Un estudio afirma que por encima de los 20 grados de media mensual la
respuesta expansiva del virus podría decaer a la mitad
Un hombre observa el mar junto a su hija en la playa de la Malagueta, en
Málaga. / Efe
Los próximos dos meses podrían convertirse en claves
para amortiguar la capacidad expansiva del virus, dado que estaremos en la fase
de transición hacia el verano. Esta es la conclusión de un informe elaborado
por el Servicio Meteorológico de Cataluña y el Hospital Clínic de la
Universidad de Barcelona. El estudio asegura que la capacidad de expansión de la pandemia se deduce a la mitad a partir de
temperaturas medias mensuales por encima de 20 grados.
Eso sí, el estudio señala que es probable que el aumento
de la temperatura y de la humedad ayuden a una reducción del riesgo de contagio indirecto, pero «no disminuirá
significativamente el riesgo de contagio directo de persona a persona».
«Las medidas de protección individual, por lo tanto, se deberán mantener»,
señala el trabajo científico. «Nuestro comportamiento individual y colectivo,
siguiendo las medidas básicas de higiene y protección recomendadas, es el
factor más importante, ahora mismo, para reducir el riesgo de contagios. El
calor y el sol ayudarán, pensamos, pero por sí solos no reducirán bastante
significativamente la transmisión del Covid-19», rematan los autores del
informe, elaborado a partir de la recopilación de otros estudios preliminares.
El estudio cita el trabajo de Araujo y Naimi (2020) que
identifica una franja óptima entre los tres grados negativos y los 15 positivos
de temperatura media mensual, en la que se da la máxima probabilidad de
expansión del virus. A partir de los 15
grados, su capacidad de respuesta expansiva comienza a «disminuir claramente».
Analiza la situación de Cataluña. Tomando como
referencia el periodo 1981-2010, en el mes de abril, el umbral de los 15 grados
queda restringido solo al sur de Tarragona, a la comarca de las Tierras del
Ebro. Pero en el mes de mayo, rápidamente cubre las franjas litoral y
prelitoral, la zona central y se adentra en los valles occidentales del
Prepirineo. En junio, buena parte de los valles pirenaicos alcanzan el umbral
de los 15ºC, aspecto que se hace más evidente y amplio en el mes de julio. En
cuanto al segundo umbral, el de los 20ºC, no se instala en Cataluña hasta el
mes de junio, cubriendo las franjas litoral y prelitoral, las Tierras del Ebro
y la depresión Central. No es hasta julio cuando los 20 grados de media mensual
cubren todo el territorio, y sólo quedan excluidas los valles más elevadas del
Pirineo y las cumbres por encima de los 1.500 metros.
Otro factor que podría ser importante, según el
estudio, y que va ligado a la segunda mitad de la primavera y en verano, es el aumento del índice de radiación UV, que
puede tener un efecto de reducción en la viabilidad y persistencia del virus
en determinadas situaciones.
El informe de la Agencia catalana de meteorología y el
Clínic cita varios estudios preliminares que analizan la relación de la
expansión del Covid-19 con la temperatura, especialmente centrados con lo
sucedido en China y en la provincia de Hubei. Y añade que uno de los estudios
más completos, y basado en los datos registrados en 100 ciudades chinas,
constata que la temperatura y la humedad relativa elevada asocian
significativamente con las reducciones de casos (Wang, 2020).
El otro estudio (Araujo y Naimi, 2020), aparecido el 7
de abril, ha desarrollado un conjunto de 200 modelos para proyectar la
variación mensual de la idoneidad climática para la difusión del coronavirus a
lo largo de un año climatológico típico. Fruto del análisis, parece que la
temperatura del aire, junto con la humedad, son los predictores que explican
mejor la distribución de los brotes del virus, siendo las zonas demasiado frías, y las demasiado cálidas y excesivamente
húmedas, las que tienen una menor exposición a los brotes. En cambio,
también apuntan que otros estudios no atribuyen a la humedad del aire un papel
tan preponderante.
Un estudio elaborado por la Agencia Estatal de
Meteorología y el Instituto de Salud Carlos III apuntaba unas conclusiones
similares. «Resultados preliminares indican la existencia de una correlación
negativa entre ambos; es decir, a menor temperatura promedio, mayor incidencia,
en consonancia con lo obtenido en otras investigaciones internacionales. Este
patrón se repite durante el período analizado, desde el 26 de marzo hasta el 5
de abril», señalaba el informe.
CRISTIAN REINO
No hay comentarios:
Publicar un comentario