domingo, 7 de junio de 2020

El calor del verano, un posible aliado en la lucha contra la pandemia

Un estudio afirma que por encima de los 20 grados de media mensual la respuesta expansiva del virus podría decaer a la mitad
Un hombre observa el mar junto a su hija en la playa de la Malagueta, en Málaga. / Efe
Los próximos dos meses podrían convertirse en claves para amortiguar la capacidad expansiva del virus, dado que estaremos en la fase de transición hacia el verano. Esta es la conclusión de un informe elaborado por el Servicio Meteorológico de Cataluña y el Hospital Clínic de la Universidad de Barcelona. El estudio asegura que la capacidad de expansión de la pandemia se deduce a la mitad a partir de temperaturas medias mensuales por encima de 20 grados.
Eso sí, el estudio señala que es probable que el aumento de la temperatura y de la humedad ayuden a una reducción del riesgo de contagio indirecto, pero «no disminuirá significativamente el riesgo de contagio directo de persona a persona». «Las medidas de protección individual, por lo tanto, se deberán mantener», señala el trabajo científico. «Nuestro comportamiento individual y colectivo, siguiendo las medidas básicas de higiene y protección recomendadas, es el factor más importante, ahora mismo, para reducir el riesgo de contagios. El calor y el sol ayudarán, pensamos, pero por sí solos no reducirán bastante significativamente la transmisión del Covid-19», rematan los autores del informe, elaborado a partir de la recopilación de otros estudios preliminares.
El estudio cita el trabajo de Araujo y Naimi (2020) que identifica una franja óptima entre los tres grados negativos y los 15 positivos de temperatura media mensual, en la que se da la máxima probabilidad de expansión del virus. A partir de los 15 grados, su capacidad de respuesta expansiva comienza a «disminuir claramente».
Analiza la situación de Cataluña. Tomando como referencia el periodo 1981-2010, en el mes de abril, el umbral de los 15 grados queda restringido solo al sur de Tarragona, a la comarca de las Tierras del Ebro. Pero en el mes de mayo, rápidamente cubre las franjas litoral y prelitoral, la zona central y se adentra en los valles occidentales del Prepirineo. En junio, buena parte de los valles pirenaicos alcanzan el umbral de los 15ºC, aspecto que se hace más evidente y amplio en el mes de julio. En cuanto al segundo umbral, el de los 20ºC, no se instala en Cataluña hasta el mes de junio, cubriendo las franjas litoral y prelitoral, las Tierras del Ebro y la depresión Central. No es hasta julio cuando los 20 grados de media mensual cubren todo el territorio, y sólo quedan excluidas los valles más elevadas del Pirineo y las cumbres por encima de los 1.500 metros.
Otro factor que podría ser importante, según el estudio, y que va ligado a la segunda mitad de la primavera y en verano, es el aumento del índice de radiación UV, que puede tener un efecto de reducción en la viabilidad y persistencia del virus en determinadas situaciones.
El informe de la Agencia catalana de meteorología y el Clínic cita varios estudios preliminares que analizan la relación de la expansión del Covid-19 con la temperatura, especialmente centrados con lo sucedido en China y en la provincia de Hubei. Y añade que uno de los estudios más completos, y basado en los datos registrados en 100 ciudades chinas, constata que la temperatura y la humedad relativa elevada asocian significativamente con las reducciones de casos (Wang, 2020). 
El otro estudio (Araujo y Naimi, 2020), aparecido el 7 de abril, ha desarrollado un conjunto de 200 modelos para proyectar la variación mensual de la idoneidad climática para la difusión del coronavirus a lo largo de un año climatológico típico. Fruto del análisis, parece que la temperatura del aire, junto con la humedad, son los predictores que explican mejor la distribución de los brotes del virus, siendo las zonas demasiado frías, y las demasiado cálidas y excesivamente húmedas, las que tienen una menor exposición a los brotes. En cambio, también apuntan que otros estudios no atribuyen a la humedad del aire un papel tan preponderante.
Un estudio elaborado por la Agencia Estatal de Meteorología y el Instituto de Salud Carlos III apuntaba unas conclusiones similares. «Resultados preliminares indican la existencia de una correlación negativa entre ambos; es decir, a menor temperatura promedio, mayor incidencia, en consonancia con lo obtenido en otras investigaciones internacionales. Este patrón se repite durante el período analizado, desde el 26 de marzo hasta el 5 de abril», señalaba el informe.
CRISTIAN REINO

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