
dirigiendo hacia la creación de muñecos inspirados en estrellas del mundo del
porno e instababes porque hemos detectado que existe una gran demanda en
ese nicho», añade. «Hemos contratado a algunos de los nombres más importantes
de la industria, a los que daremos un porcentaje de los beneficios, y les hemos
hecho una copia exacta por medio de un escaneo 3D. Enviamos ese archivo a una
fábrica y desde allí nos mandan el molde al que implantamos pelo, que es muy
costoso, los maquillamos, tatuamos... se tarda entre seis y ocho semanas y
cuesta al cliente unos 4.000 euros más los impuestos que imponga el país por el
envío. Las genéricas empiezan a venderse desde los 2.000».
A España todavía no ha enviado, porque su nicho
principal está en Estados Unidos, pero calcula que la tasa impositiva puede ser
de un 4%. Jade no quiere confirmar cuántos muñecos lleva vendidos, pero asegura
estar acercándose ya a los 1.000 con los encargos de sus nuevas creaciones y
tener «cientos de miles de visitas» a su página web, donde puedes subir una
fotografía para empezar el proceso de personalización de tu muñeco.
A sus Francesca, Brandy, Keiko o Jessie, un muñeco
masculino del que «algunas mujeres se han quejado por tener unos abdominales
demasiado marcados para ser de un hombre real», se unen estrellas del mundo del
porno como Johnny Sins o Puma Swede e instababes como Candy Charms y las
gemelas Double Dose Twins.
Peinado, tatuajes, longitud de las extremidades,
rasgos faciales... Si se opta por la personalización individual todo es posible
si se paga el precio adecuado. «Entre 2.300 y 5.600 euros, todo depende de lo
que se pida», puntualiza Jade. «El material siempre es el mismo, TPE, que es
más duradero, flexible y fácil de limpiar que la silicona, además de que no se
rompe tan fácilmente. Si tocas una muñeca te darás cuenta de que se sienten muy
reales, son súper suaves».
Y lo son. Pero ese mismo material poroso que le dota
de mayor realismo que la silicona es el que provoca que si no se limpia
correctamente después de verter fluidos sobre él pueda llegar a desarrollar
humedad y bacterias. Es por eso que no resultan apropiadas para su uso
compartido con desconocidos, como en el burdel de Barcelona que cerró y que
recomendaba usar preservativo, y que hay que tener extremo cuidado con su
mantenimiento.
«Por eso muchos de mis clientes prefieren los muñecos
a una prostituta, por limpieza, aunque hay más razones. Hay mucha gente a la
que cuesta socializarse y no se siente bien yendo a relacionarse con otro ser
humano. No confiarían tanto en sí mismos como para tener sexo con otra
persona», cuenta Stanley. «Piensa que los perfiles son muy variados, tenemos
clientes que son discapacitados por ejemplo, no se trata sólo de un tipo
extraño que coge una muñeca para pasar un fin de semana. Es para personas que
no tienen confianza en sí mismas como para ir a un burdel o para salir a la
calle a buscar una prostituta. Esta es una mejor alternativa y mucho más
higiénica».
«Si lo combinas con sexo con otras personas puede
convertirse en un juguete más, el problema es cuando se convierte en un
sustitutivo exclusivo de las relaciones sexuales con otros seres humanos. Los
motivos pueden ser muchos: que tengan pocas habilidades sociales, miedo a ser
juzgados durante el acto sexual, que los necesiten para cumplir fantasías de
sometimiento y dominación, por tener un trastorno obsesivo compulsivo que les
lleve a tener asco a los fluidos corporales...», explica a Crónica la sexóloga
Silvia Sanz. «Hay gente que también las utiliza para sustituir relaciones
personales que se han terminado, como puede ser una ruptura o el fallecimiento
de la pareja».
Hay gente que las utiliza tras una ruptura sentimental o para sustituir a
la pareja fallecida
Opinión de una sexóloga
Jade explica cómo algunos de quienes optan por la
personalización del muñeco son personas que se han quedado viudas recientemente
o que, directamente, tienen unos gustos muy concretos. «Es imposible establecer
un perfil, son todos muy diferentes. Tenemos clientes de entre 24 y 65 años, la
mayoría hombres, y algunos quieren que le personalicemos la muñeca porque han
perdido a su esposa y lo que quieren es compañía más que otra cosa. La mayoría
de ellos la quieren además de por sexo para tener una presencia en la casa, se
sienten solos cuando llegan y quieren que haya algo esperándoles», analiza.
«Cuando piensas en lo normal dirías vale, nos van a
encargar mujeres con pechos enormes y cosas así, pero no ha sido sólo así.
Tengo que tener una mente muy abierta en ese sentido y a veces me hace sonreír
ver lo que me pide la gente», dice Stanley, que añade: «Hay quien nos pide
tetas pequeñas o piernas excesivamente largas, la verdad que nos reímos
bastante. Como mujer me sorprende mucho porque siempre pensamos que un hombre
querrá una mujer cincelada en el gimnasio y nosotras nos esforzamos por cumplir
con esas expectativas cuando la realidad es que los gustos no son siempre
esos».
Transexuales Tambien
De hecho Sex Doll Official no sólo vende muñecos que
emulan el cuerpo de una mujer, sino que tienen de todo. «Nos ha llamado la
atención la cantidad de muñecos masculinos que nos piden, sobre todo parejas en
las que la situación marital está un poco atascada. Incluso los muñecos
transexuales también se venden bastante», cuenta ella.
«Para mí esto que estoy haciendo es algo que nos da
poder a las mujeres, no algo que nos haga parecer objetos. Todo eso que dicen
las feministas de la objetualización de la mujer me parece basura, celebremos
el cuerpo de ambos géneros».
Para Silvia Sanz, sin embargo, sí que podría llegar a
causar problemas a largo plazo. «Si sólo tienes sexo con muñecos durante mucho
tiempo y luego lo tienes con personas puedes terminar condicionando tu
respuesta. Tiendes a necesitar a alguien que no demanda, que no espera nada de
ti y a quien puedes dominar y hacer lo que quieras con él. Lo ideal, yo creo,
es combinarlo o utilizarlo para algo concreto. Es como las vaginas de plástico
o los huevos de elastina -continúa explicando la sexóloga-, se trata de jugar
más y experimentar, pero si excluyes las relaciones humanas puede llegar a
convertirse en algo patológico»... Enfermizo.
ALBERTO MUÑOZ
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