Juez
Mercedes Alaya
El escrache del que fue
objeto la juez Mercedes Alaya en octubre de 2013 tras unas declaraciones del
Caso ERE no sólo fue machista, sino
que además constituye un episodio de «violencia de género de baja intensidad».
Así lo ha dictaminado un juzgado de la Contencioso Administrativo de Sevilla que ha confirmado la sanción impuesta por el
Gobierno a uno de los sindicalistas que estuvieron presentes en
aquel escrache, una multa de 300 euros.
Se trata del escrache que se
produjo el 10 de octubre de 2013 a las puertas de los juzgados de Sevilla
cuando una concentración de unos 100 sindicalistas de UGT y Comisiones Obreras
esperaron a la juez Mercedes Alaya, entonces instructora del Caso ERE en el pasillo que discurre entre los edificios de
los juzgados y la Audiencia Provincial. Los
sindicalistas, que se concentraban en protesta por la detención de varios
miembros de ambas organizaciones sindicales implicados en la Operación
Heracles, gritaron e increparon a la instructora. Además de proferir gritos de
«libertad» en alusión a los detenidos, se dirigieron a la magistrada llamándola
«fea», «hortera», «fascista» e
«inquisidora».
Mercedes Alaya cu ando aún no tenía escolta
- ABC
Tras ello y a la par que el
Gobierno puso una escolta a la magistrada que aún mantiene, el Ministerio del
Interior decidió sancionar a los autores de los insultos con multas de 300
euros. Ahora uno de esos sindicalistas, A.S.C., que recurrió la citada sanción,
no sólo ha visto como el juzgado
confirma esa multa y desestima su recurso sino que además la
sentencia considera que se trató de un comportamiento machista y que podría ser
«violencia de género de baja intensidad» además de que hubo «poco respeto» por
la independencia judicial.
En una sentencia a la que ha
tenido acceso ABC, el juzgado desestima la demanda del citado sindicalista y
considera acreditados los hechos (el escrache) y la responsabilidad del
implicado. En este sentido, el juez recuerda que la sanción se basó en la
«alteración del orden público», producida «a raíz de los gritos que los concentrados dirigieron
a la magistrada instructora del caso en el que había sido
detenido algún dirigente sindical».
El juzgado recuerda que el
propio sindicalista sancionado reconoció que había participado en esa
concentración profiriendo gritos. Aunque tanto el sindicalista como sus
compañeros negaron que la llamaran «fea» u «hortera», esa versión «no se
corresponde con la realidad» ya que, según la sentencia «los hechos son conocidos de manera general y
absoluta por parte de los ciudadanos dado que el incidente de
la concentración fue objeto de retransmisión en diferentes medios de
comunicación». Unos vídeos en los que «se aprecia con claridad como se
profirieron tales gritos», dice el juez.
El escrache que increpó a Alaya en 2013-ABC
Por ello, el juzgado considera probado lo ocurrido,
considerando que se produjo «una alteración del orden público» tipificada en la
Ley sobre Protección de Seguridad Ciudadana y estima «proporcionada» la sanción
de 300 euros. Además el juez recuerda que la alteración no se produjo en
cualquier lugar público sino «a las puertas de los juzgados» y profiriendo gritos que
denotan «el poco
respeto que los vociferantes tienen de la independencia
judicial a la que pretendían someter mediante gritos de libertad para un
detenido que estaba siendo interrogado».
El juzgado asegura que «aplicando transversalmente la perspectiva de género,
los gritos de acoso dirigidos a la magistrada rezuman machismo y violencia de
género de baja intensidad» en referencia a los calificativos de«fea» y
«hortera».
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