El escribano de Smith - Wikipedia
El escribano
de Smith, Calcarius pictus, es una especie de ave paseriforme
cantora que se reproduce en tierras del Ártico y migra en invierno hasta las
Grandes Llanuras del centro de Estados Unidos. Se alimenta de semillas e
insectos.
Esta es la somera descripción de un pajarito
norteamericano que cualquiera confundiría con un jilguero común. Es lo que
pensé al verlo por primera vez, hasta que un amable guardabosques de la Hi
Lonesome Prairie Conservation Area en Benton, Misuri, me sacó de la ignorancia
al contarme la apasionada (y extenuante) vida sexual de este plumífero
Casanova. Ampliada la historia a base de hincar los codos, les cuento lo que he
aprendido.
Pongámonos en antecedentes. El mundo de las aves está
lleno de comportamientos extraños e interesantes. Muchos de los más originales
están relacionados con el cortejo para conseguir pareja, la defensa de los
nidos frente los depredadores y la cría de polluelos.
Entre los más interesantes se cuentan las estrategias
de apareamiento. La más común en aves es la monogamia, practicada por
aproximadamente el 92 % de las especies.
En la monogamia una hembra y un macho comparten las
responsabilidades de construir los nidos, incubar y alimentar a la prole.
La segunda estrategia de cría más común, elegida por
el 8 % de estos animales, es la promiscua poliginia, en la que un macho se
aparea con múltiples hembras sin formar pareja ni contribuir en absoluto a la
construcción del nido. Encima, el ladino macho se desentiende de la progenie,
cuyo cuidado deja por completo a las hembras. Estas, ajenas a los derechos
femeninos, anidarán en el territorio de un único macho que, sin otra cosa en
que entretenerse, se dedicará a cubrirlas.
El tercer tipo de apareamiento, la poliandria, lo
practican el 0,4 % de las aves. En esta modalidad los roles sexuales
tradicionales se invierten: las hembras se aparean con múltiples machos a lo
largo de una temporada de cría y dejan que ellos incuben los huevos y críen la
pollada, dicho sea con todos los respetos. Esta modalidad es frecuente en aves
costeras.
La última y más rara estrategia de apareamiento, que
se presenta en menos del 0,1 % de todas las especies de aves, es la poliginandria. En este caso las hembras se aparean con dos o tres
machos, mientras que los machos generalmente ejecutan el viceversa. La hembra
pone varios huevos de padres distintos y los machos, constituidos en guardería
cooperativa, en lugar de solicitar las oportunas pruebas de paternidad se
ocupan desinteresadamente de cuidar de los polluelos con la ayuda –o no– de las
hembras.
Amor libre
El campeón de la estrategia poliginándrica es nuestro nuevo
amigo, el escribano de Smith. Su apellido le viene porque el gran naturalista
norteamericano John James Audubon (1785-1851),
autor de la monumental obra «The birds of America», le dedicó el nombre a su
amigo Giddeon Smith, un mormón del que nunca más se supo.
Los escribanos de Smith tienen uno de los sistemas de
crianza social más extraños conocidos entre las aves. A diferencia de la
mayoría de ellas, estos rijosos pajarillos cantores son de lo más
poliginándrico que se pueda ser (si se exceptúa a nuestros primos los bonobos,
que son caso aparte en eso de practicar el amor libre). Cada una de las
escribanas se aparea y copula con dos o tres machos para dejar una sola puesta.
Por su parte, los machos no se quedan atrás y se acoplan con todas las hembras
que se les ponen a tiro.
Para no perder el tiempo en todo lo que no sea enredar
con el fornicio, los machos no defienden sus territorios, sino que se pasan la
jornada siguiendo de cerca a las hembras con las que copulan cuantas veces
pueden con el loable propósito de diluir o desplazar el esperma de otros
machos. Un afán patriarcal tan loable como vano, puesto que unos chismosos
estudios genéticos han demostrado que en cada puesta los huevos son
pluriparentales.
Por si a algún Casanova no le parece mucho ese trajín
copulador, que tome nota. En una semana de principios de primavera, una escribana media habrá copulado más de 350
veces. Si de atributos masculinos se trata, ríanse del caballo de
Espartero: los machos están tan bien equipados que sus testículos tienen una
biomasa que duplica la de sus parientes más cercanos, los monógamos (y
probablemente más aburridos) escribanos lapones (C. lapponicus).
Manuel Peinado Lorca es Catedrático de Universidad en
el Departamento de Ciencias de la Vida e Investigador del Instituto Franklin de
Estudios Norteamericanos, Universidad de Alcalá.
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