Como que hacer? pues
pagas y te vas, como todos.
Generalmente nos preocupamos
bastante por cómo seducir y qué hacer para ofrecer el mejor sexo. Sin embargo,
muy pocas personas se cuestionan qué hacer cuando el momento apasionado alcanza el
clímax y los cuerpos se relajan.
Por supuesto, si la persona
con la que se comparten intimidades sexuales no es más que el rollo de una
noche, parece que pudiera importar poco qué se hace después, menos si no
deseamos repetir con esa conquista. Pero tampoco es necesario quedar mal o
hacerse sentir incómoda a quien hemos invitado.
Nada de prisas
Salvo si te lo montas en un
lugar poco íntimo o sabes que llegará pronto alguien y no quieres que os
descubran.
Tanto si hablamos de
relaciones duraderas como esporádicas, es importante tomarse su tiempo tras
finalizar, tanto si hay orgasmo como si no. Cuando estamos en la vorágine del
calentón, no somos muy conscientes de los tiempos pero tras este, volvemos a la
realidad y parece que todo se ralentiza. Por esto, en esa situación más
consciente y calmada, podemos dedicar, al menos unos minutos, a disfrutar
de nuestras sensaciones y el acompañante. Aunque es ese estado
aún mostramos aturdimiento y es muy probable que deseemos relajarnos, sin más,
o incluso dormir.
Es un grave error considerar
que la relación termina con el orgasmo o la bajada de la erección. La comunicación
siempre sigue activa, aunque en formatos muy diferentes, y es determinante para
que se mantenga la llama en la pareja, sea una grata experiencia, se tenga un
buen recuerdo del encuentro o incluso, para que se reconsidere volver a repetir
la experiencia con la misma persona otro día o, por qué no, en ese mismo
momento.
Mirarse con intensidad
Está demostrado que las
miradas directas a los ojos de otra persona durante dos minutos, incluso si
estas se acaban de conocer, tienen un efecto de amplificador de la atracción,
de la pasión y de la predisposición al amor.
Este intercambio mutuo e intenso de miradas sería
por tanto fundamental si desea que el idilio continúe o la pareja perdure, tanto apasionadamente como de manera amorosa.
La desnudez emocional que
produce mirar a los ojos a otra persona y permanecer escuchando lo que se
transmiten es, sin duda, una de las experiencias más intensas que se pueden
ofrecer.
Así que ya sabe, mantenga la
iluminación suficiente para poder mirarse y busquen una postura cómoda para
mantenerla un ratito.
Sonreír
Aproveche las sensaciones de
placer que broten naturalmente tras el encuentro apasionado para dejar escapar
esa ligera sonrisa que transmita su bienestar a su acompañante o pareja.
Las neuronas espejo o
cubelli, esas que se activan cuando vemos que otra persona realiza la misma acción que
hemos iniciado, les hará descubrirse sonriendo a la par, y como
una cosa lleva a la otra, quizá riendo y jugando de nuevo.
Y si lo que desean es dormir,
qué mejor que soñar bonito gracias a la foto sonriente que le han
proporcionado. Apostar por la sonrisa antes, durante y después de un encuentro
sexual, nunca falla.
Acariciarse
Algo tan sencillo como
acariciar la piel de su pareja le transmitirá más emociones que mil palabras.
Pero no con la idea de activar para iniciar un nuevo encuentro sexual, sino
para sentirse piel con piel y transmitir la alegría, gratitud y paz que solemos
sentir en esos momentos.
Sin exigencias ni necesidad de acariciar todo el
cuerpo. Simplemente podemos 'hacer manitas', juntando
una de nuestras manos con la del otro y comenzar a descubrir cada milímetro o
acariciar su pelo, lo que puede resultar tremendamente relajante.
Cuidarse
En todos los sentidos pero,
en este caso, me enfocaré en el apartado físico. Tras la elevada temperatura
alcanzada durante el revolcón, con los cuerpos sudados y la parada repentina
del ejercicio sexual, algunas personas necesitarán taparse. Facilitarnos la
tarea el uno al otro, cuidándonos y ofreciendo confort, transmitimos también
nuestros sentimientos.
Ofrezca confianza e intimidad para que la persona
pueda moverse libremente, tanto
para asearse como para deshacerse de los preservativos usados, por ejemplo. Hay
que tener en cuenta que orinar está recomendado tras el sexo para limpiar y
prevenir infecciones como la cistitis y suele darse sobre todo en mujeres. Lo
ideal es que se vivan con naturalidad estas situaciones, haciéndolo juntos en
el baño, por ejemplo, sin embargo, algunas parejas incluso de bastante tiempo,
necesitan su espacio íntimo para llevarlo a cabo. El respeto es fundamental y,
ante la duda, mejor ofrecerlo.
Mejor hablar...
Antes que quedarse
dormido a la primera de cambio.
Pero cuidado con lo que dices.
Nada de pedir su nota en plan, "¿qué tal lo hice?" o "¿te gustó?". Sin duda no es el mejor momento, eso
mejor hablarlo cuando pase ese momento de disfrute, cuando todas las sustancias
químicas que revolotean por nuestro cuerpo se disipen y podamos pensar para
poder contestar constructivamente y fortalecer así la relación. Además, si
tiene que preguntarlo es que tienes sospechas de que la cosa no fue muy bien o
porque no tiene filtro para que su inseguridad no se ponga en evidencia.
No arriesgue tanto y hable de cosas sencillas pero
profundas, según el grado de relación con la otra persona. Que
hablen de sentimientos como "me he sentido muy a gusto contigo" o
"eres un fiera en la cama". Adular es acariciar con la palabra pero
si no es cierto lo que decimos que sentimos, mejor no lo utilice, pues seguirá
haciendo aquello que no le gusta en la cama.
Resalten sus cualidades y placeres con frases que se inicien con un "cómo me ha
gustado ese momento en el que tú..." o recuerden algún momento gracioso
como, "hubo un momento en que pensé que golpearían la pared los vecinos"
o "con tanto aceite de masaje pensé que iba a salir disparada como un
pescadito cuando me abrazaste".
En las parejas es bastante
habitual abrirse emocionalmente durante el post-sexo y puede ocurrir que se
revelen secretos, se realicen propuestas o intenciones asociadas al compromiso
de la relación, sobre proyectos comunes o nuevas citas amorosas o sexuales.
"El próximo día nos lo montamos en la ducha".
Pero no lo confunda con abrir sus afectos al otro
con preguntas del estilo," ¿me amas?", si no tiene claro que la respuesta será un sí. De ser
así, la contestación no será muy fiable y si resulta que no es así, podrá
enturbiar la velada. Si le ama, se dará cuenta en sus actos. En parejas que se
saben amadas, se puede pedir sin problemas, "di que me amas", pues
con la seguridad de ser así, simplemente es una forma de transmitir a la otra
persona que desea oírlo y es importante para sentirse más querida.
Es importante no hablar demasiado. Mejor frases
cortas y directas, sin dobles sentidos o que requieran mucho esfuerzo
cognitivo. Hay que tener en cuenta que quizá la persona se esté debatiendo
entre dormir o hablar. No se lo ponga fácil.
Ana Sierraes psicóloga y sexóloga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario