Fruta del árbol prohibido,
pecado mortal, deber conyugal, amor libre son algunas de las metáforas que la
historia ha utilizado para referirse al sexo. La sexualidad, la eterna
asignatura pendiente de la que todos hablan y saben tan poco. Por eso Philippe
Brenot, psiquiatra, antropólogo y director de enseñanzas de Sexología y
Sexualidad Humana en la Universidad Descartes, en París, se propuso
elaborar la primera historia de la sexualidad, desde el hombre de las cavernas
a la actualidad, e incluso presumir como será el sexo del futuro. El resultado de este
proyecto es el libro Sex Story,
una
visión antropológica, científica y, a la vez, divertido del lado erótico
de la humanidad. Y además, relatada en forma de comic, gracias
a los dibujos de Laetitia Coryn, una ilustradora francesa.
Sin, todavía, fecha de
publicación en nuestro país, la obra ha levantado una ola de admiración por su
peculiar e ingeniosa manera de abordar esta espinosa cuestión y porque revela
secretos que ignoramos, desmonta prejuicios sociales, apunta teorías curiosas
y, ¡cómo no!, pone el dedo en la llaga, como está mandado. ¿Sabían ustedes que el
primer vibrador –que no dildo– de la historia lo utilizaba Cleopatra, y que
consistía en un rollo de papiro que contenía en su interior abejas vivas y
revoloteando?
Los que todavía se cuestionan
la homosexualidad u otras orientaciones sexuales, se extrañarán cuando
descubran que en la antigüedad era algo normal y que el término homosexual
apareció bastante tarde, en 1869, mientras la palabra heterosexual tuvo que
esperar algunos años más para venir al mundo. Según el libro; la pareja
romántica y, luego, la pasional, son invenciones bastante tardías y; a pesar
del porno, los juguetes sexuales y las apps que proporcionan un rápido
revolcón, el ser humano todavía no se ha liberado sexualmente.
Philippe Brenot, es toda una
autoridad en materia de sexo en el país galo, con un blog de sexualidad en Le Monde titulado Liberté
–Egalité – Sexualité y con libros publicados en España como El
sexo y el amor (Paidós Ibérica) o El diccionario de Arturo y Cloé
(Gedisa). “Hay tres periodos importantes en cuanto a la mundialización de la
sexualidad en la historia”, cuenta Brenot por Skype desde su casa de París. “La
mundialización del amor surge alrededor de 1930 con el cine, que popularizó los
besos. Antes la gente no se besaba tanto en la boca y hay etnias, como los
japoneses o esquimales, que no lo hacían nunca. Los años 70 asistieron a la
mundialización de la libertad sexual para las mujeres y los homosexuales -los
hombres siempre gozaron de este privilegio- y, actualmente, vivimos la
mundialización del porno, que ha cambiado el comportamiento sexual de la gente,
creando un modelo complicado, no natural y que puede ser muy frustrante”.
Elizabeth Taylor
interpretando a Cleopatra.Foto: Cordon Press
Si la historia nos ayuda a
comprender el presente, conocer la evolución sexual del ser humano es
imprescindible para entender mejor la problemática erótica actual. Según Brenot, hoy por hoy
asistimos a la agonía de la pareja tradicional. “La pareja
moderna empieza en los años 70, cuando los dos miembros empiezan a tener los
mismos derechos y deberes. Cuando el concepto de matrimonio a la antigua
usanza, con el marido ostentando el poder absoluto, se sustituye por otro más
democrático. Pero el incremento de los divorcios demuestra que este modelo es
muy frágil y tiene pocas posibilidades de sobrevivir a largo plazo. La razón
está en que nos hemos vuelto muy exigentes. Ya no nos basta con la pareja
amorosa, en la que tras unos años de pasión ésta se sustituye por el cariño.
Ahora queremos tener una pareja pasional y, además, que dure mucho, lo que es
muy difícil. Pero los modelos que nos proporciona el cine o las series son
parejas que se quieren mucho, que hacen muy bien el amor y que, cuando el deseo
se esfuma, se separan. La mayoría de las personas van de pareja en pareja.
Tienen la primera a los 15 años, luego otra a los 18, a los 30 tal vez tengan
también un hijo. Y a partir de los 40 esperan que la nueva funcione mejor y
dure más tiempo”.
Brenot no alberga demasiadas
esperanzas respecto a uniones más innovadoras, como las parejas abiertas o el
poliamor. “Las estadísticas dicen que son opciones aún muy minoritarias, aptas
para muy pocos y con el peligro de que el sexo se convierta en moneda de
cambio. Si hay alguna posibilidad de salvar a la pareja, está deberá venir de
la educación sexual y la comprensión del funcionamiento de la sexualidad”.
Sex Story bien podría ser un manual perfecto para utilizar con
adolescentes ya que, como apunta su autor, “generalmente ha habido dos puntos
de vista sobre el sexo: el de los sexólogos y el de los antropólogos. Lo nuevo
de este libro es que integra ambos, la doble influencia de la biología y
psicología, por un lado; y la sociedad por otro, en el comportamiento sexual de
los individuos”. Así, a lo largo de la historia se alternan periodos de mayor o
menor libertad sexual. “La antigüedad se organizó en base a la dominación
masculina. Estaban los seres superiores, los que podían penetrar, y los
inferiores que no podían y aquí se englobaba a mujeres, esclavos y
homosexuales. Aristóteles lo dijo, y el problema es que este pensador fue
escuchado en España y Francia hasta finales del siglo XVIII. Antes no había,
por lo tanto, homosexuales o heteros, sino seres superiores e inferiores”.
Toda la sexualidad es
aprendida
Hoy por hoy y, según, Brenot,
“vivimos el mejor momento de libertad sexual, pero hay que recalcar que para
hombres y mujeres. Porque en la historia de la humanidad los hombres siempre
han sido sexualmente libres. Han podido violar sin consecuencias, tener una
mujer, varias, o todas las amantes que han querido. Este es el momento en el
que ambos sexos son más felices en el amor, son más libres. Sin embargo, está
conquista no está cien por cien asegurada. Es increíble que ahora se prohíba,
de nuevo, el aborto. François Fillon, en Francia, ha dicho que está en contra
del aborto, no que lo quiera prohibir pero que no está a favor de esta
práctica. Esto quiere decir que no entiende nada sobre sexualidad. Si vivimos
ahora un periodo de libertad sexual y de mejor posición social de la mujer es
porque el aborto y los métodos anticonceptivos han sido autorizados. Únicamente
por eso. Sex Story
muestra
que hay dos periodos en la historia de la humanidad en los que las mujeres han
estado casi equiparadas a los hombres, tenido el mismo protagonismo: ahora y en
el antiguo Egipto. Y lo único que ambas épocas tienen en común
es el uso de los métodos anticonceptivos. Las egipcias practicaban el aborto y
se impregnaban la vagina con diversas sustancias, como miel de semillas de
acacia, con propiedades espermicidas. Es por eso por lo que las mujeres eran
libres, porque podían escapar a la obligación de la constante maternidad”.
Cuando le pregunto a Philippe
Brenot que me de su particular definición de la sexualidad, se queda pensando
un momento antes de apuntar que “es aquello que permite el equilibrio personal,
consigo mismo y con la pareja. El gran malentendido es creer que es algo
instintivo. No hay un gen que controle el comportamiento sexual. Toda
sexualidad es aprendida”.
Otra de las bondades de
Sex Story es mostrar la cara oculta, y sexual, de determinados personajes
históricos como la homosexualidad de Miguel Ángel, la adicción al sexo de
Víctor Hugo o George Sand, que coleccionaba amantes en su particular lucha
contra el ‘matrimonio tradicional y represor’, o la auténtica personalidad de la Reina Victoria de
Inglaterra, que nada tiene que ver con su reputación de puritana. Al parecer;
Albert, el rey consorte, se mandó hacer un piercing genital para
retrasar la eyaculación y satisfacer mejor a su fogosa majestad.
El libro se permite también
esbozar la sexualidad del mañana. En palabras de su autor, “me imagino un futuro en el
que la homosexualidad esté ya despenalizada en todo el mundo. Se conozca más
sobre la sexualidad y se desarrolle el autoerotismo, el sexo consigo mismo,
que es muy importante. Habrá máquinas, robots y aparatos que aumentarán el
placer y las sensaciones. Y espero que la gente, que hoy está más volcada en el
sexo puro y duro, derive más a una sexualidad social, a un sexo más sensual”.
RITA ABUNDANCIA
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