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A mitad de
agosto comenzó en Uhmlanga, Sudáfrica, una versión reducida de la famosa fiesta
zulú de Suazilandia en la que miles de jóvenes casaderas danzan con el pecho
destapado ante su monarca. Tradición y prevención sobre salud, unidas. Y
criticadas.
Jóvenes
casaderas de la etnia zulú vestidas con trajes tradicionales prepara
para
participar en la llamada mini danza de la caña (uMkhosi woMhlanga) o
danza de
las vírgenes en la región sudafricana de Kwzulu-Natal, cuya
capital es Durban,
el pasado 19 de agosto. Originalmente, este es un evento
anual de las etnias
swazi y zulú y celebrado en Swazilandia en el que miles
de chicas solteras
viajan desde diversas aldeas para participar en él. Dura
unos ocho días. Esta
es una versión sudafricana de la misma, también muy
popular.
Dos
participantes en las fiestas bromean mientras se preparan. En Sudáfrica, la
ceremonia se conoce como Umkhosi woMhlanga, y tiene lugar en agosto o
septiembre. Las chicas vienen de todas partes de Zululand, y en los últimos
años también hay grupos más pequeños de Suazilandia, así como lugares más
distantes como Botswana y Pondoland.
Todas
las niñas deben someterse a una prueba de virginidad antes de que se les
permita participar en una danza real. En los últimos años, esta práctica ha
generado, obviamente, oposición. Este evento, igual que el primigenio de
Suazilandia, atrae muchos turistas y genera ingresos para las comunidades
anfitrionas de KwaNongoma, KwaZulu-Natal y Sudáfrica en general.
Las
muchachas llevan un traje tradicional que incluye joyas de cuentas de colores y
una falda. El pecho va al descubierto. También usan tobilleras, brazaletes,
collares y fajas coloridas. Cada faja tiene apéndices de un color diferente,
que indican si la niña está prometida.
La
ceremonia original de Suazilandia data de los años cuarenta. En Sudáfrica fue
introducida en 1991 por el allí actual rey zulú Goodwill Zwelethini. Lo hizo
como un medio para alentar a las jóvenes zulúes a retrasar la actividad sexual
hasta el matrimonio, y por lo tanto limitar la posibilidad de transmisión del
VIH. En 2007, participaron al evento unas 30.000 niñas.
En los
días previos a la llegada al palacio real, las niñas se reúnen para que mujeres
zulúes mayores les transmitan conocimientos sobre su cultura y el arte de
cuidar el hogar. Se les explica la importancia de mantener su virginidad, de
los riesgos de un embarazo adolescente o de contraer el VIH.
En los
últimos años, el evento ha contado con la presencia del presidente de
Sudáfrica, Jacob Zuma, pues él mismo es zulú, y el ex primer ministro de
KwaZulu-Natal, Zweli Mkhize.
Como
parte de la ceremonia, las mujeres jóvenes bailan con el pecho desnudo para su
rey, y cada doncella lleva una larga caña, que luego se deposita cuando se
acercan a éste.
Las
muchachas tienen cuidado de elegir sólo las cañas más largas y más fuertes, y
luego llevarlas elevándolas por encima de sus cabezas en una procesión lenta.
Las cañas se presentan al rey en el palacio real de eNyokeni en Nongoma,
Zululand.
La procesión
es dirigida por la princesa zulú principal, que toma un papel prominente a
través del festival. Si la caña se rompe antes de que la niña llegue a ese
punto, se considera una señal de que ella ya es sexualmente activa.
El
evento, que se ha convertido en un punto de referencia popular en el calendario
del turismo cultural, es organizado con la colaboración de la familia real. La
fiesta supone una oportunidad para generar beneficios socioeconómicos para las
comunidades locales. Los organizadores de la ceremonia han aplicado
ocasionalmente normas estrictas sobre los fotógrafos, ya que algunos de ellos
han sido acusados de publicar imágenes de los ritos en sitios Web
pornográficos.
Fotos RAJESH JANTILAL AFP
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