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El vídeo dura exactamente
cincuenta y dos segundos. Está registrado con un teléfono móvil desde el
asiento del copiloto de un coche y muestra la construcción del acerado en el
Camino de Alfacar, en el término municipal de la capital, financiado con fondos
del Programa de Fomento de Empleo Agrario (PFEA), antiguo PER. Un tramo de
doscientos metros, aproximadamente, donde se pueden contabilizar hasta
cincuenta y dos albañiles. «Ahora vamos a ver cómo gasta el dinero el Ayuntamiento
de Granada», dice uno de los autores de la grabación en referencia a la gran
cantidad de operarios congregados en un espacio tan escaso y a la aparente
falta de actividad de algunos de ellos. «Hay dos para que no se caiga la
bandera», comenta el locutor respecto a las dos personas que señalizan el
comienzo de las obras a los conductores. «Los carrillos cargados hasta los
topes», ironiza para denunciar exactamente lo contrario, que van vacíos. La
cuestión es que este pasaje se ha convertido ya en viral en las redes sociales.
Sus reproducciones se cuentan por miles.
La polémica está servida. Más
allá del tono de denuncia y la evidencia de las imágenes, la secuencia también
alimenta el sempiterno debate respecto al PER, su utilidad y sus finalidades.
Miguel Ángel Fernández, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Granada
-entidad solicitante del PFEA-, reconoce que hay momentos puntuales en «que no
hay suficiente tajo para todos» mientras se ordena el trabajo y se van
finalizando tareas para que el proyecto siga avanzando. En este caso, la
'Remodelación de la plaza del poeta Garcilaso de la Vega y la construcción del
acerado en el Camino de Alfacar', para lo que se ha liberado un presupuesto de
798.656 euros con cargo al PFEA de 2017. De esta cantidad el Consistorio de
Granada aporta 78.183 euros.
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Miguel Ángel Fernández
subraya la difícil labor de coordinación que tiene que realizar la dirección técnica,
en este caso del Ayuntamiento, para administrar con la mayor eficiencia todos
los trabajadores que, según recalca el edil, cumplen rigurosamente tanto los
horarios como las funciones que se les asigna. Respecto a los detractores del
PER, el edil recuerda que estamos ante un programa de solidaridad con los
desempleados agrarios y que muchos de los beneficiarios forman parte de
colectivos con necesidades especiales, como familias monoparentales o mayores
de cuarenta y cinco años, «que sólo tienen la oportunidad de emplearse gracias
al PER y gracias a ello subsisten todo el año».
«A todo ello hay que sumar
que, más allá de la función social, la principal beneficiada es la propia
Granada, ya que se trata de una actuación que revierte en la ciudad», agrega
Miguel Ángel Fernández, quien niega rotundamente que se trate de un
«despilfarro».
Los trabajos que se están
desarrollando estas semanas en el Camino de Alfacar son realmente la tercera
fase de una intervención más amplia dirigida a la mejora de la seguridad vial y
la accesibilidad en esta zona del norte de Granada. La mano de obra supone la
partida más importante. Prácticamente, el setenta por ciento de la inversión
(537.947 euros). La subvención parte del Servicio Público de Empleo Estatal
(SPEE). Los materiales los sufraga la Junta de Andalucía (136.898 euros) y la
Diputación (45.633 euros). El Ayuntamiento pone 78.183 euros.
JORGE PASTORGRANADA
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