“La sensualidad y el erotismo se
alimentan con la imaginación”. La mente es muy rica y
muy compleja, y es capaz de elaborar una historia para estimular la libido. «En realidad las fantasías y los sueños
eróticos sirven para liberar sensaciones sin el freno que ejerce la
racionalidad», afirma Alicia Galloti, sexóloga y autora de libros de
orientación sexual como «Nuestras fantasías más íntimas».
Las fantasías a veces responden a deseos inconscientes
y, en otros casos, hay una gran contradicción entre lo que se desea en la
cotidianidad y lo que elabora la mente. «En estos casos muchas personas se
sienten mal porque creen que se trata de deseos reprimidos o de un
desconocimiento de lo que en realidad les resulta excitante», insiste la
experta.
«Los valores morales están al margen de las fantasías,
dar rienda suelta a la imaginación es una buena manera de conseguir sentirse
seguro con uno mismo y mejorar la autoestima». Cuando las personas fantasean
con tener relaciones sexuales en lugares en los que pueden ser descubiertos
—como la playa, el probador de una tienda, durante el vuelo en un avión, un
tren, un baño público…— «generalmente tratan de revivir la excitación que
sentían en la adolescencia ante el miedo de ser descubiertos durante los
primeros escarceos sexuales», asegura Galloti. Esta búsqueda de rescatar la
carga de adrenalina de esas primeras experiencias es totalmente inconsciente.
En general, según comenta esta sexóloga, los hombres
no sienten culpa por tener fantasías y están muy acostumbrados a ellas, aunque
sí tienen dificultad para contarlas a su pareja por temor a que esta reaccione
mal, que lo malinterprete. Por el contrario, a las mujeres les genera mucha
culpa. «Niegan tenerlas hasta tal punto que, si tienen un sueño erótico, no lo
recuerdan la mañana siguiente».
Generalmente, las mujeres activan el deseo al imaginar
una historia, no les basta con la visualización de un cuerpo bonito o un pene.
Los hombres, no necesariamente la necesitan.
Las más frecuentes en mujeres
— Tener una relación sexual con uno o varios desconocidos, generalmente sin hablarse
y sin saber ni su nombre y que al finalizar el encuentro sexual no se vuelvan a
ver.
— Tener sexo con otra mujer, esta fantasía crea
bastante conflicto porque quienes la tienen temen que esto indique que son
lesbianas.
—Tener una relación sexual con un compañero del
trabajo en la oficina.
— Tener fantasías en lugares públicos donde pueden ser
sorprendidas. El miedo y la sensación de peligro disparan la adrenalina.
— Tener encuentros sexuales con hombres uniformados:
médicos, dentistas, bomberos, oculistas...
Las cinco fantasías que prefieren ellos
— Sexo de tres, con dos mujeres.
— Iniciar a una «Lolita».
—Tener sexo con una mujer desconocida que accede a
todos sus deseos incondicionalmente.
—Con una compañera de trabajo.
— Intercambio de pareja.
A. González
@agdiosdado1
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