En la provincia china de Guizhou existe una ladera
rocosa que quita el sueño a geólogos de todo el mundo que tras muchos años de
estudios no dan con una explicación científica completa a la llamada Chan Da
Ya, que traducido sería algo así como «acantilado que pone huevos». Lo cierto
es que cada 30 años en este lugar del monte Gandeng, de unos tres metros de
alto y veinte de largo, «crecen» piedras ovaladas que terminan cayendo al suelo
cual huevos tras ser incubados.
El fenómeno de la «puesta de huevos» se considera
único, por lo que los científicos llevan décadas estudiando el fenómeno «in
situ». Las numerosas pruebas dieron como resultado una respuesta a la formación
de piedras sobre la ladera pero no al por qué de sus formas redondeadas. El
caso es que mientras la mayor parte del monte Gandeng es de sedimentos más
duros, esta sección está hecha sobre todo de roca calcárea que se erosiona
fácilmente. Los huevos están hechos de roca mucho más dura, por lo que la
diferencia en el tiempo necesario para que los elementos pasen por los
diferentes tipos de roca explica el fenómeno de puesta de huevos.
Sin embargo, nadie ha sido capaz de explicar cómo una
sección calcárea que se formó hace 500 millones de años aún hoy sigue
transformándose y mucho menos por qué las piedras son todas redondas u ovales.
Un lugar de culto
Para los habitantes de la aldea de Gulu, de unas 150
familias, Chan Da Ya es mucho más que un enclave turístico. Durante
generaciones el acantilado era un lugar de culto hasta donde se desplazaban
para tocar estas «formaciones de Dios» y atraer la buena suerte. Muchas
familias conservaban en sus viviendas huevos de Chan Da Ya sin embargo, en los
últimos años, el lugar se ha vuelto tan popular que la mayoría de las piedras
se han ido vendiendo y las nuevas que están listas para caer son a menudo
robados por los cazadores de tesoros.
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